¿Cómo se sufre con la discapacidad a la luz de la Biblia? Un testimonio real

Aunque el mundo vea la discapacidad como un obstáculo para la felicidad, el Señor la transforma en un medio de gracia.
Foto: Envato Elements

Casi todos conocemos a alguna persona que padece alguna discapacidad, ya sea de nacimiento, producto de un accidente o como secuela de algún padecimiento. La Biblia nos muestra algunos casos: un joven que nació ciego (Jn. 9), paralíticos que dependían de terceros para transportarse (Jn. 5), y hasta un príncipe heredero que, habiendo sufrido un accidente en su niñez, perdió de por vida la capacidad de caminar (2 Sam. 9).

Este tema no es ajeno a las Escrituras, las cuales son útiles para que “el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2Ti. 3:17). La Biblia tiene verdades que hablan al indiscutible sufrimiento causado por la discapacidad, las cuales nos brindan certidumbre, fortaleza y esperanza.

“¿Por qué a mí?”

La pregunta “¿por qué a mí?”, resuena en la mente y el corazón, tanto del que nace con una discapacidad, como de aquel que comienza a sufrirla a una edad consciente. No pretendo entrar aquí en la mente de la divinidad para escudriñar Sus caminos, pero sí quiero brindar herramientas al pueblo de Dios que les ayuden a lidiar con este tipo de situaciones.

Debemos comenzar por entender que, según las Escrituras, todo mal que padecemos en el mundo es consecuencia del pecado, y la discapacidad no es la excepción. Vivimos en un mundo caído en el cual el pecado contamina y arruina todo lo que toca.

Hace un par de meses, en una playa en Brasil, aparecieron muertos miles de animales marinos. Si nos pusiéramos en el lugar de un pez fariseo, podríamos preguntarle al padre de todos los peces: “¿Quién pecó, él o sus padres?” (Jn 9:2). Pero las investigaciones científicas demostraron que la muerte de aquellos peces fue producto de la contaminación del agua.

Del mismo modo, las enfermedades y la discapacidad no siempre se originan en algún pecado personal o generacional. Así como aquellos peces vivían sumergidos en agua contaminada, nosotros vivimos en un mundo contaminado por el pecado, el cual infecta todo lo que toca y lo destruye hasta la muerte. Tal es el daño, que Dios tuvo que enviar a Su Hijo “para que el mundo sea salvo por Él” (Jn 3:17).

La discapacidad es un tema muy sensible, especialmente para quien lo vive en carne propia. No son pocas las personas que ahora mismo están sufriendo por causa de sus limitaciones físicas y se sienten incomprendidas. Algunas incluso manifiestan abiertamente que quienes no sufren sus mismas limitaciones no podrían aconsejarles sabiamente; que tendríamos que estar en sus zapatos para entender su aflicción.

La discapacidad es un tema muy sensible, especialmente para quien lo vive en carne propia. / Foto: Envato Elements

El testimonio de Flor

Por la gracia de Dios, tengo la enorme bendición de conocer personalmente a una mujer con la que hemos trabajado por mucho tiempo y quien, en cierto momento de su vida, perdió uno de sus miembros. La llamaremos “Flor”. He sostenido con ella un diálogo que hoy quiero compartir aquí. Espero en el Señor que sus palabras sean usadas para edificar a quienes estén padeciendo condiciones similares, así como para movernos a todos a la reflexión.

Entrevistador:

Flor, si Dios permitiera que yo perdiera un miembro de mi cuerpo, ¿cómo sé que me ama?

Flor:

Antes de perder mi pierna izquierda yo no era creyente. Pensaba que el objetivo de mi vida era solo disfrutarla, y me preocupaba más por las cosas materiales. Me preocupaba especialmente por mi cuerpo y lo relacionado con la belleza física porque esta impacta bastante al mundo en general. Una vez que tuve el accidente, decidí seguir adelante, con pierna o sin pierna, porque seguía viva. Además, estuve y he estado rodeada de personas que me han brindado mucho amor.

Catorce años después del accidente, el Señor abrió mis ojos y mis oídos espirituales, y me hizo Su hija. Él cambió mi corazón y me enseñó lo hermosa que es Su creación. Me mostró también que las cosas materiales en las que antes me deleitaba se habían convertido en mis ídolos, y las cambió por ese amor incalculable que me ha dado y que yo no cambiaría ni por todo el oro del mundo (Mt 13:44). Él me ha enseñado que no es la belleza física lo que importa, sino la belleza interior, la del corazón (1S 16:7), porque lo material pasa, al igual que este cuerpo que un día volverá al polvo.

También entendí una enseñanza del Señor sobre perder un miembro: “Si tu mano o tu pie te hace pecar, córtalo y tíralo. Es mejor que entres en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies, ser echado en el fuego eterno” (Mt 18:8).

Él me ama tanto que no permitió que yo muriera en el accidente, sino que viviera para concederme el milagro más grande: la salvación de mi alma. Él me amó por Su gracia, porque tiene misericordia del que quiere tener misericordia (Ex 33:19). Su palabra es verdad, y creo que Él “al que ama, disciplina” (Heb 12:6), y que me ha traído “con lazos de amor” (Os 11:4) para que glorifique Su santo nombre. No puedo pasar por alto que fue por Su amado Hijo que recibí el perdón de mis pecados, porque Él ocupó mi lugar en aquella cruz. Por eso, cuando miro hacia la cruz, sólo puedo dar gracias por tan grande amor.

El evangelio también trae salvación, perdón, consuelo y esperanza a todos aquellos que sufren de alguna discapacidad. / Foto: Envato Elements

Entrevistador:

Flor, ¿crees que es posible servir a Dios si padezco una discapacidad?

Flor:

¡Claro que sí! Servir a Dios es un privilegio y una bendición. Si Él me amó primero ¿cómo no voy a responder a ese amor que me ha brindado? No se trata de que yo le deba un favor, sino de que Él merece toda gloria y honra, pues Él es “Rey de reyes y Señor de señores” (Ap 19:16). Para servir a Dios no es necesaria alguna condición física o material, sino solo tener disposición de corazón y amor a Su obra. No solo se sirve a Dios en la iglesia, sino que se puede hacer en cualquier lugar con tus acciones, con tu testimonio y proclamando Su Palabra.

Entrevistador:

¿Qué lección me da Dios cuando me deja incapacitado?

Flor:

Yo había confiado en mí misma y creía que todo lo podía controlar, pero Dios me ha enseñado que solo debo confiar en Él y depender solo de Él. Hoy me aferro a Sus promesas, como la de Isaías 41:10:

No temas, porque Yo estoy contigo;
No te desalientes, porque Yo soy tu Dios.
Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré,
Sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia.

Entrevistador:

¿Te has preguntado por qué Dios no hizo un milagro para preservar tu miembro perdido, devolvértelo, o para que tu situación vuelva a la normalidad?

Flor:

Primeramente, reconozco que el milagro que yo en verdad necesitaba ya lo hizo Jesús en la cruz al dar Su vida por mí, que soy pecadora. Ese es el milagro más grande posible. Luego, me atrevería a decir que, si Dios me hubiera preservado o devuelto mi pierna, tal vez aún estaría yo inmersa en el mundo y perdida en mis delitos y pecados. Muchas veces le pedí a la gente que orara por mí mientras yo no lo hacía, y esperaba que Dios hiciera el milagro con la intención de volver yo a los mismos pasos en que andaba. Pero Dios, que es misericordioso, me rescató de ese mundo de perdición y me trajo a Su reino de gloria (Col 1:13-14).

Aunque es difícil comprender el por qué de una discapacidad, la Biblia y la providencia divina muestran que, al final, todo obrará para bien de los hijos de Dios. / Foto: Envato Elements

Flor perdió su pierna izquierda en un accidente de motocicleta hace 27 años. Como vemos, ahora puede ver la misericordia y el amor de Dios precisamente en aquel incidente, aún con sus consecuencias y sus secuelas físicas. Si lo vemos desde la perspectiva correcta, es decir, desde la perspectiva eterna, mediante aquel suceso doloroso Dios salvó la vida de Flor. Como bien le dijo Jesús a Su siervo Pedro: “Ahora tú no comprendes lo que Yo hago, pero lo entenderás después” (Jn 13:7).

Mi discapacidad y Dios

En medio de la discapacidad, debes recordar que Dios conoce tu situación, que no te ha olvidado, que te sigue amando, y que, aunque el mundo tal vez no te considere útil, sí eres útil en las manos de Dios. Eres un instrumento para Su gloria: aunque para el mundo seas un discapacitado, puedes estar seguro de que no lo eres para Dios.

La mayor discapacidad que una persona puede padecer consiste en vivir apartada de Dios. En cambio, si confías en Él, verás que aún tu discapacidad puede ser usada para Su gloria. El Señor le dijo al apóstol Pablo: “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad”, a lo que él respondió: 

Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2Co 12:9-10).

Así, en conclusión, la mejor forma de sufrir la discapacidad es viéndola a la luz de la eternidad. Aunque muchos la vean como un obstáculo, Dios la convierte en un medio de gracia. Cierro este artículo invitándote a considerar los siguientes contrastes:

  • Tu discapacidad sin Cristo quizá te habría llevado a preferir la muerte. Tu discapacidad en Cristo te mostrará que el vivir es Cristo.

  • Tu discapacidad delante de los hombres puede llevarte a ser excluido. Tu discapacidad en Cristo te mostrará cuán amado eres.

  • Tu discapacidad en el mundo es una gran excusa para no actuar. Tu discapacidad ante Dios no es una excusa, sino una ocasión para que Él muestre Su poder.

  • Tu discapacidad es incomprensible para tu mente finita. Tu discapacidad en la mente de Dios tiene un propósito.

  • Tu discapacidad es dolorosa y pesada cuando la cargas con tus propias manos. Tu discapacidad en las manos de Dios puede ser tornada en verdadera paz y gozo.

Tu discapacidad puede mostrarte el amor de Dios, pues “sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito” (Ro 8:28).

9Marcas

El Ministerio 9Marks en Español existe para equipar con una visión bíblica y recursos prácticos a líderes de iglesias para que la gloria de Dios se refleje a las naciones a través de iglesias sanas.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.