Productividad poco piadosa

Es la hora de redimir el tiempo confiando en Dios porque aunque los días son malos, Él es siempre bueno.
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Duerme bien. Organiza tu día. Haz ejercicio. Cuida tu alimentación. Limita los distractores. Pon límites. Sal un rato. Lleva un calendario. Repasa cada día. Trázate objetivos alcanzables. Di «no» a las cosas buenas. Desconéctate de las pantallas. Y así también, la productividad secular y los libros de autoayuda. Lo que falta en estos consejos es preguntar si Dios tiene algo que decir sobre el tema. Se consulta a la revelación natural, no a la especial. Pueden abundar los principios, pero ¿faltan las realidades más importantes? No se recibe ningún sentido del pecado y de Satanás, ningún sentido de Dios y de la gloria, ningún sentido de la fe y del arrepentimiento, ningún sentido del cielo o del infierno, ningún sentido de las almas o de la inmortalidad. Todo lo que recibimos son unos cuantos consejos para navegar por el mundo. Nos mandan a remar hacia ninguna parte, pero con eficacia. Sin embargo, al acudir al libro de Dios, encontramos no sólo un consejo superior, sino un consejo sorprendente. Para aprovechar mejor el tiempo, para navegar por esta vida al máximo y para utilizar nuestro tiempo de la manera más sabia, debemos ser conscientes del escenario de nuestras vidas a este lado de la eternidad: los días son malos.

Tiempo redimido para los días malos

Para saber cómo vivir, hay que saber cuándo se vive. Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.(Efesios 5:15-16) Tened cuidado: observa con atención, haz un inventario, considera; Cómo andáis: cómo vives, dónde pones tus pies, a dónde te llevan tus pasos; No como insensatos, sino como sabios: escuchando, obedeciendo y navegando por la vida atendiendo a la voz de Dios; Aprovechando el tiempo (literalmente, «redimiendo el tiempo») – redimiéndolo otra vez de ociosidad, de falta de propósito, de pecado y de Satanás; Porque los días son malos. Pablo sabía que el mundo en el que vivía -el mismo en el que vivimos actualmente- tiene un «curso» rebelde; gobernado por un «príncipe», cuyos caminos son siniestros (Efesios 2:2). Para redimir nuestro tiempo, para caminar con sabiduría, para hacer que nuestra vida cuente y evitar la destrucción, debemos ver lo mismo que Pablo: un mundo en guerra con su Hacedor y a nosotros mismos viajando por ese mundo.

Nuestro enemigo ocupado

¿Puedes discernir los tiempos en los que vivimos? Sintoniza cualquier canal de noticias, habla con cualquiera de tus vecinos, echa un vistazo a las publicaciones en las redes sociales, considera por un momento los miles de bebés asesinados legalmente en las instalaciones del vecindario y pon tu oído en el coro de gemidos de la creación. Nos encontramos con el mismo mensaje: Los días son malos y oscuros. Sin embargo, a menudo fallamos en darnos cuenta. Los tiempos modernos no vienen a nosotros vestidos de negro y sosteniendo una horquilla. Navegamos con lujo en nuestros cruceros de autoayuda, deslizándonos bajo cielos despejados y clima cálido. Aún así, el apóstol Pablo nos sitúa en un barco de guerra, surcando peligrosas olas con la amenaza de aviones enemigos por encima, torpedos por debajo y motines en el interior. Sí, festejamos. Sí, nos reímos. Sí, celebramos todo lo que Dios ha hecho y está haciendo y seguramente seguirá haciendo aunque también nos lamentamos. También pecamos. También vemos cosas que retuercen el alma con dolor y horror y mientras Satanás nos distrae y tienta a la ociosidad y a las vidas desperdiciadas, es un enemigo ocupado, que caza en lo que sabe que es tiempo prestado. Spurgeon enciende la alarma así: ¡Un cristiano perezoso! ¿Existe un ser así? ¿Un cristiano a medio tiempo? De un cristiano que no trabaja para su Señor; ¿cómo hablaré de él? El tiempo no tarda, la muerte no tarda, el infierno no tarda. Satanás no es perezoso, todos los poderes de las tinieblas están ocupados: ¿cómo es que tú y yo podemos ser perezosos, si el Maestro nos ha puesto en su viña? Seguramente debemos estar vacíos de entendimiento si después de haber sido salvados por el infinito amor de Dios, no nos damos a Su servicio. Navegamos en una zona de guerra: los días son malos y las almas se ganan o se pierden cada día. ¿Es ahora el momento y este mundo el lugar para descansar? ¿Estamos en casa? ¿No hay un verdadero cielo al final de un camino estrecho y duro? Los malos tiempos deben ser enfrentados con una vida sabia, decidida y redimida. Mira bien cómo andas, porque los días son malos.

Diez vidas más

Al final de La lista de Schindler, cuando Schindler huye de su casa después de haber ayudado a más de mil judíos a escapar de los campos de exterminio nazi, los judíos supervivientes le agradecen todo el trabajo incansable y el sacrificio que soportó en su nombre. Su respuesta es escalofriante: «Podría haber sacado más… tiré tanto dinero». Mira su coche, su reloj, sus posesiones y se pregunta: «¿Por qué me quedé con el coche? Eran diez vidas más. Este es el broche de oro: dos vidas más”. Schindler no se lamenta de no haber visto más televisión o de no haber hecho más ejercicio o de no haber puesto límites a su correo electrónico: se lamenta de no haber aprovechado el tiempo, de no haber hecho lo que podía para salvar vidas durante sus días de maldad. ¿Cuántos de nosotros, entre los que me incluyo, llegaremos a nuestro final y diremos: esta serie de televisión – podría haber sido diez vidas más? En lugar de este vano pasatiempo, ¿quién más pudo haber escuchado y creído? No pretendo extralimitarme y cargar las conciencias mientras disfruto de las cosas buenas de la tierra. Los demonios, no la sabiduría, prohíben el bien que Dios ha creado y nos ha dado (1 Timoteo 4:3). Espero despertarnos de nuevo a la brevedad y gravedad de nuestros días, para que estos dones inspiren vigilancia y no negligencia. Tenemos trabajo que hacer y debemos trabajar mientras es de día, mientras podamos.

El momento es ahora

¿Cómo estás viviendo? ¿Estás caminando como sabio o como necio? ¿Estás aprovechando al máximo el tiempo, o estás esclavizado a la trivialidad y al pecado? ¿Has calculado que los días son malos? La Escritura traza el camino para redimir nuestro tiempo. Si nos fijamos únicamente en el resto de Efesios, lo veremos: Ahora es el momento de saber cuál es la voluntad del Señor (Efesios 5:17), de estar llenos del Espíritu (Efesios 5:18), de cantar canciones e himnos de corazón (Efesios 5:19), de dar gracias en todo al Padre, por medio del Hijo (Efesios 5 20), de seguir la voluntad de Dios para el matrimonio, la familia y la sociedad (Efesios 5:21-6:9), de mantenerse firmes en el Señor y en su fuerza y armadura (Efesios 6:10-20) -porque estos días son días malos. Ahora es el momento de orar, ahora es el momento de ayunar, ahora es el momento de animarnos unos a otros al ver que el día se acerca. Ahora es el momento de reconciliarse con los que no hemos perdonado, de amar a los que no son amables, de compartir el evangelio con esa persona que suponemos que Dios no va a salvar, de confesar ese pecado secreto a un hermano o hermana de confianza, de vivir más sin reservas para la gloria de Dios. Ahora es el momento de dejar que nuestro discurso esté sazonado con sal, de dejar que nuestras luces brillen ante un mundo en pánico y de proclamar las excelencias de nuestro Cristo. Ahora es el momento de denunciar la carnalidad, de rechazar la apatía y de aferrarnos a Cristo como nunca antes. Es la hora de redimir el tiempo confiando en Dios porque aunque los días son malos, Él es siempre bueno.

Greg Morse

Greg Morse es escritor del personal de desiringGod.org y se graduó de Bethlehem College & Seminary. Él y su esposa, Abigail, viven en St. Paul.

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