Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén (Efesios 3:20-21).
Hay tantas concepciones erradas sobre la oración, tantas malinterpretaciones, que de vez en cuando debemos volver a las Escrituras para clarificar si nuestro entendimiento es realmente bíblico.
He oído personas decir que pedir a Dios con alguna petición específica más de una vez es demostrar falta de fe y es pecado. Mateo 6:7-8 nos asegura que Dios conoce nuestras necesidades y no debemos utilizar repeticiones sin sentido. En este caso la repetición no es el problema sino el “sin sentido”. Cuando nuestras oraciones son para impresionar a aquellos a nuestro alrededor entonces nuestra oración no es hacia Dios sino hacia el hombre. Y peor aun, el propósito de Dios con la oración es que humildemente dependamos de Dios y no demostrar orgullosamente nuestras habilidades a los hombres.
También he escuchado personas decir que si nuestras peticiones de oración no son contestadas en una forma afirmativa también esto demuestra una falta de fe. Juan 14:13 nos dice: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Para que el Padre sea glorificado, la oración tendría que ser de acuerdo con Sus propósitos y no de acuerdo a la cantidad de fe que tengamos.
Para demostrar ambos principios quisiera regresar a Jesús en el jardín de Getsemaní. Leemos en Mateo 26 que Jesús pidió la misma petición tres veces en los versículos 39, 42 y 43 y con cada petición, Él terminó diciendo: “pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras”. Jesús estaba pidiendo al Padre que si fuera posible, le evitara pasar por la cruz. ¿Su oración fue ignorada por el Padre? ¿Su oración no fue contestada? ¿Jesús no tuvo suficiente fe en el Padre? Parecen preguntas tontas porque sabemos que son imposibles en relación a Jesús. Sin embargo, estas son las consecuencias de creer falsedades. Cristo demostró que podemos orar más de una vez, y no es por falta de fe que el Padre nos niega. El Padre sí le contestó porque leemos en Hebreos 9:14 que ¡fue por el Espíritu eterno que Jesús pudo sobrellevar la cruz! El propósito de Dios fue que Cristo se ofreciera para que todos sus hijos pudieran entrar en el cielo y, entonces, ¡su oración fue contestada según el propósito de Dios! El Espíritu Santo ayudó a la naturaleza humana de Jesús a completar lo que Dios quería. Nosotros creemos en un Dios que es tan poderoso que puede hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Ef. 3:20) por lo que no podemos pretender entender lo que Él hace. Las respuestas a nuestras oraciones son de acuerdo a un plan que coopera para bien para aquellos que aman al Señor y son llamados conforme a su propósito (Ro. 8:28). No podemos perder de vista que la vida no se trata de nosotros sino de un Dios grande, perfecto y sabio y Sus respuestas son de acuerdo a Su plan soberano.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice…” (Ap. 2:29).