La Esperanza del Cristiano

Se habla mucho de esperanza en estos días. Pero a menudo la esperanza que se vende es confusa e injustificada. La esperanza del cristiano, más bien, es clara y bien fundamentada. Su esperanza es dulce. Su esperanza es firme. Pablo habla de ello en 1 Tesalonicenses 4:16-17. Aquí hay cuatro capas de la esperanza del cristiano. “Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre.” (1 Tes. 4:16-17). 1. Los cristianos se levantarán: En el versículo 16, Pablo nos dice que «los muertos en Cristo se levantarán». Los cristianos que mueren resucitarán un día. Las Confesión de 1689 explica que en el último día, “los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, serán resucitados para deshonra; los cuerpos de los justos, por su Espíritu, para honra, y serán hechos entonces semejantes al cuerpo glorioso de Cristo.” (31.3). Cuando viajas en la larga y oscura procesión hacia el cementerio, cuando camines entre las lápidas cortadas en la hierba, cuando contemples el ataúd que desciende en la tierra el cual contiene el cuerpo del que ha muerto en Cristo, recuerda que él se levantará. Esa tierra será quebrantada algún día, ese ataúd será partido en dos, y ese hijo de Dios se levantará. 2. Los cristianos se levantarán para estar con el Señor: El versículo 17 dice que los cristianos se levantarán “al encuentro del Señor en el aire”. Sería bueno levantarse en un mundo en el que pudiéramos conocer a Cristo por la fe como lo hacemos ahora. Pero a los cristianos se les promete algo mejor. Nos levantaremos para verlo. Aquel del que hemos oído hablar. Aquel que aún no se ha visto, pero ama. Aquel que nos ama. Aquel que dio su vida por nosotros. Aquel que nos sonríe ahora mismo. Nos levantaremos para encontrarnos con él, y la fe ya no existirá. Y por eso cantamos: “¡Y Señor apresura el día en que mi fe sea vista!”. Y aún hay más en nuestra esperanza. Esperanza más allá de tus pesadas cargas 3. Los cristianos se levantarán para estar con el Señor y los unos con otros: El versículo 17 dice que los que estén vivos en la venida de Cristo serán “arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire”. Los cristianos se encontrarán juntos cuando se reúnan con el Señor. Él enseña claramente que conoceremos a nuestros hermanos y hermanas cristianos en la eternidad. Esta es una de las razones por las que lloramos con esperanza. Qué gozosa reunión será cuando vuelvas a encontrarte con los hermanos y hermanas cristianos que has conocido en esta vida. Qué gloriosa celebración tendremos cuando nos encontremos juntos y la carrera haya terminado y la batalla haya terminado. ¿Qué alegría fluirá a través de la cara de tus queridos amigos entonces mientras los abrazas? ¿Al contemplar juntos al Salvador? Al compañero cristiano que has enviado a la gloria con lágrimas de tristeza, tú algún día te levantarás para encontrarte con lágrimas de alegría. Y, sin embargo, hay un nivel más de gloria en nuestra esperanza. 4. Los cristianos resucitarán para estar con el Señor y los unos con los otros para siempre: El versículo 17 aumenta nuestra esperanza cuando dice: “y así estaremos con el Señor siempre”. Cada uno de nosotros lleva el peso de saber que un día estaremos separados por la muerte. ¡Oh carga temporal! Cristiano aquí está la cúspide de tu esperanza, sí puedes esforzarte por alcanzar las alturas. En aquel día, ya no habrá separación. En ese día, nunca más te separarás de tu amado Salvador y de tus amados amigos en el Señor. Siempre estaremos con el Señor. Día tras día, año tras año, siglo tras siglo. Aún más y más será nuestra canción interminable.

Jared Longshore

Jared se desempeña como pastor asociado en Grace Baptist Church en Cape Coral, Florida. Después de haber servido en el ministerio pastoral desde 2007, obtuvo títulos de MDiv y PhD del Southern Baptist Theological Seminary en Louisville, Kentucky. Él y su esposa Heather tienen cinco hijos.

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