Todo es para Él; Y no le dieron gracias

Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. (Romanos 1:21)
Todo es para Él; Y no le dieron gracias

Muchas veces pensé y pensé sobre por qué Dios dice en Su Palabra que el hombre le conoce y sabe que existe pero no le da gracias:

Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. (Romanos 1:21)

Hoy estaba reflexionando en mi vida, de dónde Dios me sacó y donde estoy hoy. Miraba el techo que se sostenía sobre mi cabeza y pensaba: no lo merezco. Nada bueno merecemos tu y yo. Por causa del pecado el hombre no merece la vida, la paga por el pecado es la muerte y una muerte eterna. ¿Y por qué el hombre sigue naciendo y viviendo? Por la paciencia y la misericordia de Dios.
 

Dios habría podido con toda justicia exterminar a Adán y Eva cuando pecaron y de esa manera erradicar por completo la raza humana y el pecado. ¡Pero no! Dios en su amor ya tenía un plan de redención trazado y entretejido en su soberana voluntad, que por siglos y siglos fue oculto al entendimiento del hombre (Colosenses 1:26). Dios cubrió su pecado con pieles (Génesis 3:21), prefigurando la intención de Dios de limpiarlos de su pecado. Y bloqueó el acceso al árbol de la vida ¡qué maravilla! para que no sea esa su condición perpetua (Génesis 3:22). Pero… ¿por qué? ¿qué necesita Dios del hombre para que planee su redención a tan alto costo (la vida de su único Hijo)?

La respuesta es nada, Dios no necesita. La necesidad pertenece al hombre no a Dios. Él es un ser que por la eternidad pasada ha vivido por siempre feliz y en una perfecta y plena comunión consigo mismo. Pero Dios quiso amarnos y glorificarse por medio de ese amor al exaltar a la segunda persona de la trinidad (Cristo) por sobre todas las cosas. (Juan 3:16; Colosenses 1:18,20,22).

Dios nada necesita de nosotros y nosotros nada bueno merecemos de Él.

Esto nos habla de su amor, de su voluntad en dar, en conceder dones y favores, y ser glorificado a través de ello (Santiago 1:17). Que Dios busque su propia gloria no es un capricho divino ni es ostentoso ni egoísta. Por el contrario, lo mejor que puede sucederle a toda la creación es que Dios busque a través de ella su propia gloria. ¡Que Dios sea exaltado es lo mejor que le puede pasar al hombre! ¿buscas experimentar satisfacción a límites impensados? No desperdicies tu vida en las drogas, fama, dinero, o sexo ilícito… son cisternas rotas que no retienen agua (Jeremías 2:13), son pozos secos. Cristo es la fuente de agua de vida verdadera, él dijo que aquel que de él bebe… ¡jamás volverá a tener sed! (Juan 4:14).

John Piper es un autor que admiro grandemente y oro que Dios me dé lo que de Cristo hay en su vida. Y entre sus enseñanzas que han marcado mi vida es la de disfrutar a Dios por sobre todas las cosas (hedonismo cristiano), perseguir el placer en Dios toda nuestra vida.

El mayor regalo que Dios nos ha dado es Él mismo. No hay algo más maravilloso que dar en el universo, puedes recorrer las galaxias y hallar cosas inimaginables a nuestra mente humana, que podrían captar tu deleite por siglos y extasiarte grandemente. ¡Pero imagina cuán superlativamente mayor es aquel que las creó! Y como enseña el primer capítulo de Colosenses: Todas las cosas en Cristo fueron creadas.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. (Colosenses 1:16-17)

Volviendo al primer pensamiento: tenemos todo por agradecer a Dios: La posibilidad de vivir, de disfrutar su creación, de respirar, de casarnos, de tener hijos, de poder sentir amor y miles de otras cosas maravillosas en nuestra vida. Por sobre todas, que Dios nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz (Colosenses 1:12-13). Nos ha redimido y reconciliado en la sangre de la cruz y en la muerte de Cristo. ¡Gloria a Dios por eso!

Sin duda el hombre que sabe la existencia de Dios y no le da gracias, es un ciego que no agradece la mano que le lleva el alimento a la boca.

Solo hay dos clases de hombres: pecadores, y merecedores del castigo eterno; o redimidos, y cubiertos por la justicia de Cristo.

A los primeros les llamo al arrepentimiento de su pecado y a depositar su fe solo en el sacrificio sustitutivo de Cristo en la cruz. A los segundos les llamo a deleitarse en Dios por sobre todas las cosas, Él es lo único que puede saciar toda nuestra capacidad de sentir placer, satisfacción y plenitud. Deleítate en el Señor.

A ambos: sean agradecidos a Dios. ¿Qué tienen que no hayan recibido?

Este artículo fue publicado originalmente para el blog de Enrique Oriolo,  Antesupalabra.com

Enrique Oriolo

Enrique es co-fundador de Soldados de Jesucristo, actualmente sirve como misionero y pastor ordenado en la Iglesia Bíblica de City Bell, en Argentina. Está casado con Tamara y es padre de dos hijas, Luz y Paz.

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