Hombre y mujer de Dios: ¡inicia bien tu día!

En este artículo, se nos recuerda que es bueno que los hombres y mujeres de Dios inicien sus días enfocados en el Señor y Sus mandamientos.
Foto: Envato Elements

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«Tu jefe ha muerto. Vas a ocupar su lugar».

No son las palabras que esperaríamos que acompañaran a un ascenso. Pero así es como comenzó el nuevo rol de Josué. Así es como Dios le dio a Josué la aleccionadora noticia:

Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que Yo les doy a los israelitas (Jos 1:2).

En otras palabras: «Josué, tu primera tarea como sucesor de Moisés ―el Moisés― es hacer lo único que tu mentor no pudo hacer: llevar a Israel a la tierra prometida».

¿Cómo crees que se sintió Josué? ¿Competente y confiado? ¿O temeroso y tímido? Los versículos siguientes sugieren que se sentía inseguro y nervioso.

Aprender de un líder excepcional

La inminente conquista de Canaán se había cernido sobre  los israelitas durante los últimos cuarenta años, toda una generación creciendo a la sombra del fracaso de sus padres. Por eso, solo en el primer capítulo, Dios le dice a Josué cuatro veces que «sea fuerte y valiente».

Sin embargo, tal vez había una sombra aún mayor: el legado de Moisés, su mentor y héroe. Moisés, que estuvo cuarenta días y cuarenta noches en la atronadora montaña. Moisés, que habló cara a cara con el Dios incomparable. Moisés, que trajo sobre Egipto las diez plagas y liberó al pueblo de Dios de cuatrocientos años de esclavitud. Moisés, que partió el mar y procedió con confianza a reclamar las promesas de Dios.

Josué no era Moisés. La presión era grande. La tarea era desalentadora. La responsabilidad era real y la necesidad apremiante. ¿Cómo iba a liderar?

Tal vez puedas identificarte de alguna manera con esto. Tal vez hayas asumido responsabilidades recientemente. Tal vez las altas expectativas de un líder anterior persistan. O puede que seas consciente de tus limitaciones en cuanto a capacidad, experiencia, conocimientos o dones. Tal vez estés asumiendo un papel de liderazgo en tu iglesia. Sea cual sea tu responsabilidad, Josué ofrece lecciones enriquecedoras para todo líder. En contraste con los jueces posteriores, Josué rara vez fracasó moralmente o de manera práctica. ¿Qué podemos aprender de este notable líder?

Entre las muchas lecciones, consideremos una: siempre que tenía que estar a la altura de las circunstancias, Josué empezaba por prepararse para la ocasión. Es decir, se levantaba temprano.

En ocasiones, los creyentes podemos llegar a experimentar una gran presión al asumir nuevas y grandes responsabilidades. Ante esto, la Escritura nos instruye y anima con varios principios que iluminan nuestro camino. / Foto: Unsplash

Josué, levántate temprano

¿Dónde vemos a este líder levantarse para la ocasión? Cuatro veces en el libro de Josué, se nos dice específicamente que se levantó temprano, es un estribillo en la historia. Empecemos por el río Jordán.

1. En el Jordán

Josué se levantó muy de mañana; y él y todos los israelitas salieron de Sitim y llegaron al Jordán. Allí acamparon antes de cruzar (Jos 3:1).

¿Te imaginas a Josué de pie a orillas del Jordán? La imagen de Moisés al borde del Mar Rojo debía de estar muy presente en su memoria. Quizá los israelitas también vieron la sombra. ¿Qué ocurriría? ¿Desfallecería Josué ante una tarea imposible? ¿O sería fuerte y valiente y seguiría el camino que tenía ante sí?

Josué dio el paso de la fe.

Pero su primer paso no fue en el lecho seco del río. Fue en el suelo, junto a su propia cama. Aunque la multitud vio la fe poderosa de Josué, una fe que confiaba en que Dios dividiría las aguas, Josué no empezó a confiar en Dios de repente. Él ya había estado caminando en la fe, y una pequeña evidencia es el detalle de que se levantó temprano. Sabía lo que su Señor esperaba de él, y salió con fe.

2. Fuera de Jericó

El impulso de ese paso llevó a Israel al otro lado del río, hasta Jericó. Dios le dijo a Israel que marchara alrededor de la ciudad. Josué cumplió la orden de Dios con prontitud.

Josué se levantó muy de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca del Señor. Los siete sacerdotes llevando las siete trompetas de cuerno de carnero iban delante del arca del Señor, andando continuamente y tocando las trompetas. Los hombres armados iban delante de ellos y la retaguardia iba detrás del arca del Señor mientras ellos seguían tocando las trompetas… Así lo hicieron por seis días (Jos 6:12-14).

Josué siguió confiando en Dios. Dirigió al pueblo con fuerza, valor y fe. Él (y el pueblo) se levantaron temprano para no demorar la obediencia. La fe en Dios y la fidelidad a Dios significaron, al menos en esta ocasión, un saludo al amanecer.

Josué siguió confiando en Dios. Dirigió al pueblo con fuerza, valor y fe. Él (y el pueblo) se levantaron temprano para no demorar la obediencia. / Foto: Fabian Struwe

3. Después de la derrota

En el capítulo siguiente, nos enteramos de que Israel fue derrotado por Hai a causa del ladrón de tesoros Acán. Dios le dice a Josué que haga un inventario. ¿Qué hace Josué?

Josué se levantó muy de mañana, e hizo acercar a Israel por tribus, y fue designada la tribu de Judá (Jos 7:16).

El resto ya lo conoces. Acán es juzgado, e Israel avanza en su conquista.

¿Y si Josué se hubiera acobardado ante la confrontación? ¿Y si el miedo al hombre le hubiera llevado a postergarlo? ¿Habrían perecido más israelitas? No lo sé. Pero sé que fue activo en su fe y que trató el asunto con rapidez, empezando por madrugar.

4. En la batalla

Por último, después de limpiar la casa, Dios fortaleció a Josué:

No temas ni te acobardes. Toma contigo a todo el pueblo de guerra y levántate, sube a Hai. Mira, he entregado en tu mano al rey de Hai, su pueblo, su ciudad y su tierra (Jos 8:1).

En lugar de cruzarse de brazos o quedarse dormido, «Josué se levantó muy de mañana, pasó revista al pueblo y subió con los ancianos de Israel frente al pueblo de Hai» (Jos 8:10). Hizo caso de la exhortación a ser «fuerte y valiente» porque el Señor estaba con él. Las promesas de Dios no fueron una excusa para que Josué se durmiera, sino que le dieron fuerzas para levantarse y para hacerlo antes de lo que lo habría hecho de otro modo.

El poder de las mañanas bien utilizadas

La esperanza en la Palabra de Dios es lo que vincula la disciplina diurna de Josué con el tema más amplio de las mañanas en las Escrituras. Cuando un líder tiene un trabajo importante que hacer en la Biblia, a menudo comienza temprano en la mañana.

Abraham se levantó temprano para ir a discernir la situación de Lot (Gn 19:27-28). Isaac se levantó temprano cuando llegó el momento de ultimar su reconciliación con Abimelec (Gn 26:31). Moisés decidió enfrentarse al Faraón por la mañana temprano (Ex 8:20; 9:13). Job madrugó para interceder por sus hijos (Job 1:5). Y esto no se aplica solo a los hombres. Las Escrituras elogian a la mujer de Proverbios 31 porque «se levanta cuando aún es de noche» para preparar su casa para el éxito en el amanecer (Pro 31:15).

Está claro que muchos líderes de la Biblia conocían la importancia de levantarse para la ocasión. Quizá vieron lo mismo que los salmistas. Los poetas de Dios se deleitaban inusitadamente (y con frecuencia) en el amanecer:

Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; 

De mañana presentaré mi oración a Ti, 

Y con ansias esperaré (Sal 5:3).

Sácianos por la mañana con Tu misericordia, 

Y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días (Sal 90:14).

Me anticipo al alba y clamo; 

En Tus palabras espero (Sal 119:147).

Por la mañana hazme oír Tu misericordia, 

Porque en Ti confío  (Sal 143:8).

En el Nuevo Testamento, tenemos verdaderos atisbos de los hábitos de sueño (y de levantarse) de Jesús:

Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba (Mrc 1:35).

En medio de las apremiantes necesidades del ministerio, Jesús daba prioridad a una cosa por encima de todo: reunirse con Su Padre en oración. Y con ese fin, a menudo encontraba oportunidades adecuadas en forma de madrugadas.

Cuando un líder tiene un trabajo importante que hacer en la Biblia, a menudo comienza temprano en la mañana. (Ej. Josué 7:16). / Foto: Jhon Montaña

La oportunidad del amanecer

El ejemplo de Josué no es una orden de poner todas las alarmas a las cinco en punto. Sin embargo, sí es una carga de responsabilidad, un legado de fidelidad y una sabia pauta para madrugar.

El amanecer es una oportunidad. No es la solución para todos, en cada momento, para cada estación. Necesitamos prudencia al aplicar este principio. Puede haber momentos en los que negarse a madrugar podría ser una irresponsabilidad. (Si Josué no hubiera marchado durante la noche, por ejemplo, Israel no habría rescatado a los gabaonitas [Jos 10:9]) Hay una temporada para todo bajo el sol, y para cada patrón de sueño.

Si Dios nos ha hecho líderes y nos ha dado responsabilidades sobre los demás, podríamos preguntarnos: ¿Cómo puedo ser un mejor administrador de las responsabilidades que Dios me ha dado? Se nos juzgará más estrictamente, sobre todo si dirigimos una iglesia local (Stg 3:1; Heb 13:17). Por lo tanto, debemos ser aún más diligentes. Parte de la respuesta podría ser el compromiso de levantarnos temprano, e ir tras Dios y los llamados que nos ha dado. Josué lo hizo, ¿por qué no tú y yo?



Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.

Andrew Ballard

Andrew Ballard y su esposa Brooke trabajan en el ministerio juvenil en la Iglesia Bautista Bethlehem en Minneapolis, MN. También es estudiante en el Seminario Bethlehem y editor contratado de The Great Commission Collective.

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