Después de que el padre habla sobre a qué prestar atención, pasa a hablar sobre qué evitar. Él dice en Proverbios 5: “El pecado sexual mata, así que evita a la mujer extraña”.
De entrada, él quiere que sus hijos sepan que evitar a la mujer extraña requiere permanecer con la sabiduría. Vuelve a llamar su atención en el versículo 7, diciendo: “Ahora pues, hijos míos, escúchenme, y no se aparten de las palabras de mi boca”. Habiéndoles dicho que presten atención a la instrucción, ahora les dice que la mantengan, que la conserven. Ahora que la tienen, no la dejen ir. Él sabe que mantenerse alejado de la mujer extraña es una carrera de resistencia. Si sueltas la sabiduría a mitad de camino, vas a estar en problemas.
Dice en el versículo 8 que evitar a la mujer extraña significa mantenerse muy lejos de ella. Mira allí, dice el padre: “Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa”. El necio piensa que puede engañar a la muerte. Quiere acercarse al fuego sin quemarse. Quien vive de esta manera es un hombre orgulloso. No hace caso a la forma en que Dios ha hecho el mundo. Se tiene en muy alta estima. El hombre humilde no tienta a Dios.

Esta es una verdad muy importante para nosotros en nuestro momento presente. Existe una gran presión sobre la iglesia hoy en día para que adopte un enfoque minimalista de la ley de Dios. Esto es lo que está sucediendo. Imagina al hijo respondiendo a la instrucción de su padre en el versículo 8 con: “Pero papá, ¿no se supone que simplemente debo abstenerme de tener relaciones sexuales con esta adúltera? Me parece un poco legalista de tu parte que me digas que me mantenga alejado de su casa. ¿Qué es todo esto de añadir a los mandamientos de Dios?”. Muchos cristianos están siendo tentados a responder a esa pregunta con: “Bueno, hijo, tienes razón, técnicamente solo el acto adúltero está mal, así que perdóname por mis caminos farisaicos, y ve por donde quieras, supongo”.

Hay varias cosas malas en esa respuesta, pero aquí está una de las más significativas. Esa respuesta permite que el Dios amoroso y sabio detrás del mandamiento sea asesinado, dejando solo una regla sin sentido. En otras palabras, el hijo es el que está siendo el fariseo. Aquí hay una mejor respuesta que los cristianos deben promover con gracia y valentía:
Dios, que te ha dado Sus buenos mandamientos, te ama. Cuanto más lejos estés de adorar ídolos, más cerca estarás de Dios. Cuanto más lejos estés de robar, más rico serás. Cuanto más lejos estés del asesinato, más vida tendrás. Cuanto más lejos estés de mentir, más verdad entenderás. Cuanto más lejos estés de la adúltera, mayor placer sexual disfrutarás en el matrimonio. Ahora dime otra vez, ¿por qué quieres acercarte a su casa?

El versículo 9 nos motiva a mantenernos alejados de la mujer extraña. Dice que si no lo hacemos, perdemos nuestro honor. Hay una gran diferencia entre querer tener honor y querer ser honrado. Es la diferencia entre querer hacer lo que es honorable y querer ser reconocido por ello ante los demás. No somos arrogantes porque reconocemos que el honor es algo precioso. ¡Que cada uno de nosotros que lleva el nombre de Cristo muera con honor! ¡Que terminemos la carrera que tenemos por delante sin traer vergüenza sobre nosotros mismos o, más importante, sobre nuestro Cristo!
Debemos evitar a la mujer extraña o no solo perderemos nuestro honor, sino también nuestro trabajo. El versículo 10 dice: evítala, “no sea que se sacien los extraños de tus bienes, y tu esfuerzo vaya a casa del extranjero”. ¡Oh, qué gran torre puede ser derribada por la inmoralidad sexual! Los cristianos trabajan duro para construir una fe fuerte. Trabajamos para construir una iglesia y una familia fuertes. Trabajamos diligentemente para acumular tesoros en el cielo. Trabajamos para construir carácter y credibilidad con nuestro cónyuge, hijos y compañeros cristianos. ¡Todo ese trabajo!

Que esto infunda un temor saludable en nuestros corazones. ¿Sabes cuánto tiempo y cuán duro has trabajado por estas cosas buenas? Recuerda la sangre y el sudor, la energía emocional, las oraciones de madrugada, la educación de los hijos, las horas dedicadas al servicio de la iglesia. ¿Podríamos realmente echar a perder todo aquello por lo que hemos trabajado? No solo perderemos nuestras labores, sino que motivaremos a los incrédulos a pecar. Nota que la fuerza va a los extraños. Pablo escribe de esto en el Nuevo Testamento, diciendo: “El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de ustedes” (Ro 2:24).

Otra razón para evitar a la mujer extraña es que si no lo hacemos, sufriremos con remordimiento. Gemiremos y seremos consumidos al final de nuestras vidas; eso es lo que dice el versículo 11. Y allí, en nuestro dolor, lamentaremos no haber escuchado la instrucción sabia. Escucha el lamento del necio en los versículos 12-14:
Cómo he aborrecido la instrucción,
Y mi corazón ha despreciado la corrección!
No he escuchado la voz de mis maestros,
Ni he inclinado mi oído a mis instructores.
He estado a punto de completa ruina
En medio de la asamblea y la congregación.
He aquí la amorosa exhortación del padre: evita a la mujer extraña.
Publicado originalmente en Founders.