La letra mata, pero el estudio de la biblia no

Una reflexión sobre la frase bíblica “la letra mata, pero el Espíritu da vida” y lo que el Nuevo Testamento enseña sobre el estudio de la Escritura.
Foto: Envato Elements

¿Es peligroso leer la Biblia? Muchos cristianos creen que sí. Pablo fue contundente en su mensaje a los corintios: “La letra mata, pero el Espíritu da vida” (2Co 3:6). Por eso, muchos creyentes en Latinoamérica han llegado a la conclusión de que, si “la letra mata”, entonces un estudio profundo y académico de la Biblia podría ser un obstáculo para su fe, incluso llevándolos a la muerte espiritual. En cambio, han optado por buscar “el Espíritu” para vivir su fe, refiriéndose a una experiencia movida principalmente por las emociones. 

Pero ¿cómo se originó esa interpretación de las palabras de Pablo? ¿Qué quieren decir las palabras “letra” y “Espíritu”? ¿Qué dice la Biblia misma sobre su estudio? Reflexionaremos brevemente en estas preguntas.

Una nueva predicación en el siglo veinte

Las primeras décadas del siglo pasado estuvieron caracterizadas por una actividad muy dinámica del movimiento pentecostal en Centro América y Suramérica. Los evangelistas de cruzadas y grandes campañas al aire libre parecían seguir un patrón marcado, de tal forma que era difícil identificar si pertenecían a una denominación particular.

Ese fenómeno tuvo muchos aciertos y una gran influencia positiva por medio de la predicación del evangelio. Durante varias décadas, miles de personas escucharon por primera vez la predicación de la Biblia de alguien sin la sotana de un clérigo católico. Sin embargo, ese movimiento también tuvo desaciertos, y uno de los más importantes fue comunicar una idea errónea sobre el efecto del estudio bíblico en las personas.

En sus campañas, estos predicadores usaron la siguiente consigna como bandera de sus enseñanzas: “La mucha letra mata, pero el Espíritu vivifica”. Según ellos, esta frase de Pablo resumía la razón de ser del movimiento pentecostal, pues este había surgido como una respuesta a la fría ortodoxia de fines del siglo diecinueve y las incansables disputas con el racionalismo de la época.

El ser “vivificados en el Espíritu” era interpretado como el bautismo del Espíritu Santo propio del pentecostalismo. Recordemos que en la teología carismática y pentecostal los creyentes pueden experimentar dos niveles distintos en su relación con Dios. Así, aquellos creyentes que han experimentado el “bautismo del Espíritu Santo” pertenecen a un grupo que es superior a aquellos que no lo han hecho.

Una predicación más centrada en la experiencia espiritual del creyente y alejada del racionalismo propio de la época parecía ser lo que los nuevos creyentes necesitaban. Sin embargo, cual péndulo que es lanzado con fuerza y en su regreso tiene un impacto muy fuerte, esa consigna trajo consecuencias negativas. El movimiento pentecostal, buscando distanciarse de la ortodoxia de su tiempo, sobre enfatizó la experiencia espiritual y rechazó el estudio sistemático de las Escrituras.

Las primeras décadas del siglo pasado estuvieron caracterizadas por una actividad muy dinámica del movimiento pentecostal en Centro América y Suramérica. Una cantidad significativa de cruzadas evangelísticas se llevaron a cabo en aquella época.

El mensaje de Pablo en 2 Corintios

Veamos si lo que los pentecostales entendieron es lo que Pablo quiso enseñar. El versículo completo en donde está la consigna utilizada por el movimiento pentecostal es 2 Corintios 3:6: “El cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida”. ¿De qué habla este capítulo?

A lo largo de las dos cartas de Pablo a los corintios, un tema clave es la autoridad apostólica de Pablo y cuánto les costaba a esos creyentes someterse a ella. En este capítulo específicamente, el apóstol afirma que él no necesitaba una carta de recomendación proveniente de líderes judíos para demostrar su apostolado. Los oponentes de Pablo estaban trayendo cartas de recomendación desde Judea para probar sus ministerios. Los corintios mismos eran la “carta de recomendación”, pues Dios estaba usando a Pablo como apóstol y ellos eran la evidencia (2Co 3:1-2). 

Ahora, Pablo no pretendía afirmar que las personas fueran salvas gracias a su poder. En cambio, se consideraba a sí mismo, por así decirlo, como un asistente de Cristo que escribía en Su nombre (“carta de Cristo redactada por nosotros”). Además, Pablo resalta que esa obra de Cristo se había hecho bajo el nuevo pacto profetizado por Jeremías (Jer 31:33). Ellos habían sido una carta escrita, no con “tinta” sobre “tablas de piedra”, sino con el “Espíritu” sobre “tablas de corazones humanos” (2Co 3:3-5). El contraste entre las tablas de piedra y los corazones humanos lleva al lector a pensar en el nuevo pacto.

Finalmente, en el versículo 6, donde se origina nuestra discusión, Pablo dice que Dios lo ha capacitado para hacer su labor como “ministro del nuevo pacto”, y explica que ese pacto era “del Espíritu” y no “de la letra”. En otras palabras, el apóstol no predicaba que la salvación estuviera basada en el cumplimiento de la Ley de Moisés, sino en la obra del Espíritu, profetizada por Jeremías. Los corintios, como carta que recomendaba el trabajo de Pablo, habían sido escritos por “el Espíritu” y no por “la letra” de la Ley.

Así, cuando Pablo concluye diciendo que “la letra mata”, se refiere al intento de cumplir la Ley para ser justificado, pues nadie puede hacerlo, y cuando dice que “el Espíritu vivifica”, se refiere al nuevo pacto hecho realidad en Cristo. Los corintios mismos eran ejemplo de personas salvas en el Espíritu y no en el cumplimiento de la Ley.

William Hendriksen, en su comentario sobre 2 Corintios, lo explica así:

Pablo contrasta la ley del Antiguo Testamento, que había permanecido en lo exterior de su pueblo, con la ley del Nuevo Testamento, que opera en lo interno. De hecho, Pablo nos da a entender que el pacto del Antiguo Testamento ha quedado obsoleto, y que el pacto del Nuevo Testamento, inaugurado por Jesús y la venida del Espíritu Santo, es el que ahora opera (cf. Heb 8:13).

Concluimos, entonces, afirmando que Pablo no habla aquí sobre la lectura de la Biblia, sino sobre el cumplimiento de la Ley como un método fallido para ser salvo y del Espíritu como el medio que realmente daba salvación.

En 2 Co. 3:6 Pablo no habla sobre la lectura de la Biblia, sino sobre el cumplimiento de la Ley como un método fallido para ser salvo y del Espíritu como el medio que realmente daba salvación. / Foto: Jhon Montaña

El verdadero efecto de leer la Escritura

Volviendo a la consigna del movimiento pentecostal, ¿hay alguna manera en la que la Biblia sugiera que su estudio pueda causar muerte espiritual? 

Jesús mismo dice que la Biblia da vida eterna y testifica sobre Él. Con tono sarcástico, exhorta a los fariseos porque estaban estudiando el Antiguo Testamento mal, pues una lectura correcta debió llevarlos a creer a Jesús y en la vida que Él daba. “Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí!” (Jn 5:39). Así, según el mismo Señor, las Escrituras son fuente de vida y no de muerte.

Además, la Biblia misma anima a los creyentes a perseverar en un estudio responsable y diligente de ella. Por su parte, Lucas dice que los de Berea eran “más nobles”, pues escudriñaron las Escrituras para verificar las enseñanzas de Pablo y Bernabé (Hch 17:10-11). En otras palabras, es algo noble y responsable estudiar las Escrituras. Pablo también muestra que el uso correcto y responsable de las Escrituras le permitiría a Timoteo ser un “obrero aprobado” (2Ti 2:15).

la Biblia misma anima a los creyentes a perseverar en un estudio responsable y diligente de ella./ Foto: Unsplash

Para concluir, vale la pena recordar que el estudio de la Biblia sí puede hacerse de una manera que deshonra a Dios, y es necesario hacer una advertencia al respecto. Pablo mismo advirtió sobre esto a los corintios, diciéndoles: “El conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1Co 8:1). Algunos corintios entendían que los ídolos no existían y que había un solo Dios verdadero, por lo cual decidían comer carne sacrificada libremente sin pensar en la conciencia de sus hermanos. Ese era un conocimiento que no edificaba, sino que solo envanecía.

El estudio bíblico debe producir un corazón que adore al Señor, una vida de santidad y un amor sincero hacia el prójimo. Si el estudio de la Biblia no genera eso, no es problema de la Escritura, sino del cristiano inmaduro y su corazón envanecido. Así pues, somos llamados a cuidar de nuestras motivaciones a medida que profundizamos en el estudio de las Escrituras.

Jacobis Aldana

Jacobis Aldana es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011 y actualmente es pastor principal de Iglesia Bíblica Soberana Gracia en Santa Marta, Colombia, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.

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