Job 36:19 – 37:24
Cuando Elihú concluye su teodicea presentada al indigente Job, condensa su exposición en dos verdades. Las encontramos Job 36:22 y 23: “Dios es exaltado en Su poder … ¿y quién ha dicho: ‘Has hecho mal’?”. Dios es todopoderoso y nada puede impedir que cumpla Su voluntad. Dios es perfectamente justo, de modo que la voluntad que cumple es una expresión de justicia. En Job 36:19-21, Elihú menciona tres refugios que buscan los pecadores para evitar reconciliarse con la santa ira de Dios. Estos intentos de refugiarse del juicio divino muestran su desprecio por el rescate que Dios proporcionó.
Uno de estos escondites a los que miran los hombres son las riquezas. ¿Tienen las riquezas fuerza para dar cumplimiento definitivo a la vida? ¿Pueden protegerlos de la venida del justo juicio? Necesitan escuchar la advertencia de Santiago: “¡Oigan ahora, ricos! Lloren y aúllen por las miserias que vienen sobre ustedes. Sus riquezas se han podrido y sus ropas están comidas de polilla” (Stg 5:1-2).
Otros simplemente anhelan la muerte como escape de los problemas terrenales. “No anheles la noche” (Job 36:20), dice Elihú. Las personas desaparecen de este mundo, pero su vida ante Dios no termina. Antes, Job simplemente deseaba no ser (Job 3:1-19). Pero la muerte, temprana o tardía, no elimina la cita que tenemos con Dios: “Está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio” (Heb 9:27).
Otros simplemente dejan de lado cualquier sentido de responsabilidad personal ante Dios y se inclinan hacia una mayor indulgencia hacia el mal (Job 36:21). Razonan que la búsqueda ilimitada del placer anestesiará el dolor del juicio. Renuncian a la lección que les enseña la aflicción de Dios.
Los hombres simples, en cualquiera de estas condiciones de poder o privilegio, no deben exaltarse a sí mismos, sino recordar que solo Dios es exaltado y que solo Él juzga y revela la verdad (Job 36:22-23). Dios es el omnipotente y no hay manifestación de poder en el mundo que no provenga de Él (Jn 19:10-11). Dios conoce todas las cosas y actúa siempre según Sus designios, por lo que podemos preguntarnos con Elihú: “¿Quién es maestro como Él?” (Job 36:22). Dios conoce, no mediante la investigación o la lógica, sino mediante la invención. Todas las cosas que existen y sus relaciones con todas las demás cosas son producto de su creación. Él hizo todas las cosas que no son él mismo y sigue manteniendo todas estas mismas cosas. No existe nada que Él no conozca y mantenga en el ser perfectamente, y todo lo que dice sobre cualquier cosa es verdad. “¿Quién es maestro como Él?”.

Dios hace todas las cosas según el consejo de Su propia voluntad (Ef 1:11), por lo que nadie puede cuestionar el funcionamiento del mundo o de sus propias vidas. ¿Hay alguien por encima de Él o alguien da instrucciones al eterno, omnisapiente y todopoderoso? “¿Quién le ha señalado Su camino?” (Job 36:23a). Él es el tres veces santo, es todo justo. No comete errores ni tiene defectos morales. Todo lo que determina para probar, santificar y juzgar a los hombres está de acuerdo con una justicia perfecta que es propia de Su naturaleza. “¿Y quién le ha dicho: ‘Has hecho mal’?”.
Elihú señala entonces la evidencia que las nubes, la lluvia y los relámpagos dan del poder y el propósito moral de Dios. El rayo es impredecible, aterrador e impresionantemente hermoso, y todo está en la mano de Dios para cumplir Su preciso propósito (Job 36:32; 37:2-5, 11-13). Con el misterio que tales fenómenos cotidianos plantean ante la observación humana, ¿quién puede poner límite a la sabiduría, el poder o el ser de Dios? El rizo, el color y el movimiento de las nubes, junto con su destilación en lluvia o nieve para el terror o para el sustento que da vida (Job 36:31; 37:5-10), muestran que Dios no doblega Su poder ni Su propósito soberano al control del hombre.
Al exaltar Su obra, nos lleva a exaltarlo a Él (Job 36:24, 26; 37:1). Sin embargo, considerando la magnitud de Su obra y lo poco que sabemos de ella, sin duda debemos reconocer que es verdaderamente incomprensible. “¿Sabes tú la posición de las densas nubes, maravillas del perfecto en conocimiento?” (Job 37:16). Su infinitud en todo lo que es excelente, combinada con Su eternidad en Su ser, desafían a cualquier ser finito ―todas Sus criaturas― a reclamar cualquier tipo de conocimiento que pudiera justificar una queja contra Él (Job 37:14-20). Su poder es incontrolable y refleja Su “majestad impresionante” (Job 37:22). Así como Su poder es ilimitable y expresión absoluta de Su naturaleza, Su justicia y rectitud cabalgan sobre las alas de Su poder en absoluta pureza (Job 37:23).

Dada esta combinación de poder y bondad, debemos admitir que no existe el sufrimiento inocente, salvo en el único caso de Aquel “justo” que sufrió “por los injustos” (1P 3:18). Cuando establecemos una proporción entre el sufrimiento temporal y el aparente mal temporal, podríamos sentirnos desconcertados acerca de por qué los aparentemente buenos sufren y los aparentemente menos buenos prosperan; pero este sentido de desproporción solo encuentra cierto sentido debido a nuestras limitadas y aburridas reflexiones sobre la santidad divina. Si nuestro conocimiento del carácter moral de un mundo caído y de unos seres humanos caídos fuera verdaderamente proporcional a la realidad, concederíamos inmediatamente la justicia de Dios en cualquier inflicción de castigo o disciplina santificadora.
No debemos olvidar que la concesión del placer de Dios en esta vida debería llevarnos a ver la naturaleza generosa de Su bondad y misericordia. Cualquier interrupción de nuestro placer en esta vida, ya sea leve o severa, está diseñada para llevarnos al conocimiento del pecado y de la necesidad de un mediador que pueda restaurar la justicia, porque Dios no se reconciliará con nosotros aparte de la justicia verdadera y completa. “Tenemos Abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo. Él mismo es la propiciación por nuestros pecados” (1Jn 2:1-2).
Elihú ha desempeñado el papel de Juan el Bautista. Ha sido la voz del que clama en el desierto para preparar el camino del Señor. Ahora el Señor se presentará para hablar a Job.
Publicado originalmente en Founders Ministries.