¿Qué sucedió en Pentecostés?

Una explicación del día de pentecostés y su importancia para el pueblo de Dios.
Foto: Envato Elements

El día de pentecostés sin duda es uno de los días históricos y fundamentales para la iglesia cristiana, un día que marcó un antes y un después en ese grupo de discípulos de Jesús que estaban en Jerusalén, pero ¿qué significa pentecostés? ¿Qué fue lo que realmente sucedió en ese día y qué tiene que ver con nosotros ya casi 2000 años después?

Reconociendo lo fundamental del día de pentecostés pero también lo controversial, esto debido a las diferentes interpretaciones de diversos grupos tocante a los hechos ocurridos en este día, es por ello que aquí, queremos reflexionar bíblica y teológicamente sobre lo que sucedió en este día tan importante.

Comencemos explicando que el término pentecostés significa quincuagésimo, y se refiere a la celebración anual de las fiestas de las semanas o de la cosecha para el pueblo de Israel, esta celebración se hacía cincuenta días después de la pascua, de allí la palabra pentecostés. En palabras sencillas, cincuenta días después de los hechos de la muerte y resurrección de Cristo tenemos el día de pentecostés; entendiendo esto, veamos entonces qué fue lo que sucedió en este día tan crucial pero a veces tan mal interpretado.

El término pentecostés significa quincuagésimo, y se refiere a la celebración anual de las fiestas de las semanas o de la cosecha para el pueblo de Israel / Foto: Jhon Montaña

En pentecostés vino el Espíritu Santo de una manera particular

Lo primero y más sabido desde luego es que ese día llegó el Espíritu Santo sobre los discípulos (alrededor de 120) reunidos en Jerusalén. El texto dice que “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar, y de repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados. Se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse” (Hch 2:1-2).

Si bien sabemos que el Espíritu Santo, como la tercera persona de la Trinidad, siempre ha estado obrando y trabajando tanto en la creación como en el pueblo de Dios (Gn 1:2; Job 33:4; Ex 31:1-2; Jue 3:10) sin embargo, a partir de pentecostés se marcaron algunas diferencias; si bien ya estaba en el mundo y entre el pueblo del Señor, luego de Hechos 2, la presencia del Espíritu Santo en los creyentes sería diferente. ¿Cómo podemos saber esto?

Primero, desde el Antiguo Testamento tenemos promesas de una venida singular del Espíritu Santo. Pasajes como Ezequiel 36:27 y Joel 2:28 muestran profecías tocantes a una venida especial del Espíritu Santo, podemos decir a la luz del Nuevo Testamento, que la iglesia a partir de pentecostés goza de las promesas espirituales de estos y otros textos Antiguo-testamentarios.

El Nuevo Testamento muestra una obra singular del Espíritu Santo luego de pentecostés.

Segundo, Jesús habló que después de Su partida vendría el Espíritu Santo de forma singular. En pasajes como Juan 7:37-39; 14:15-17; 16:7-15, Jesucristo afirmó que habría una recepción, venida, morada y guía especial del Espíritu de Dios de forma permanente para los creyentes, pero que sucedería luego de Su partida. En Hechos 1:1-8 se nos dice que Jesús luego de haber resucitado estuvo por cuarenta días apareciéndose a los discípulos, y que antes de ascender les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Espíritu Santo, en el cual serían bautizados dentro de pocos días y el cual les daría poder para ser Sus testigos; y esto fue lo que sucedió; diez días después de la ascensión de Jesús se cumplieron todas estas promesas.

Tercero, como ya se mencionó, el Nuevo Testamento como un todo muestra una obra singular del Espíritu Santo luego de pentecostés. Por un lado, al observar pasajes como: Romanos 8:9-11; 1 Corintios 6:19; 2 Corintios 1:22; Efesios 1:13-14 y Gálatas 5:22-23, podemos ver que la tercera persona de la Trinidad, entre varias cosas, reposa, sella, mora, guía y produce fruto sobre cada creyente en particular y no sobre algunos como lo vemos en el Antiguo Testamento (reyes, profetas y hombres y mujeres específicos). Y por otro lado, al ver pasajes como los ya mencionados, también podemos notar que la morada, venida, sello y guía del Espíritu Santo a partir de pentecostés, es permanente en el cristiano, esto a diferencia del Antiguo Testamento que venía y se iba (1S 10:6,10; 11:6; 16:13-14; Sal 51:11).

Podemos decir a la luz del Nuevo Testamento, que la iglesia, a partir de pentecostés, goza de las promesas espirituales veterotestamentarias.

En pentecostés nace la iglesia cristiana

Aunque hay algunos que afirman que no se puede fechar el inicio de la iglesia en Hechos 2, sin embargo, si pensamos en la iglesia tal como la conocemos hoy, si pensamos en la iglesia tal como se nos enseña en el libro de hechos y en las cartas del Nuevo Testamento, entonces resulta difícil situarla antes, pues a partir de la muerte y resurrección de Cristo (cincuenta días antes en la pascua) y de este día de pentecostés, comienzan cambios radicales en lo que se entiende por pueblo de Dios y en cómo acercarse a Dios.

Veámoslo así; si entendemos que en el día de pentecostés de Hechos 2, llegó el Espíritu Santo para entre varias cosas, morar, sellar y guiar a los creyentes (Jn 14:17); si entendemos que en este día se produjo el primer sermón pos partida de Jesús y pos llegada del Espíritu Santo (Hch 2:14-40); si entendemos que en Hechos 2 tal primer sermón produjo el primer gran fruto de nuevos creyentes (como tres mil personas [Hch 2:41]), si entendemos que este primer fruto proviene de un grupo de personas de diferentes partes del mundo, con diferentes idiomas y diferentes culturas, aunque desde luego la gran mayoría eran hebreos y muy probablemente algunos prosélitos (Hch 2:5-12); si entendemos que a partir de esta fecha se recibió el poder para cumplir con el propósito de ser testigos (Hch 2:8), y si entendemos que a partir de este punto comenzaron las reuniones de comunión (fuera de las reuniones existentes por testigos o de quienes caminaron con Jesús [Hch 2:42]), entonces creo que podemos afirmar que aquí en pentecostés comenzó lo que llamamos la iglesia de Cristo.

Conclusión

El día de pentecostés es un día base y fundamental para la iglesia cristiana porque de aquí en adelante el Espíritu Santo descendió para morar, sellar y guiar a cada creyente en particular de forma permanente. Este día es clave para ti hombre y para ti mujer que has creído en Cristo como único y suficiente Salvador, pues porque vives después de pentecostés gozas de ser morada de la Tercera persona de la Trinidad, gozas del sello y guía del Espíritu Santo en tu vida; en consecuencia no tienes necesidad de cantar ni pedir que el Espíritu venga sobre ti, si eres creyente y por lo que sucedió en pentecostés, tienes ya al Espíritu Santo en ti de forma personal y de forma permanente y ya eres parte de la amada iglesia de Cristo.

Douglas Torres

Douglas Torres

Graduado del seminario bíblico Río grande (Edinburg, Texas), en la actualidad cursa una maestría en teología en el seminario Teológico bautista de Venezuela. Es facilitador del Seminario Teológico Ministerial (SETEMI), prosefor del Centro de Capacitación bíblica para pastores y maestro de la iglesia bautista Nuevo Amanecer en Bocono Edo Trujillo. Está casado con Erika de Torres y juntos tienen dos hijos, Douglas Davet y Naryet Orel Torres.

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