Problemas hechos a la medida

Es muy común preguntarnos cuando estamos en medio de las tribulaciones, ¿por qué esto me está pasando? ¿Qué hice para merecer esto?
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Romanos 8:28 “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”.

Es muy común preguntarnos cuando estamos en medio de las tribulaciones, ¿por qué esto me está pasando? ¿Qué hice para merecer esto? Y finalmente concluir que esto no debe estar pasando. Pero ¿demuestran estas preguntas una cosmovisión cristiana?

A nadie le gusta el dolor, pero como dijo Epicuro de la Grecia antigua: “no todos los placeres son dignos y no todo el dolor se debe evitar”. Hay dolores que conviene sentirlos para que podamos aprender de ellos.   

Vivimos en un mundo caído y entonces debemos esperar las tribulaciones vendrán, pero como Cristo nos enseñó, debemos manejarlas con paz (Juan 16:33). La única forma que podemos tener paz en estos momentos es cuando tenemos la fe suficiente en el Señor para reconocer que Él está en control de todas las cosas (Salmos 115:3) y en Su poder, Él ha despojado a los poderes y autoridades de las tinieblas (Colosenses 2:15). 

¿Merecemos pasar por estos tiempos difíciles? ¡Claro que sí y aún merecemos mucho más de lo que Él permite! Romanos 3:10 nos recuerda: “no hay justo, ni aun uno” y “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23), entonces merecemos todo lo que se nos presente. Esto no quiere decir que cada sufrimiento es por un pecado específico pues Cristo mismo dijo a los fariseos cuando sanó al ciego de nacimiento que esto fue así para que las obras de Dios se manifestaran en Él (Juan 9:1-3). 

Cuando podemos mostrar paz y confianza en el Señor en medio de las tribulaciones, el mundo puede ver a Cristo en acción en la tierra. Cada tribulación que pasamos está hecha a la medida para cada uno de nosotros (Isaías 45:6-7). Las dificultades que atravesamos son para enseñarnos algo y Cristo sabe exactamente lo que necesitamos aprender. 

La crisis revela lo que hay en nuestro corazón y, aunque Él sabe lo que hay en nosotros, tenemos corazones engañosos (Jeremías 17:9) que necesitan pasar por la prueba para que podamos reconocerlo (Deuteronomio 8:2). Por esto el Señor nos declara que Sus planes son: “de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). La realidad es que las dificultades son la forma que Él usa para que podamos desarrollar el carácter de Cristo. Amar incluso a nuestros enemigos (Mateo 5:44) es imposible aprenderlo de un libro sino dominando nuestras emociones cuando estas afloran.   

Es importante recordar que, aunque es muy difícil y hasta podemos sentir lo imposible que es soportar la situación: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla” (1 Corintios 10:13). Obviamente este versículo implica que las tribulaciones serán difíciles porque no podemos soportarlas en nuestro poder sino solo buscando la ayuda de Dios. 

Otro propósito de las tribulaciones es que podamos consolar a otras personas con la misma consolación que hemos recibido de Dios (2 Corintios 1:4). Como las tribulaciones están hechas a nuestra medida, Dios sabe cuánto tiempo deben durar para que Su propósito se realice (Romanos 9:21). Esfuércese y sea valiente conociendo que las tribulaciones no durarán para siempre (2 Corintios 4:17). Dios ha determinado cuando comienza y cuando termina (Isaías 14:24) y Él quiere lo mejor para nosotros (Romanos 8:28). 

Recuerda: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos —declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.” (Isaías 55:8-11). 

No hay un Dios como el nuestro, Él es el Rey de las naciones, el Dios vivo y el Rey eterno (Jeremías 10:6-10) y Él logrará en nosotros lo que Él quiere.


Usted puede encontrar más contenido de Catherine Scheraldi de Núñez en su programa Mujer para la gloria de Dios, dirigido a mujeres con el fin de  orientarles acerca de cómo vivir su diseño para la gloria de Dios, en Radio Eternidad.

Catherine Scheraldi de Núñez

Catherine Scheraldi de Núñez, es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer, de la Iglesia Bautista Internacional y es conductora del programa radial «Mujer para la gloria de Dios». Ezer, de la Iglesia Bautista Internacional y . Puedes seguirla en twitter.

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