¿Son necesarios los estudios académicos para el ministerio pastoral?

¿Qué pasa si no tengo la oportunidad de estudiar formalmente? Una reflexión sobre el propósito de la capacitación académica.
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Charles Spurgeon dijo alguna vez lo siguiente:

No tendremos grandes predicadores si no tenemos grandes teólogos. No surgen grandes predicadores de estudiantes mediocres. El predicador que haya de conmover a las almas de manera auténtica no será el que es superficial en sus estudios. 

Uno de los recuerdos de mi tiempo en el salón de clases era entrar y ver esta frase, que sin duda dejaba a más de uno de mis compañeros desafiados. No es por nada que el Señor Jesús pasó la mayor parte de Su vida en esta tierra preparándose, y no es por nada que pasó tres años de entrenamiento intensivo con Sus discípulos. 

Entiendo que estudiar en un seminario es muy difícil para muchos pastores en el mundo, especialmente en Latinoamérica. Entiendo que hay muchos ministros fieles que están teniendo ministerios fructíferos sin estudios académicos. Sin embargo, en este artículo me propongo invitar a los pastores y a aquellos que están considerando el ministerio a que hagan el mayor esfuerzo posible por capacitarse en un seminario.

¿Es necesario tener estudios académicos para el ministerio pastoral?

Más de un pastor piensa que es suficiente con solo recibir la enseñanza de la iglesia. Estoy convencido de que esta es la realidad para algunos, y ruego a Dios que esto pueda darse en todas las congregaciones. Sin embargo, la mayoría de las iglesias locales no han llegado al punto en el que puedan preparar a sus líderes sin ayuda.

Pocas iglesias cuentan con expertos en los diferentes campos teológicos (exegético, sistemático, histórico y práctico). Pocas iglesias tienen bibliotecas sólidas. Pocas iglesias pueden crear una comunidad de aprendizaje donde los alumnos reciben, no solamente de sus maestros, sino los unos de los otros. Por eso, soy partidario de que las congregaciones deleguen parte de la formación académica para el ministerio a instituciones especializadas en ello. [1]

Como bien se ha dicho: “Los seminarios existen porque la iglesia no está haciendo la tarea de capacitar a los santos para la obra del ministerio”. Entonces, ¿es necesario tener estudios académicos? Los pastores de las iglesias han sido llamados, no solo a pastorear, sino también a ser aptos para enseñar, puesto que se les llama “maestros” (1Ti 3:2). Pero, el ser “apto” también incluye el contenido. Escuché de alguien decir: “¿Cómo puede un hombre enseñar a los creyentes como Cristo nos mandó si no ha estudiado?”. Tenía razón. Por ello creo que sería un gran beneficio para toda la congregación si los pastores asistieran a buenos seminarios.

Los pastores de las iglesias han sido llamados, no solo a pastorear, sino también a ser aptos para enseñar, puesto que se les llama “maestros” (1Ti 3:2). / Foto: Envato Elements

Me gusta mucho la ilustración de que el seminario es para el ministerio lo que el entrenamiento básico es para la guerra: se trata de un lugar seguro donde se puede adquirir herramientas como idiomas bíblicos, exégesis, homilética, teología sistemática, historia de la iglesia, etc. Ahora, el entrenamiento básico no es una guerra, así como el seminario tampoco es el ministerio pastoral. Un buen soldado siempre debería estar listo para la batalla (2Ti 2:15), pero antes necesita un período de entrenamiento para los desafíos más difíciles.

No estoy diciendo que una educación en el seminario es todo lo que necesitas para ser un buen pastor. Sin embargo, creo que los pastores pueden tener un ministerio más profundo y duradero si pueden invertir en una preparación como parte de su entrenamiento pastoral.

¿Cuál es la meta de los estudios académicos?

Los estudios académicos no son la meta en sí mismos: el punto no es ser un profesional. La meta no es tener colgado en la pared de tu oficina un papel que diga “Maestría en Divinidades” o las letras “PhD” antes de tu nombre. El seminario tampoco busca la exhibición personal. ¿Cuál es la meta entonces? Conocer a Dios y Su Palabra de una manera más profunda. El seminario solo es el medio por el cual podemos ser más eficaces en el ministerio. La meta es poder mostrar a Cristo y servir a los demás.

Como bien lo dice el pastor Donny Friederichsen: “El seminario es el medio y no el fin”. En un tiempo llegué a pensar que el simple hecho de tener muchos estudios teológicos me prepararía para las crisis. Sin embargo, el objetivo de un seminario es conocer a Dios más íntimamente, lo cual verdaderamente nos prepara para cualquier desafío. Pero debemos tener cuidado: uno de los mayores peligros es que, al aumentar el conocimiento, se pierda de vista lo más importante. Hay un dicho que ilustra este lamentable riesgo: “Cuanto más sabes, más probabilidades tendrás de olvidar”.

La meta no es tener colgado en la pared de tu oficina un papel que diga “Maestría en Divinidades”. La meta es conocer a Dios y Su Palabra de una manera más profunda. / Foto: Getty Images

¿Cuáles son los beneficios de los estudios académicos en el ministerio pastoral?

Algunos de los beneficios más notables de la preparación académica son:

  • Conocer profundamente las Escrituras y diferentes asuntos teológicos importantes para la vida cristiana y el ministerio pastoral.

  • Aprender a interpretar correctamente la Palabra de Dios.

  • Aprender acerca de corrientes teológicas o ministeriales con las que nos podemos encontrar estando en el ministerio.

  • Formar hábitos de lectura y estudio de la Palabra que serán indispensables en la vida del pastor.

  • Tener una introducción a recursos exegéticos y teológicos que se necesita para mantenerse fresco en el ministerio.

  • Obtener marcos y formas de organizar la verdad bíblica que no son de fácil acceso en otros lugares.
La preparación académica ofrece múltiples beneficios que enriquecen tanto la vida del estudiante como la de la iglesia a la que este servirá en su ministerio. / Foto: Envato Elements

Considera estos ejemplos que plantea John Frame [2]:

  • ¿Entiendes los pactos? Jesús vino a poner en vigencia el “nuevo pacto”. Pero ¿cuál es el nuevo pacto, y cómo es diferente del antiguo? Puedes aprender sobre esto en el seminario.

  • Jesús mostró en Lucas 24 que Él era el cumplimiento de las Escrituras. El Antiguo Testamento mostraba Su muerte y resurrección; no fue solo un accidente. Entonces, cualquiera que estudia las Escrituras puede ver que la Palabra de Dios nos dirige a Jesús. ¿Sabes cómo se conecta Cristo con parte de la Biblia? Puedes aprender eso en el seminario.

  • ¿Puedes entender cómo Jesús cumple las funciones de profeta, sacerdote y rey ​​del Antiguo Testamento? ¿Sabes qué diferencia trae la obra de Cristo al gobierno de la iglesia y a la vida cristiana en general? ¿Entiendes por qué Dios ve a la iglesia como Su pueblo, como el cuerpo de Cristo y como la novia de Cristo, y no solo como una colección de individuos? Eso también lo puedes aprender en el seminario.

  • ¿Puedes imaginar cuán rica podría ser tu enseñanza si pudieras leer las Escrituras en los idiomas originales y aprender a interpretar los textos en griego y en hebreo? Necesitas también aprender sobre los géneros literarios en la Biblia: la diferencia entre el paralelismo sinónimo y antitético, y en qué partes del texto un escritor hace énfasis en una estructura quiástica. Eso se puede aprender en el seminario.

  • ¿Cuánto sabes sobre la historia de la iglesia? La Escritura y no la historia de la iglesia es nuestra autoridad final. Pero también es cierto que “aquellos que no conocen la historia están condenados a repetirla” y “no debemos tratar de reinventar la rueda”. Muchas de las herejías que aparecen hoy son solo repeticiones de herejías que han aparecido en el pasado. Es bueno saber cómo el pueblo de Dios lidió con estos problemas en el pasado. Aunque a veces se equivocaron, debemos ser capaces de evitar sus errores y construir sobre sus logros. Esto también se aprende en el seminario.
En lugar de considerar la preparación académica para el ministerio como algo trivial, debemos evaluar si realmente estamos preparados teológicamente para asumir esa gran responsabilidad. / Foto: Envato Elements

¿Qué pasa con aquellos que no tienen la posibilidad de estudiar formalmente?

Responder a esa pregunta años atrás habría sido más difícil porque no había tantos recursos disponibles, pero hoy un pastor tiene mucho a su disposición. Tal vez no pueda prepararse en su contexto preferido o no pueda entrar en un seminario, pero en la actualidad hay muchos recursos en internet. Si estás leyendo este artículo es porque probablemente tienes acceso a internet; hoy podemos encontrar cursos en línea gratuitos. Ahora, cada pastor debe discernir a qué contenido se expone, y por ello es importante que reciba guía sobre cuáles recursos son recomendables. Sin embargo, eso no debe ser una limitante. Así, en la medida de lo posible, considero que sí es importante que una persona que quiera estar en el ministerio tenga una preparación. [3]

Ahora, también sé que hay lugares en el mundo, incluyendo América Latina, a donde la tecnología digital aún no ha llegado. Pero aun en dicho caso hay otras opciones de entrenamiento. Por ejemplo, el pastor puede prepararse con la guía de un mentor que le provea recursos (como libros teológicos) y le ayude a escoger recursos que cubran las materias básicas para el ministerio.

Consideraciones finales

Albert Mohler resume de forma clara la función de los seminarios: “Los seminarios no llaman a los pastores. Dios lo hace. Los seminarios no forman pastores. Las iglesias lo hacen. Mantener esto es importante. El seminario sirve a la iglesia; la iglesia no sirve al seminario”.[4] La tarea más importante de un seminario es transmitir una buena doctrina a la próxima generación de pastores en beneficio de las iglesias. Si eliges una institución que tome en serio esta responsabilidad, tanto tú como tu iglesia serán bendecidos.

Para finalizar, me parece importante recordar que un seminario no es suficiente en sí mismo. Mohler dice al respecto:

Aunque un pastor fiel necesita una educación en exégesis, es forjado en la preparación y entrega de sermones al pueblo de Dios. Él necesita los estudios teológicos obtenidos en el seminario, pero esa teología eventualmente se esclarece cuando el pastor es llamado a predicar en el funeral de un niño. Un conocimiento de hermenéutica y homilética es vital, pero el predicador descubre su verdadero método de interpretación y su verdadera comprensión de la predicación al decidir cómo predicar un texto específico, a un pueblo específico y luego predicar a la misma congregación una y otra vez. [5] 

Creo firmemente que los pastores aprenden las lecciones más importantes a través de años de ministerio. Sin embargo, vale la pena aprender todo lo posible antes de llegar al campo de batalla.


[1] Matthew Leighton, ¿Qué tanto necesito el seminario?, consultado el 20 de Abril de 2018, https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-tanto-necesito-el-seminario/. 

[2] John Frame, Learning at Jesus’ Feet: A Case for Seminary Training, consultado el 20 de Abril de 2018, https://frame-poythress.org/learning-at-jesus-feet-a-case-for-seminary-training/

[3] A continuación, algunas recomendaciones: 

Ministerio 9Marks (http://es.9marks.org/).

Si habla inglés, Ligonier Connect (https://connect.ligonier.org/library/).

Integridad & Sabiduría que ofrece una gran calidad teológica a un costo muy accesible (https://integridadysabiduria.org/instituto/).

El Seminario Bautista Dominicano (http://seminariotbd.org/).

Birmingham Theological Seminary, en cooperación con Ministerios Tercer Milenio, ofrecen un certificado en Ministerio Cristiano gratis.

 [4] Albert Mohler, Seminaries don´t make pastors. Churches do, consultado el 20 de Abril del 2018, https://www.thegospelcoalition.org/article/seminaries-dont-make-pastors-churches/.

[5] Ibid.

Marcos Reversat

Marcos Reversat es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Ciudad de Dios en San Juan, Puerto Rico. Creció en Itapúa, Paraguay y en el año 2014 se mudó a Edinburg, Texas para estudiar en Rio Grande Bible Seminary. Completó su licenciatura en Estudios Bíblicos con énfasis en ministerios pastorales y en educación cristiana. Actualmente está estudiando una Maestría en Estudios Teológicos con énfasis en ministerio pastoral y predicación en Midwestern Baptist Theological Seminary. Esta gozosamente casado con Jessica Luengo y tienen juntos un hijo llamado Marcos Miqueas.

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