Letras que dan vida: como el conocimiento de la verdad nos lleva a vivir para la gloria de Dios

Conocer al Señor y Su Palabra, debería verse reflejado en nuestras vidas, por ejemplo, al vivir en santidad y al amar a la iglesia.
Foto: Getty Images

Hay un versículo que se suele citar con mucha frecuencia para hablar de la importancia de conocer, de saber, de aprender. Ese es Oseas 4:6, en donde se nos dice, de parte del Señor, que “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento”.

Aunque muchas veces este texto ha sido utilizado de manera errónea y fuera de su contexto, estoy de acuerdo con todo aquel que indique que hay un llamado de Dios para que los cristianos crezcamos en nuestro conocimiento de Él a través de la revelación escrita, es decir, Su Palabra.

El deseo de enseñar y aprender

Considerando el llamado a crecer en conocimiento de las Escrituras, y el estado general histórico de América Latina, en donde el estudio serio y frecuente de la Palabra de Dios no ha sido la constante, además, de los claros abusos que esta ignorancia ha permitido con herejías planteadas por el evangelio de la prosperidad o la salvación y perseverancia por méritos humanos, era de esperar que en algún momento, por gracia del Señor, se levantara una generación de creyentes comprometidos con conocer la verdad bíblica.

Este resurgir es algo que hemos visto desde hace algún tiempo, y ya tenemos varios años, en donde la misericordia de Dios, ha permitido que se levanten personas que después de un estudio real, serio y con guía del Espíritu Santo, han estado enseñando el evangelio puro y verdadero.

A la par de estos buenos maestros, se ha alzado una cantidad considerable de alumnos o discípulos, creyentes que desean ser instruidos en la verdad que Dios inspiró y que está contenida en las páginas de nuestras Biblias. Los que, una vez están bien instruidos, sirven para que el evangelio crezca en cada lugar.

Pero el pecado humano siempre causa que buenas cosas tengan matices o sabores un poco desagradables. Y eso ha estado presente en este proceso de enseñar y aprender la verdad bíblica.

Desde hace varios años, la misericordia de Dios ha permitido que personas, guiadas por el Espíritu Santo y tras un estudio serio, enseñen el evangelio puro y verdadero. / Foto: Envato Elements

Cuando el pecado daña lo bueno

A lo largo de la historia, hemos visto como el buen obrar se mezcla con el obrar egoísta, que busca lo suyo. Los primeros siglos del cristianismo muestran que junto a los creyentes fieles que propagaban el evangelio, surgieron malezas que atacaron la divinidad de Cristo, la realidad de la Trinidad, la gracia salvadora, etc.

Y, avanzando en el tiempo, al recuperar las verdades evangélicas que se fueron escondiendo en la edad media, la Reforma vio como también, además de los grandes reformadores que alzaron la verdad de Dios, hubo algunos que, con considerable éxito, enseñaron cosas no contenidas en la Palabra de Dios, herejías.

Hoy, este resurgimiento de conocer la verdad de Dios, tiene como amenaza el sentido únicamente académico que en muchas personas suele darse. ¿A qué me refiero?

Letras que no cambian la vida

Hay muchos creyentes que dan importancia solamente a aprender letras que se almacenan en el cerebro, pero dejan de lado el hecho que la Biblia muestra que las letras no solo se aprenden, sino que, las doctrinas correctamente enseñadas, producen cambios en la forma como viven y piensan las personas.

El conocimiento que se está adquiriendo, en varios cristianos, no está siendo más que eso, conocimiento. Esta mañana mi esposa me decía que cierta persona que amamos, no es más que un acumulador de información, pero que es incapaz de entender cómo aplicar eso que conoce a su vida diaria. Ese es precisamente el problema que el pecado está causando en algunos. Se acumulan datos que no sirven para nada.

Conocer mejor la Palabra de Dios, ¿está haciendo que odiemos nuestro pecado? ¿Nos está llevando a depender del Señor para tener vidas santas? ¿O alzamos la voz por todos lados solo para presumir lo que sabemos, pero nos comportamos igual que cualquier no creyente?

Si la teología no nos lleva a vidas santas, quizás hemos perdido el punto central de conocer al Señor.

El conocimiento que se está adquiriendo, en varios cristianos, no está siendo más que eso, conocimiento. / Foto: Unsplash

Letras que no aman la iglesia

Otro aspecto a considerar es pensar que solo se necesita el conocimiento de la verdad bíblica, pero no a la iglesia. Podemos ver y asegurar que Dios siempre ha tenido en mente un pueblo, un grupo, Su iglesia.

Por ello, el conocimiento de la verdad de Dios debe llevar a los creyentes a amar a la iglesia. ¿Cómo se puede afirmar que se ama a Cristo, pero no se ama a Su novia? Estoy hablando de iglesias sanas, no de las seudoiglesias que no siguen el evangelio. Aunque, de una forma diferente, también somos llamados a amar a los que viven en el error, pero eso es una conversación para otro día.

En diversas partes de la Escritura vemos como el amor a Cristo es reflejado en el amor por aquellos por los que Cristo murió. Sí, no es fácil amar a pecadores, el ejemplo de Cristo nos muestra cuán doloroso fue Su por nosotros y por todos los que son Suyos. Aun así, el mandamiento de amarnos es para cada creyente, pues esto es un mensaje al mundo sobre cómo en verdad funciona el amor.

Amar y el amor es algo que se habla por todos lados, el mundo ama hablar del amor. Pero en verdad no lo comprenden. Cuando los creyentes, al crecer en conocimiento de Dios, entendemos que debemos amarnos, mostramos el evangelio al mundo.

Ricos y pobres adorando juntos, compartiendo la mesa o el piso de nuestras casas; personas de distinta posición política diciendo que se aman y mostrando ese amor; gerentes de empresas abrazando a la persona que limpia las calles de la ciudad porque saben que son iguales en Cristo. ¡Solo Cristo puede hacer eso!

Si la teología no nos lleva a amar sacrificialmente a la iglesia, a los miembros de la iglesia, quizás hemos perdido el punto central de conocer al Señor.

Debemos cuestionar la idea de que basta conocer la verdad bíblica sin necesidad de la iglesia. / Foto: Pexels

¿Hay más?

Claro que sí, hay muchos aspectos más a considerar sobre cómo el conocimiento de Dios debería cambiarnos, pero hoy quería que meditemos brevemente en estos dos aspectos: vidas santas y amor a la iglesia.

No he sido profundo al tocar estos temas, pero confío que el Espíritu Santo te hará meditar más profundamente sobre lo que he dicho, para que tu vida, al crecer en el conocimiento del Señor y Su Palabra, te haga pensar, respirar, actuar, vivir para Su gloria.

Rudy Ordoñez

Rudy Ordoñez, sirve en la Iglesia Presbiteriana Gracia Soberana, en Tegucigalpa, Honduras. Director Editorial en Volvamos al Evangelio. Editor y traductor en diversos proyectos. Apasionado de la iglesia local. Le gusta leer mucho y escribir un poco de todo. Casado con Ehiby y papá de Benjamín y Abigail.

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