¿Por qué es importante contar con un equipo para la plantación de una iglesia? ¿No es suficiente con tener un pastor principal?
Si nos basamos en la práctica neotestamentaria y observamos el ministerio de Jesús, vemos que Él no trabajó solo, sino que formó y desarrolló a Sus discípulos, involucrándolos activamente en Su misión. Cuando los enviaba, lo hacía de dos en dos o en grupos (Mr 6:7; Lc 10:1). Además, el Espíritu Santo guió a la iglesia en Antioquía para comisionar a Pablo y Bernabé juntos, no por separado (Hch 13:2-3).
El apóstol Pablo tampoco trabajó como un “llanero solitario” al plantar iglesias; siempre estuvo acompañado por colaboradores como Timoteo, Tito, Silas y otros (Hch 16:1-5; 2Ti 4:9-12). Esto demuestra que la labor ministerial y la plantación de iglesias no se diseñaron para ser emprendidas por un hombre solo.
Por lo tanto, si este es el modelo bíblico, también debe ser nuestro patrón a seguir.
Hay sabiduría en hacer ministerio en equipo. Creo firmemente que el liderazgo plural no solo es bíblico, sino también sabio. Ningún hombre, por sí solo, tiene todos los dones, la capacidad, la sabiduría o la fortaleza para llevar a cabo el ministerio pastoral y la plantación de una iglesia (1Co 12:12-27). Trabajar en equipo permite una mejor distribución de responsabilidades, fortalece el ministerio y refleja la interdependencia que Dios ha diseñado en el cuerpo de Cristo.

¿Qué tipo de carácter cristiano se necesita para servir en un equipo de plantación de iglesias?
El grupo núcleo o “core group” que participará en el inicio de una iglesia debe poseer características fundamentales que todo plantador debe considerar. El carácter piadoso y la madurez espiritual son más importantes que cualquier talento o habilidad particular. Al considerar los principios bíblicos, podemos enumerar las siguientes cualidades esenciales:
- Creyente genuinos
En una iglesia hoy en día, compuesta en gran parte por “cristianos nominales” —es decir, de nombre— y llena de pragmatismo, es vital recordar que los miembros de un equipo de plantación deben ser creyentes genuinos. No podemos incluir a no creyentes en un trabajo que tiene un fundamento espiritual y eterno (Jn 3:3).
- Cristianos maduros
No basta con ser creyentes; el equipo debe estar compuesto por cristianos maduros en la fe, firmes en la Palabra de Dios. Preferiblemente, no deben ser neófitos o creyentes nuevos, pues la plantación de iglesias es una labor demandante que requiere madurez espiritual y emocional (Heb 5:14).
- Cristianos comprometidos y serviciales
Necesitamos personas de oración, dependencia constante del Señor y carácter piadoso probado en el tiempo. Un cristiano maduro no solo lleva tiempo en el Señor, sino que también demuestra su compromiso sirviendo fielmente en su iglesia local, han probado su disposición no solo a servir donde les gusta, sino también en contextos difíciles o desconocidos. Hermanos que buscan el interés de otros antes que el propio (Fil 2:3-4).
- Cristianos perseverantes y consistentes
Deben ser hermanos cuyo carácter ha sido probado en medio de la dificultad. En medio de los desafíos, sufrimientos y hasta pérdidas, que hayan permanecido firmes y perseverando con fe y gozo (Stg 1:12).
- Cristianos humildes
Por último, no buscamos “estrellas”, sino hermanos cuya prioridad sea la causa de Cristo por encima de sus propios intereses. Necesitamos personas que no vean la plantación de iglesias como una oportunidad para protagonismo personal; todo lo contrario, buscamos hermanos que desean que la belleza de Cristo resplandezca en la nueva iglesia y que impulsen la unidad del cuerpo (Jn 17:21). Los miembros de este equipo deben estar convencidos de que el nombre al frente de la camisa es más importante que su apellido en la parte de atrás. Su motivación principal debe ser que el evangelio transforme la comunidad donde se va a plantar la iglesia y que solo el Señor reciba la gloria (1Co 10:31).

¿Qué roles y responsabilidades forman parte de un equipo de plantación de iglesias?
Estoy convencido de que el modelo bíblico para iniciar una iglesia es que esté liderada por una pluralidad pastoral. También que antes de comenzar una iglesia, estos pastores tengan una sana eclesiología, es decir, una comprensión bíblica sólida sobre lo que es una iglesia y cómo debe funcionar. Como bien dice mi amigo Nathan Knight: “No puedes plantar una iglesia si no sabes qué es una iglesia”.
Este principio también se aplica a quienes aspiran a ser parte de un equipo de plantación de iglesias. Es vital que los miembros del equipo sean parte activa y comprometida de una iglesia saludable, que comprendan la doctrina y la vida de la iglesia local antes de salir a plantar una nueva obra. Si los plantadores y los miembros del equipo tienen clara la naturaleza y misión de la iglesia, podrán definir con mayor precisión los roles y responsabilidades dentro del equipo.
Dicho esto, estoy convencido que un equipo de plantación de iglesias saludable debe estar compuesto por cuatro tipo de personas:
- Pastores y maestros (predicación y enseñanza)
Estos hermanos deben ser capaces de liderar la iglesia en su fundamento teológico, predicando y enseñando fielmente la Palabra de Dios. La predicación sólida es la columna vertebral de cualquier plantación. Los pastores y maestros deben alimentar al rebaño con la verdad del evangelio y establecer una base doctrinal firme (Ef 4:11-12; 2Ti 4:2).
- Hermanos con dones de servicio (supliendo necesidades prácticas)
El equipo necesita creyentes con corazones serviciales y dones prácticos para atender las necesidades de la iglesia y de la comunidad. Estos hermanos juegan un papel clave al permitir que los pastores se concentren en la enseñanza y la oración. El servicio práctico, como, por ejemplo, la hospitalidad, el cuidado de instalaciones y la atención a las necesidades de los creyentes pero también de la comunidad, refleja el amor de Cristo en acción (Hch 6:3-4; Ro 12:7-8).
- Evangelistas (alcance a los perdidos)
Es fundamental contar con hermanos apasionados por predicar el evangelio a los perdidos y conectar con la comunidad local. Su rol es abrir puertas para el evangelio y alcanzar a quienes aún no conocen a Cristo. La plantación de iglesias debe tener un enfoque misional: alcanzar a los perdidos con un evangelio claro y auténtico (Mt 28:19-20; Ro 10:14-15).
- Hermanos con dones de administración y organización
El equipo necesita creyentes dotados para organizar, planificar y gestionar los recursos que faciliten el buen funcionamiento de la iglesia. Estos hermanos garantizan procesos en orden y eficientes. La administración es crucial para coordinar y liderar ministerios y asegurar la mayordomía fiel de los recursos que Dios provee (1Co 14:40).

¿Qué tipo de preparación o entrenamiento necesita mi equipo de plantación de iglesias? ¿Cómo sé cuándo mi equipo está “listo”?
Si queremos un equipo de plantación de iglesias saludable, unido y con un mismo propósito, debemos prepararlos bíblica, teológica, eclesiológica y evangelisticamente. Esta formación debe ser integral, enfocada no solo en el conocimiento, sino también en la prác ca y el carácter.
- Preparación bíblica y teológica
El equipo necesita un fundamento sólido en la Palabra de Dios y en las doctrinas esenciales de la fe. No se puede plantar una iglesia sin una comprensión clara de la sana doctrina (2Ti 3:16-17), pero también un enfoque para que todos puedan entender y comunicar con claridad el evangelio.
- Preparación eclesiológica
Muchas veces cometemos el error de asumir que entienden lo que la iglesia es y cómo funciona, pero en mi experiencia, la eclesiología (la doctrina de la iglesia) es fundamental. Todo el equipo debe entender qué es la iglesia, por qué existe y cómo funciona. Debemos enseñarles la naturaleza y misión de la iglesia, la importancia de las ordenanzas, que es y cómo luce un liderazgo bíblico: pastores y diáconos, qué es la membresía, la importancia de ser parte de una iglesia y la razón por la que todo cristiano debe ser un discípulo que participa activamente en el discipulado de otros.
Como ha dicho Mark Dever: “Una iglesia sana no surge por accidente; requiere claridad bíblica y liderazgo intencional”.
- Preparación evangelística
Un equipo de plantación debe estar comprometido con el evangelismo y el alcance a la comunidad local. La plantación de iglesias es, en esencia, una misión de predicación del evangelio para la transformación de vidas. Los pastores debemos capacitar a nuestros equipos en cómo compartir el evangelio de manera clara y contextualizada, pero también en ejercitar la hospitalidad y el servicio como herramientas evangelísticas.
Cuando un equipo ha sido expuesto de manera intencional y estructurada al menos a estos tres componentes, y también ha cumplido con los requisitos que hemos compartido en las preguntas anteriores, entendemos que estarían listos para salir a comenzar un proceso de plantación de iglesias saludable.

¿Cuáles son algunos contratiempos y luchas que debo esperar en los primeros meses y años de una plantación de iglesia? ¿Cómo puedo ayudar a mi equipo a superar estos desafíos?
Estamos sembrando una semilla en la tierra, no colocando una bolsa de “popcorn” en el microondas. Aquellos que aspiran a ser parte de un equipo de plantación de iglesias y desean hacerlo a la manera de Dios, deben entender que el proceso será sacrificado, tomará tiempo y requerirá mucha paciencia.
Enfrentaremos dificultades con el local de reunión, equipos y recursos limitados. Es posible que no contemos con un ministerio de alabanza como el de la iglesia que nos envió, ni podamos abrir el ministerio de niños tan rápido como deseamos. Además, no toda la gente que invitemos llegará el próximo domingo como esperamos. Tendremos muchas responsabilidades sobre pocos voluntarios, lo que generará incomodidades y nos llevará a ajustar nuestras expectativas cuando estas no se cumplan porque quizás no eran realistas.
Muchas veces, tendremos que hacer más con menos: menos manos disponibles y menos recursos económicos. Sin embargo, no debemos desanimarnos, pues recordemos que no estamos llevando a la ciudad un circo, una tienda de cannabis o un prostíbulo. Estamos entrando como un ejército espiritual “en la casa del hombre fuerte” (Mt 12:29), y esto significa que enfrentaremos ataques espirituales, resistencia y oposición. Pensemos en los recibimientos que le dieron al apóstol Pablo cada vez que iba a una ciudad gentil y predicaba en la sinagoga: la oposición era fuerte, pero el poder del evangelio siempre prevaleció. Así también será con nosotros.
Algunas ideas que puedo compartir para prepararse para la oposición que se recibirá son:
- Oración
Para enfrentar los retos naturales y espirituales de comenzar una nueva obra, debemos ser personas comprometidas con la oración, tanto individual como colectivamente. La oración es nuestra mayor arma (Ef 6:18).
- Cuidado pastoral
Los pastores deben invertir tiempo y esfuerzo en su equipo: cuidarlos y darles seguimiento tanto en lo espiritual como en lo emocional. Es fundamental ser transparentes y honestos unos con otros, fomentando una comunicación clara y constante. Además, deben recordar y reforzar la misión y visión de la iglesia plantada para mantener el enfoque y la unidad. Cuando surjan los retos y desafíos propios de la plantación, los pastores deben recordarles a su equipo quiénes son: administradores, mayordomos que sirven a Jesucristo y a Su rebaño. La iglesia no es nuestra; le pertenece a Él. Jesucristo es el dueño, el Pastor y el Señor de ella. En esta verdad encontramos seguridad y confianza, sabiendo que, bajo Su guía, estaremos bien y seguros.
- La Palabra como fundamento
No podemos olvidar que lo que hace nacer, crecer y sostener a una iglesia es la Palabra de Dios predicada fielmente y sin adulterar (2Ti 4:2). No podemos asumir el evangelio, debemos recordarlo diariamente para que nos mantenga enfocados en la razón principal por la que hacemos lo que hacemos.
- Acompañamiento y apoyo externo
Es importante estar acompañados, no solo por la iglesia madre, sino también por otras iglesias que puedan animar al equipo y sostener sus brazos en momentos de debilidad, al igual que Aarón y Hur con Moisés (Ex 17:12). Las iglesias enviadoras deben orar por los plantadores y su equipo, animarlos con palabras, recursos y apoyo práctico. Por último, recordarles Gálatas 6:9: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.
La plantación de iglesias es un trabajo sacrificado, pero no estamos edificando nuestra iglesia, ¡es Su iglesia! Jesús nos recuerda en Mateo 16:18: “Yo edificaré Mi iglesia”. Esto significa que la obra no depende de nosotros, sino de Él. Nuestra responsabilidad es sembrar con fidelidad, porque es el Señor quien da el crecimiento (1Co 3:6). A su tiempo, veremos el fruto para la gloria de Dios. Sigamos confiando y sirviendo con gozo, sabiendo que la iglesia pertenece a Cristo y Él cumplirá Su promesa.

¿Qué necesita un equipo de plantación de iglesias de su pastor principal? ¿Cómo puedo servirles y liderarlos bien?
Como mencioné anteriormente, el modelo bíblico para el liderazgo en la iglesia local es la pluralidad de pastores. Sin embargo, entiendo que, debido a dones más desarrollados en áreas específicas y a una mayor experiencia, suele haber un “primero entre iguales” o un pastor principal.
Aunque esta sea la realidad en la mayoría de las iglesias hispanohablantes, animo a los pastores a que aspiren y se preparen, pero también a que identifiquen y capaciten a otros hombres con las características descritas en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9, para que sus iglesias puedan ser bendecidas con una pluralidad pastoral.
Dicho esto, los pastores están llamados a proveer y servir, no solo a su equipo de plantación, sino también a todos aquellos que el Señor añadirá a esa nueva iglesia.
A continuación, describo las responsabilidades clave que el equipo necesita del pastor para ser bien servido y liderado:
- Misión y visión bíblicamente arraigada
La plantación de iglesias no es abrir una franquicia de comida rápida en una ciudad; es extender el reino de Dios en esa comunidad. Los pastores deben comunicar con claridad cuáles son los valores y las convicciones bíblicas de esta nueva iglesia.
Esto no debe ser un ejercicio aislado. El pastor debe reunir al equipo constantemente para recordarles el llamado del Señor y las convicciones no negociables que los guían como iglesia. La claridad y la repetición de esta visión unifican y fortalecen al equipo (Pro 29:18).
- Predicación fiel de la Palabra
La predicación de la Palabra no puede ser descuidada por la carga de trabajo que trae la plantación. Debemos recordar que la predicación fiel es el medio que Dios usa tanto para llamar a los perdidos como para alimentar a Su rebaño. El pastor debe dedicar tiempo a la oración y preparación para predicar todo el consejo de Dios, asegurándose de que su equipo esté recibiendo una dieta espiritual sólida que les permita enfrentar los desafíos de la plantación con firmeza y fe (2Ti 4:2).
- Cuidado de la grey
Después de la predicación, una de las responsabilidades más importantes de un pastor es el cuidado pastoral y la consejería. El equipo necesita pastores que estén atentos, disponibles y dispuestos a caminar con ellos, ayudándoles a aplicar la Palabra a sus vidas y equipándolos para enfrentar los desafíos del ministerio. Este cuidado no solo implica resolver problemas, sino también acompañar espiritualmente, brindando herramientas bíblicas y prácticas para que puedan crecer en su caminar con Cristo mientras sirven (1P 5:2-3).
- Ser un ejemplo
El equipo necesita ver en su pastor consistencia entre lo que predica y lo que vive. El pastor debe ser un ejemplo tangible de lucha contra el pecado, dependencia de la gracia del Señor y crecimiento en santidad, humildad y piedad. No somos perfectos, pero sí debemos ser modelos de arrepentimiento y dependencia de Cristo. Nuestra vida debe invitar al equipo a imitarnos en la medida en que imitamos a Cristo (1Co 11:1).
Al final del día, como pastores, también somos ovejas que necesitan el cuidado del Buen Pastor. Un equipo de plantación necesita una visión clara, predicación fiel, cuidado constante y un ejemplo de vida piadosa. La tarea es grande, pero el Señor es quien edifica Su iglesia.