[dropcap]N[/dropcap]o recuerdo cuándo o cómo me encontré por primera vez con las 4 preguntas que John Wesley propuso que considerásemos al gastar dinero, pero probablemente fue en un libro de Randy Alcorn. Wesley creía en el valor de la introspección, quizá en exceso, pero entendía que era responsable ante Dios por la forma en que usaba cada centavo. Estas preguntas lo orientaban y yo creo que ameritan que también nosotros las consideremos.
Su primera pregunta era fundamental. «Al gastar este dinero, ¿estoy actuando como si yo fuera su dueño, o estoy actuando como el administrador del Señor?». En otras palabras, él siempre quería examinar su propio corazón para asegurarse de que cuando sacaba la billetera, lo hacía estando consciente de que iba a gastar el dinero de Dios en nombre de Dios. Quería recordar siempre quién era el verdadero dueño del dinero.
La segunda pregunta era esta: «¿Qué pasaje de la Escritura requiere que gaste este dinero de esta forma?». Él no solo quería saber que la Biblia le permitía gastarlo de esa forma, sino que en realidad requería que lo hiciera. Él quería gastar cada suma de dinero de una forma que Dios hubiera mandado, no solo permitido.
La tercera pregunta que él hacía era esta: «¿Puedo ofrecer esta compra como un sacrificio al Señor?». Wesley quería ser capaz de desprenderse de cualquier cosa que adquiriera y presentarla como ofrenda al Señor. Quería poder decir: «Yo hice esta compra, completé la venta, pero lo hice para ti. Es tuya para que la uses según tu voluntad».
La última pregunta de Wesley era: «¿Me recompensará Dios por este gasto en la resurrección de los justos?». Él quería saber que cuando estuviera delante del Señor y esta compra fuera puesta en la balanza, escucharía decir: «Bien hecho, siervo bueno y fiel».
Estas son 4 notables preguntas que aplican la sabiduría bíblica a la forma en que usamos nuestro dinero.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Challies.com.
