¿Cómo puede un hombre sabio continuar su crecimiento en sabiduría?

¡Crecer en sabiduría no es opcional para el creyente! He aquí un buen recordatorio de esta verdad.
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Un hombre necio no es necesariamente aquel que sabe poco, porque entre los necios también hay muchos hombres llenos de conocimiento. Desde luego, ese es un conocimiento inerte e infructuoso. Este es el punto crucial: los necios no aplican o no se sujetan a ese conocimiento de manera que dirija sus corazones, afectos, convicciones y acciones. ¡No caigas en la trampa!

El necio más necio de todos es aquel que conoce la verdad y, aun así, insiste en vivir contrariamente a ella enceguecido por su arrogancia. El necio resuelve dar la espalda a Dios y a Su Palabra. El necio rechaza aceptar que su manera de pensar es errónea y niega su necesidad de Dios y de ser enseñado. El necio no tiene corazón ni espíritu enseñable, no tiene la humildad para reconocer su necesidad y no se deja enseñar por otros.

Permíteme darte algunos consejos para animarte a continuar en el camino de creciente sabiduría y madurez como hombre de Dios.

Busca y anhela la sabiduría incesantemente

Conversaba hace unos días con un hermano joven, que me expresaba un pesar diciendo: “Me da pena y tristeza ver los matrimonios adultos de mi iglesia porque no son ningún modelo de madurez ni sabiduría bíblica. No hay dónde buscar sabiduría de personas fieles en ellos”. Yo le respondí, que “primeramente él y yo anhelemos y busquemos vehementemente llegar a ser ese tipo de creyentes maduros, sabios y piadosos que puedan ser un modelo de sabiduría bíblica aplicada para los que vengan detrás nuestro”.

No podemos lamentarnos solamente por lo que “otros no han llegado a ser”, sin que eso nos anime e impulse a desear, anhelar y buscar llegar a ser sabios nosotros mismos en primer lugar. No es competir con otros, es buscar y anhelar a Dios y lo que Él anhela. No te desanimes, no te justifiques, busca la sabiduría, busca crecer, busca madurar, mira a Cristo.

No podemos lamentarnos solamente por lo que “otros no han llegado a ser”, sin que eso nos anime e impulse a desear ser sabios nosotros mismos. / Foto: Envato Elements

Satura tu mente con la Palabra de Dios

Dios nos ha dado el testimonio escrito, veraz, infalible y fiel de las Sagradas Escrituras para que nuestras mentes sean transformadas y renovadas. Cuando hablamos de llegar a ser hombres sabios y maduros, no sugerimos que eso suceda separados de Su preciosa Palabra. ¡Estoy llamándote a ser un hombre de la Palabra porque es imposible llegar a ser sabios sin estar saturados de la Santa Palabra de Dios! El pastor galés, Geoffrey Thomas, escribió: “Deja que la Palabra colme tu corazón y tu mente una y otra vez a medida que pasan los años, y de manera imperceptible vendrán grandes cambios de actitud, perspectiva y conducta”.

¡Anhelemos la sabiduría de Dios! Pero deseemos mucho más a Dios mismo, estar a Sus pies, amarlo, deleitarnos en Él, conocerlo a Él. No nos olvidemos que las Escrituras nos revelan al Trino, glorioso y sabio Dios. Ese Dios nos llama a conocerle y gozar de Él para siempre. El evangelio nos ha traído a la comunión y reconciliación con el sabio y soberano Dios.

La sabiduría, entonces, no es un fin en sí mismo, sino más bien, un resultado de la comunión con Dios y de la obra transformadora y renovadora de la santa Palabra de Dios aplicada en la vida del creyente.

No nos olvidemos que las Escrituras nos revelan al Trino, glorioso y sabio Dios. / Foto: Unsplash

Ora al Señor continuamente 

La oración es vital para el cristiano porque es una evidencia de su dependencia y del lugar de prioridad que tiene Dios en su caminar diario. Necesitamos la obra del Espíritu Santo, necesitamos la gracia de Dios para que la Escritura haga su obra en nosotros. Santiago 1:5 nos exhorta a “pedir” sabiduría a Dios, porque no es algo que producimos nosotros mediante el mero acto académico de adquirir conocimiento. ¡Pídela a Dios!

El pastor Paul Washer nos recuerda que “la oración privada es absolutamente esencial… ya que tenemos una constante necesidad de la ayuda del Espíritu Santo. Es el Espíritu de Dios quién nos ilumina para comprender las Escrituras (1Co 2:12; 1Jn 2:20; Ef 1:15-19) y quien nos fortalece para obedecerlas. La oración privada y la comunión personal también nos protege contra una fe que es totalmente cerebral, intelectual o académica, en lugar de ser transformadora, relacional y práctica”.

La oración es vital para el cristiano porque es una evidencia de su dependencia y del lugar de prioridad que tiene Dios en su caminar diario. / Foto: Envato Elements

Reconoce tus limitaciones y debilidades

Sin reconocer nuestros límites, decimos “sí” a toda buena invitación, no tenemos filtro y fácilmente descuidamos nuestra comunión con el Señor y abandonamos nuestras prioridades. La comunión con Dios es vital si verdaderamente anhelamos crecer en sabiduría. Debemos aprender a reconocer nuestros límites para que entonces prioricemos nuestro andar con Él.

Quizá te atemorice reconocer tu falta de sabiduría, tus áreas débiles o algún fracaso actual, es por ello que me impacta mucho la afirmación del Paul Tripp acerca de cómo el evangelio nos permite la honestidad:

Debido a que la obra de Jesús en nuestro favor es completamente suficiente, puedo ser honesto. No hay daño que el pecado haya hecho o hará que no haya sido abordado por Su persona, Su trabajo, Sus promesas y Su presencia. Estoy convencido de que nosotros, la comunidad de creyentes, podemos ser la comunidad más honesta de la tierra porque no hay que pueda ser conocido, revelado o expuesto sobre nosotros que no haya sido cubierto por la obra expiatoria de Cristo.

Descansa en la gracia del evangelio, acepta tus límites y debilidades, establece prioridades de manera firme y consistente, y camina del lado de personas maduras que puedan ayudarte a ser consistente a largo plazo en este crecimiento.

Rodéate de gente sabia

Finalmente, si queremos tomar decisiones sabias, debemos buscar consejo de los demás. Añado, que, si queremos vivir vidas sabias, debemos buscar a otros sabios a nuestro alrededor.

Camina con sabios, aprende a seguir su ejemplo, conversa abiertamente de tus debilidades y aprende de ellos. Haz buenas preguntas, inicia conversaciones intencionalmente edificantes para tu crecimiento ¡Echa mano de esos grandes hombres de Dios que están cerca de ti! ¡Búscalos y rodéate de ellos!

Rodéate y busca a esas personas en tu vida, anhela ser ese tipo de persona en unos años más, y mientras llegas ahí, camina con sabios. Los necesitas, los necesitamos.

Si queremos tomar decisiones sabias, debemos buscar consejo de los demás. / Foto: Envato Elements

Conclusión

Ser sabio no es una opción para el hombre cristiano, es una llamado, un imperativo, una orden dada por nuestra gran Dios. Por eso, si te consideras un hombre que vive, o intenta vivir, según los preceptos del Señor, debes anhelar la sabiduría que viene de lo alto, la cual te mostrará como glorificar a Dios, como gozar de Él y como apuntar las miradas y esperanzas de otros hacia Cristo.

Nelson Matus

Nelson Matus, nació en Chile, es hijo de pastor y salvo por gracia. Graduó de un BA en Teología con énfasis en Ministerio Pastoral en el Seminario Bíblico Rio Grande en Edinburg, Texas. Actualmente sirve al Señor como profesor y auditor de acreditación del mismo Seminario. Cursa una maestría en Midwestern Baptist Theological Seminary. Es pastor de Redeemer en Español en la ciudad de Álamo, Texas. Casado felizmente hace 7 años con Pakis, y tienen una hija llamada Hadassa. 

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