Cómo fue que R. C. Sproul bendijo a la iglesia al predicar la maldición

[dropcap]E[/dropcap]ra la Conferencia Juntos por el Evangelio 2008 en Louisville, Kentucky. Eran los primeros días de este movimiento llamado nuevo calvinismo y esta conferencia intentaba introducir a todos estos entusiastas jóvenes calvinistas a la vieja guardia, a aquellos pocos hombres que habían estado predicando fielmente estas verdades por muchos, muchos años. Era lo más indicado que R. C. Sproul estuviera allí, era lo más apropiado que le pidieran que predicara. ¡Y lo hizo! Su sermón es el tema de la siguiente entrega de la Serie Grandes Sermones. Este video es presentado en parte por el Southern Baptist Theological Seminary. Puedes descargar un libro gratuito desde el Seminario, y saber más acerca de la formación de predicadores en sbts.edu/challies. https://youtu.be/Eq6TfCv9lWY

Transcripción

Tim: Era la Conferencia Juntos por el Evangelio 2008 en Louisville, Kentucky. Eran los primeros días de este movimiento llamado «nuevo calvinismo», o «jóvenes, inquietos y reformados», y esta conferencia intentaba introducir a todos estos entusiastas jóvenes calvinistas a la vieja guardia, a aquellos pocos hombres que habían estado predicando fielmente estas verdades por muchos, muchos años. Era lo más indicado que R. C. Sproul estuviera allí, era lo más apropiado que le pidieran que predicara, y lo hizo. Su sermón no tenía el título más llamativo de todos los tiempos; se llamaba «El tema de la maldición en la expiación». Pero no te engañes con ese sencillo título, no era una fría o indiferente reflexión teológica; fue una inolvidable proclamación de la verdad. Tuvo algunos momentos escalofriantes como este: Sproul: Que el Señor te maldiga y te abandone. Que el Señor te mantenga en oscuridad y solo te dé juicio sin gracia. Tim: Este sermón estaba lejos de ser una árida cátedra; fue característica de Sproul. Fue una apasionada súplica para considerar los horrores de la cruz y así el esplendor de la gracia de Dios. En este sermón, vemos exactamente lo que hizo tan potente el ministerio de enseñanza de Sproul por tantos años. Él nos recordó quiénes somos. Aún más importante, nos recordó quién es Dios. Miremos de más cerca. Este video es presentado en parte por el Southern Baptist Theological Seminary. Puedes descargar un libro gratuito desde el Seminario, y saber más acerca de la formación de predicadores en sbts.edu/challies.   En la historia de la iglesia, hay chispas momentáneas y hay llamas duraderas. Las chispas momentáneas son como las estrellas de un solo éxito en el mundo de la música. Aparecen de la noche a la mañana en un destello de sensación viral, pero después de pocos meses, desaparecen tan rápido como aparecieron al principio. Pero las llamas duraderas permanecen. Y al pasar el tiempo, su influencia solo aumenta, y no obstante, cuesta identificarlas con un único recuerdo, un sermón, un momento fugaz. Son llamas duraderas porque todo su ministerio se caracterizó por aparecer constantemente, por una incansable lucha por la verdad, por apoyarse firmemente en la Palabra de Dios. Desde el fallecimiento de R. C. Sproul, ha quedado cada vez más claro que, en palabras de su amigo Albert Mohler, él era una llama radiante y ardiente. Y era brillante, no porque introdujera algo nuevo a la teología cristiana, en realidad es todo lo contrario. En el curso de más de 50 años de ministerio, él desafió la teología de moda y novedosa para más bien devolvernos una y otra vez a las inmutables verdades de la Escritura. Cada vez que Sproul hablaba, o escribía, era fuerte, era firme, era escritural. Y por eso cuesta tanto reducirlo a solo un sermón o video viral, pero lo intentaremos. Es justo preguntarse por qué, de todos los temas que podría haber abordado en esta conferencia, Sproul eligió el motivo de la maldición de Gálatas 4. Pero no necesitamos preguntarnos, porque él mismo nos lo dice. Sproul: Pero hay una imagen, un aspecto de la expiación que hoy se ha replegado a casi el total desconocimiento. Anteriormente escuchamos de los intentos de predicar un evangelio más suave y amable, y en nuestro esfuerzo por comunicar la obra de Cristo con mayor amabilidad, huimos de cualquier mención de una maldición infligida por Dios a su propio Hijo. Tim: El motivo por el que Sproul está predicando sobre el inusual tema de la maldición en realidad es que nosotros lo hemos vuelto inusual. En nuestro intento de suavizar la brutalidad de la cruz, nos hemos alejado de una de las imágenes más crudas de la expiación, que, en la cruz, Dios el Padre maldijo al Hijo. De hecho, Sproul dice que esta indiferencia hacia el tema de la maldición en la expiación en realidad delata una comprensión gravemente errada de Dios mismo. Nuestro Dios de hechura humana, que ama a todos y bendice a todos, es incapaz de maldecir a nadie, mucho menos a su propio Hijo. Sproul: Creemos en un Dios infinitamente capaz de bendecir a la gente, pero absolutamente incapaz de maldecirla. Tim: Dado que hemos ignorado la capacidad de Dios para maldecir a las personas, hemos relegado las maldiciones al ámbito de la magia, de la superstición, y no podemos entender qué significa que Dios nos maldiga. Sproul explica que si uno quiere entender la maldición de Dios, tiene que pensar en ella como lo opuesto a una de las bendiciones de Dios. Si uno invierte la conocida bendición de Números 6, tiene una horrible imagen de las maldiciones de Dios. Sproul: Que el Señor te dé la espalda y te quite su paz para siempre. Tim: Es impactante pensar que una maldición divina como esta fuera puesta sobre Jesucristo, pero Sproul muestra que esto fue precisamente lo que Jesús tuvo que soportar en la cruz para redimirnos de la maldición del pecado. Sproul: La Biblia nos dice que Dios es demasiado santo para siquiera mirar el pecado. Y él no puede soportar mirar esta monumental concentración de maldad condensada. Y su mirada se aparta de su Hijo. La luz de su rostro se apaga. Toda beatitud es quitada de su Hijo al que amaba. Y en lugar de ello estaba la totalidad de la maldición divina. Es como si hubiera un grito desde el cielo, disculpen mis palabras, pero no se puede ser más preciso que decir que fue como si Jesús escuchara las palabras «maldito seas de Dios». Porque eso significaba ser maldecido, ser condenado. Estar bajo el anatema del Padre. Tim: Sin duda este fue uno de los sermones más serios, más solemnes que escuchara esa audiencia. Yo estaba ahí ese día, y les aseguro que había un santo silencio en esa sala mientras éramos obligados a considerar el sumo horror de lo que Jesucristo soportó por nosotros. ¿Por qué Sproul profundizó tanto en la maldición de Dios sobre Cristo en la cruz? ¿Qué esperaba él que la audiencia entendiera? Sproul: Y sé que cada persona en esta sala, cada persona fuera, en este hotel, en la calle, en todo el mundo, que no ha sido cubierta por la justicia de Cristo, en este preciso momento está respirando bajo la maldición de Dios. Si crees eso, dejarás de añadir al evangelio y comenzarás a predicarlo con claridad y valentía, porque, queridos amigos, es la única esperanza que tenemos. Tim: Este es el gran punto de Sproul, y de todo su ministerio. Solo conoceremos, predicaremos y creeremos el evangelio cuando entendamos quién es Dios en toda su santidad, y cuando entendamos quiénes somos en todo nuestro pecado. Es solo cuando entendamos la maldición del mundo que predicaremos el verdadero mensaje de la salvación de Dios. Es solo cuando miremos los horrores de la cruz con Jesús cargando la maldición que nosotros debíamos haber cargado que entenderemos correctamente la magnitud de la gracia de Dios. Cuando veamos a Dios por lo que es y a nosotros por lo que somos, entonces pondremos toda nuestra esperanza en Jesucristo para su salvación. Después de este sermón, Sproul tuvo otros nueve fructíferos años pastoreando Saint Adrews Chapel y trabajando con Ligonier Ministries para difundir la verdad de la Palabra de Dios alrededor del mundo. Con cada enseñanza en video, libros y programas de radio, siguió llevando a la gente de vuelta a la santidad de Dios, a la depravación del hombre, a la grandeza del evangelio que reconcilia a un Dios santo con el hombre pecador. El 14 de diciembre de 2017, el ministerio de Sproul estuvo completo y él se fue a estar con el Señor, pero él nunca temió ese día. No, lo esperó con gran gozo. De hecho, al comienzo de ese gran sermón de 2008, reflexionó sobre ese día. Sproul: Sospecho que cuando mis ojos se abran en el cielo, en los primeros cinco minutos de mi comienzo de la eternidad allí, quedaré absolutamente atónito por el repentino aumento de comprensión que recibiré al contemplar al Cordero que fue sacrificado. Tim: Lo que él meramente sospechaba entonces, lo conoce ahora. Y yo sospecho que él está contemplando al Cordero en este preciso momento. Libre de la maldición del pecado, está mirando al que cargó la totalidad de la maldición él. En cuanto a nosotros, la mejor forma de recordar y honrar a R. C. Sproul es hacer exactamente lo que él está haciendo ahora, contemplar a Dios en toda su santidad, adorar a Dios por toda su gracia.   Si te apasiona la predicación, como a mí, quiero contarte sobre un seminario en el que he llegado a confiar y a apreciar porque sé que les preocupa profundamente predicar la Palabra de Dios. Te animo a visitar el Seminario Bautista, que ha estado bajo el liderazgo de Albert Mohler por décadas. El Seminario está absolutamente comprometido con entrenar a pastores que conozcan, defiendan y expongan la preciosa Palabra de Dios. Si visitas su página, te darán un libro gratuito que puede servir como recurso para ayudarte con el tipo de audaz predicación de la que hemos estado hablando hoy. Simplemente visita sbts.edu/challies.    

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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