La oración: una dulce comunión

El objetivo de la oración es una dulce comunión con Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
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El comienzo de la oración

En el principio, Dios sopló Su aliento en la humanidad. Según Moisés y Pablo, este aliento (o Espíritu) hizo que Adán y Eva fueran almas vivas (ver Gn 1:7; 1Co 15:45).

¿Qué significa ser un alma viviente? Como mínimo, significa que fuimos creados con una capacidad espiritual única para estar en comunión con Dios. Pero ¿por qué nos ha dado Dios esta capacidad?

La respuesta de la Biblia es sencilla pero profunda: Dios desea habitar con la humanidad. Esto se hace evidente en muchos lugares: el huerto del Edén (Gn 1 – 2); el tabernáculo de Israel (Ex 40); la encarnación de Cristo (Mt 1; Lc 1; Jn 1); la nueva Jerusalén (Ap 21 – 22); y más. De hecho, toda la historia bíblica culmina en el cumplimiento del deseo de Dios: “El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos” (Ap 21:3).

Así pues, la oración puede describirse como una consecuencia o implicación del deseo de Dios de habitar con nosotros. Es un medio que Dios nos ha dado para estar en comunión con Él —a través de hablar, escuchar y reflexionar— en este lado del cielo. Su gran fin supremo, como ya se ha dicho, es la comunión eterna y sin obstáculos con Dios.

La oración puede describirse como una consecuencia o implicación del deseo de Dios de habitar con nosotros. / Foto: Light Stock

La caída de la oración

¿Cómo se vio afectada la oración por la caída de la humanidad? ¿La rebelión pecaminosa de Adán y Eva erradicó la posibilidad de la comunión mediante la oración con Dios?

Según el relato bíblico, la oración continúa, incluso después de la caída. De hecho, Dios habla a Adán y Eva cuando se esconden de Él, y ellos le responden (ver Gn 3:9-10). Y, sin embargo, en la conversación se revela una profunda tensión, una tensión que el Nuevo Testamento denomina “hostilidad” entre Dios y la humanidad (Col 1:21).

¿Qué significaba esta hostilidad para la oración? Entre otras cosas, significaba que la oración era un medio no solo para estar en comunión con Dios, sino también para confesar el pecado, lamentar el sufrimiento en el mundo y buscar la liberación del mal en todas sus formas.

Según el relato bíblico, la oración continúa, incluso después de la caída. Pero a partir de ahí, la oración también se convierte en un medio para confesar el pecado, lamentar el sufrimiento y buscar la liberación del mal. / Foto: Light Stock

El restablecimiento de la oración

Después de la caída, ¿cómo se restaura la oración? Según el Nuevo Testamento, la oración se restaura en la persona y la obra de Jesucristo. En la cruz, Jesús puso fin a la hostilidad que dividía a Dios y a Su pueblo, declarando de una vez por todas: “Consumado es” (Jn 19:30). En ese mismo momento, el velo del templo se rasgó en dos, y el pueblo de Dios fue acogido de nuevo en la presencia de Dios (ver Mr 15:38). Se restableció así la comunión en oración con Dios.

Por supuesto, nuestra parte de la conversación todavía lleva marcas de los efectos distorsionadores del pecado. Por eso nos cuesta orar. De hecho, la mayoría de las veces ni siquiera sabemos por qué debemos orar (comparar. Ro 8:26). Y, sin embargo, en Cristo, nuestras oraciones débiles y endebles se santifican y se elevan a Dios. Como dice Juan: “[Al ángel]  se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. De la mano del ángel subió ante Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos” (Ap 8:3-4). Dios se complace en oler el incienso de nuestras oraciones. Cada una de ellas.

La oración se restaura en la persona y la obra de Jesucristo. En la cruz, Jesús puso fin a la hostilidad que dividía a Dios y a Su pueblo. / Foto: Envato Elements

Una invitación a la oración

A propósito de la oración, C. S. Lewis dijo: “Dios tiene una atención infinita para cada uno de nosotros. No tiene que ocuparse de nosotros en masa. Estás tan a solas con Él como si fueras el único ser que ha creado”. [1] En otras palabras, a pesar de los miles de millones de oraciones que se elevan a Dios cada hora de cada día, Dios no se estresa. Para nada.

Esto significa que tú y yo estamos invitados a acercarnos a Dios a través de la oración en cualquier momento de cualquier día por cualquier cosa. Desde un problema con el automóvil hasta un cáncer en fase cuatro, el Dios eterno tiene “tiempo” más que suficiente para cuidar de ti. De hecho, le encanta hacerlo (1P 5:7).

En última instancia, el objetivo de la oración es una dulce comunión con Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Sí, puede que comencemos la vida de oración con nada más que peticiones y ruegos, pero al final recibiremos mucho más que oraciones contestadas. Recibiremos a Dios mismo.


[1]  C.S. Lewis, Mero Cristianismo

Publicado originalmente en For the Church.

Drake Burrows

Drake Burrows sirve como el fundador y pastor principal de la Iglesia de la Trinidad en la región de Midtown de Kansas City, MO. Está casado con Lydia, y juntos están criando a dos hijos.

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