Iglesias acogedoras o “desiglesiados” reformados

Tenemos que agradecer a Dios por el crecimiento en el número de personas en Latinoamérica interesadas en conocer más acerca de la Palabra de Dios y tener una relación significativa con Él.
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He tenido el privilegio en estos muchos años de pastoreo, de servir en iglesias grandes y con un número creciente de nuevos miembros. Hay muchas ventajas y oportunidades en iglesias numéricamente fuertes. Por otro lado, también hay algunas áreas que son desafiantes: una de ellas es ser una iglesia acogedora que promueva la integración de nuevos miembros. Tenemos que agradecer a Dios por el crecimiento en el número de personas en Latinoamérica interesadas en conocer más acerca de la Palabra de Dios y tener una relación significativa con Él. Muchas de estas personas buscan iglesias históricas y tradicionales que se caracterizan por su firmeza doctrinal y la solidez de sus enseñanzas. Sin embargo, no pocas de estas personas asisten a estas iglesias solo por un corto tiempo y las dejan, porque no se sienten bienvenidos o porque no pueden ser parte de la comunidad. Lo que pasa es que, en muchas de estas iglesias históricas, los miembros más antiguos se conocen, se casan entre ellos, son parientes y amigos, crecieron juntos y forman una especie de núcleo originario y fundacional de la iglesia que es cerrado y de difícil acceso para los demás. Por un lado, este hecho innegable aporta solidez, continuidad, identidad y seguridad a la iglesia como institución. Por otro lado, si no hay la gracia necesaria, este hecho se convierte en un obstáculo para la llegada de nuevos miembros, la formación de un nuevo liderazgo y la recepción de la próxima generación que no necesariamente estará formada por los hijos y nietos del núcleo central. Creo que los siguientes puntos deben ser tomados en consideración por todos los miembros de numerosas y crecientes iglesias históricas: Primero, Dios está obrando en el mundo y llamando a Sus elegidos, la verdadera Iglesia de Cristo. Es un gran privilegio para nosotros recibir a estas personas y acogerlas con nosotros, porque somos parte de un mismo cuerpo. Segundo, estas personas provendrán de diferentes tradiciones, diferentes iglesias, diferentes costumbres y diferentes prácticas. Muchos vendrán tatuados, otros con el pelo teñido de verde, otros se sorprenderán con nuestro “culto tranquilo”, otros no están acostumbrados a la estructura de una iglesia tradicional y sus grupos internos. Pero vendrán porque quieren escuchar la Palabra de Dios. Tercero, la Iglesia no nos pertenece a nosotros, sino al Señor. La Iglesia no debe ser un lugar cómodo y seguro donde nos refugiarnos los domingos, sino un lugar para desafiar nuestra comodidad y nuestra confianza. Cuarto, debemos estar siempre abiertos al cambio y adaptar en nuestra estructura y en nuestro culto, aquello no es contra a la Palabra de Dios y nuestros símbolos de fe, para servir mejor y acoger a la nueva generación que se acerca. Este proceso es impulsado por el Espíritu de Dios a través de los pastores y ancianos que han sido elegidos como líderes espirituales de la comunidad, pero sin la participación y compromiso de cada miembro, estas iglesias experimentarán un fenómeno bien conocido: verán la llegada de la primera ola de partes interesadas en la fe reformada y los verá una y otra vez retirándose para convertirse en creyentes sin iglesia o creyentes de Internet. Habla con los visitantes. Recíbelos con un abrazo. Conversa mucho con ellos. Invítalos a asistir a reuniones, grupos y eventos de la iglesia. Interésate en sus vidas. Reserva una visita con ellos. Hazles sentir que la iglesia ofrece, además de la buena doctrina, aquella fraternidad recomendada por el Señor.

Augustus Nicodemus Lopes

Es un ministro presbiteriano, teólogo, profesor, conferenciante internacional y autor de éxito. Augustus tiene una licenciatura en teología en el Seminario Presbiteriano del Norte en Recife, Brasil, una Maestría en Teología en Nuevo Testamento de la Universidad Reformada de Potchefstroom, Sudáfrica, y un doctorado en interpretación bíblica en el Seminario Teológico de Westminster en Filadelfia. Él es también un pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana de Recife.

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