Hombre y Mujer: Dignos y Diferentes | ¿Complemento o Igualdad Total?

Nota del editor: Esta es la cuarta entrega de una serie especial titulada «Hombre y Mujer: Dignos y Diferentes», donde el Pastor Daniel Puerto explora lo que las Escrituras nos dicen acerca del hombre y la mujer y su relación como criaturas dignas y diferentes. Te invitamos a leer la Introducción a la serie y los subsecuentes artículos: ¿Quién es un hombre?¿Quién es una mujer?El rol de la esposa en el matrimonio; El rol del esposo en el matrimonio; y Hombre y Mujer en la iglesia local.


Cuando tenía unos 13 años me enseñaron una lección importante. Esta lección tenía que ver con mi rol como hombre en relación con una dama. “Cuando camines por la calle y vayas acompañando a una dama, siempre debes caminar del lado por donde transitan los autos”. Al escuchar tal instrucción pregunté: “¿Por qué debo hacer eso?”. Mi maestro de normas de conducta me explicó: “Porque así la proteges. En caso de un accidente o un delincuente, tú sufres el daño y no ella”. No dudé ni un segundo en hacerlo; no busqué más explicaciones. Supongo que esta práctica no es común en todo el mundo, pero lo que prevalece es el principio siguiente: el hombre toma la iniciativa cuando se trata de proteger a la mujer y a los niños, buscando siempre su seguridad y bienestar. Este principio está siendo bombardeado por la ideología de igualdad total o igualitarismo entre hombre y mujer. Esta doctrina enseña que entre las mujeres y los hombres no debe existir diferencia alguna. Las mujeres pueden ocupar las mismas posiciones de autoridad y los mismos roles que los hombres. Un ejemplo de esta filosofía de igualdad de sexos viene del ámbito militar: las mujeres en unidades de combate o en primera línea de batalla. Hasta el 2 de enero de 2015 cerca de 220,000 posiciones del Ejército de Estados Unidos estaban cerradas para las mujeres. Entre otras posiciones, las mujeres no podían participar de las fuerzas de operaciones especiales de mar, aire y tierra de la Marina (SEALs), las Fuerzas Especiales del Ejército y la Infantería de Marina. Eso ya es historia. Hoy en día toda mujer que desee participar y demuestre su capacidad en un riguroso entrenamiento puede hacerlo. Estados Unidos no es el primer país que decide permitir a mujeres en su primera línea de combate; más bien se suma a un grupo de “países progresistas” que permiten a la mujer poner la cara cuando se trata de proteger la libertad de una nación. Esto no se llama masculinidad pura o femineidad verdadera. Esto es pura confusión. Muchos soldados y generales del ejército están totalmente en contra de hacer equipos de combate en los cuales hombres y mujeres trabajen juntos porque conocen las realidades de la guerra. A continuación se describe una escena real: 25 hombres amontonados como sardinas en un vehículo de asalto que solamente puede transportar a 15, viajando durante 48 horas continuas, evacuando a pulgadas de la cara del camarada. ¡Imagínate esa situación con una dama presente… y todo en nombre de la igualdad! La idea de que los hombres y las mujeres deben ocupar las mismas posiciones de autoridad y desempeñar los mismos roles es absurda e insostenible biológica, psicológica, sociológica e históricamente.[1] Esta idea no viene de Dios, nuestro Creador. Él nos diseñó para complementarnos el uno a otro. Esto es lo afirma con claridad Patricia Namnún cuando escribe que los hombre y las mujeres somos “iguales en dignidad pero distintos en roles y diseños”, esta “es la verdad que resuena a lo largo de las Escrituras. Las mujeres no [son] inferiores, pero no [tienen] el mismo llamado”. ¿Eres un hombre que defiende la igualdad entre hombres y mujeres en todos los rangos del ejército? Escucha lo que John Piper te dice: “Un hombre que respalda a las mujeres en combate no está a favor de la mujer; más bien es un cobarde. Debería tener vergüenza… Supón que un par de estudiantes, José y Sara, caminan a un restaurante después del atardecer. Supón que un hombre con un cuchillo sale de entre los arbustos y les amenaza. Supón que José sabe que Sara ganó un cinturón negro en karate y probablemente podría quitar el cuchillo al delincuente más fácilmente que él. ¿Da José un paso atrás y le pide a Sara que intente defenderlos del asaltante? No. Él debe pararse frente a ella y estar listo para dar su vida protegiéndola, sin importar quién es más competente. Eso está escrito en su alma. Eso es lo que un hombre hace cuando vive la masculinidad verdadera”. Aquellas personas que proclaman la igualdad total entre el hombre y la mujer – igualdad en autoridad y en roles – no pueden ser consistentes con sus convicciones y al mismo tiempo mantener la dignidad y honra del hombre y de la mujer. Si la igualdad total se lleva a la práctica en todas las áreas de la vida, ambos estarán en situaciones para lo cual no han sido diseñados por Dios. Él nos creó para complementarnos el uno al otro no para competir el uno con el otro. Como lo expresó Elisabeth Elliot, “Los dones de Dios dentro de la raza humana son la masculinidad y la femineidad y nunca se supuso que habría competencia entre ellos”.[2] Recordemos que un hombre es una persona creada por Dios con el propósito de adorarle y disfrutarle por siempre y que ha sido puesto en la tierra para liderar con amor, proveer sacrificialmente y proteger con valentía a los que le rodean. Recordemos también que una mujer es una persona creada por Dios con el propósito de adorarle y disfrutarle por siempre y que ha sido puesta en la tierra para tener la disposición de afirmar, apoyar y nutrir el llamado que Dios ha hecho al hombre a dirigir, proteger y proveer en el hogar y en la iglesia. Tanto hombres como mujeres somos dignos y valiosos. Al mismo tiempo somos distintos, y en eso radica la riqueza del diseño de Dios. Abraza la enseñanza bíblica sobre los roles y el diseño del hombre y la mujer: Dios nos creó para complementarnos el uno a otro y así llevar a cabo el propósito por el cual nos ha puesto en esta tierra.


  [1] Si quieres ampliar más sobre esta afirmación, puedes los capítulos 15-18 del libro en inglés de John Piper y Wayne Grudem, Recovering Biblical Manhood and Womanhood [Recobrando la Masculinidad y Femineidad Bíblicas] (Wheaton, Illinois: Crossway Books, 2006). [2] Elisabeth Elliot, citado por Patricia Ennis, “La Feminidad Cristiana”, en el libro de John MacArthur y la Facultad de The Master’s College, Piense Conforme a la Biblia (Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2004), 179.

Daniel Puerto

Daniel es Coordinador Editorial de Poiema Publicaciones. Estudió en el Instituto Bíblico Rio Grande (Edinburg, Texas) y actualmente cursa una maestría en el Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Claudia y es padre de Emma y Loikan.

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