Me había perdido en una especie de ensoñación y de pronto volví a la realidad consciente de que había estado cantando «The Heart of Worship» (El corazón de la adoración). Me sorprendió darme cuenta de que me sabía la canción de memoria, y dado que ya había avanzado bastante, seguí cantándola. Tal vez recuerdes el coro: «Vuelvo al corazón de la adoración, y todo se trata de ti, Jesús». Matt Redman compuso esta canción hace 20 años, lo que significa que fue hace 20 años que el movimiento de adoración moderna emergió desde el Reino Unido y se extendió por el mundo. El fundamento puesto por el movimiento de Jesús en la década de 1970 y el millón de coros de la década de 1980 condujo a la aparición de Redman, Tomlin, Delirious?, Sonicflood, y muchos otros en la década de 1990. No hay una forma objetiva de definir exactamente cuándo comenzó el movimiento, pero yo digo que fue el día en que Mike Pilavachi, pastor de la iglesia Soul Survivor, en Watford, Inglaterra, desenchufó su banda. Esta es la historia: a la iglesia Soul Survivor le estaba yendo bien, atrayendo gente, disfrutando del éxito. Se reunían como iglesia cada semana, cantaban en alta voz, y lo pasaban bien. Pero los líderes no podían deshacerse de la convicción de que, pese a todo lo bueno que estaban viendo y toda la diversión que tenían, se habían desviado totalmente de lo que significa adorar. Así que una semana Pilavachi desenchufó el sistema de sonido y le pidió a la banda que saliera del escenario. Por un momento se sentaron en un incómodo silencio, hasta que finalmente comenzaron a alzar las voces sin ser acompañados por instrumentos, amplificación y luces. Más tarde, Redman reflexionó sobre esa experiencia y escribió «The Heart of Worship», que de inmediato se convirtió en todo un éxito y una canción esencial de la adoración en el mundo. Por cierto, no es una de las grandes canciones de la historia, pero fue la canción de un momento. Fue un canto de confesión, un canto de compromiso, y en cierta medida un canto de esperanza. «Cuando se apaga la música, despojado de todo, y simplemente vengo, anhelando traer algo de valor que bendiga tu corazón, vuelvo al corazón de la adoración, y todo se trata de ti, Jesús». Fue el comienzo de un movimiento que pretendía regresar a Jesús al centro de nuestra adoración. Cantar «todo se trata de ti, Jesús» era admitir que «todo se ha tratado de mí», y proclamar «ya no será así». Si piensas en el estado de la adoración moderna de hoy, cuesta creer que comenzó con el silencio, con incomodidad, y con voces titubeantes sin acompañamiento. La adoración moderna de hoy se asocia con excelencia musical, producción profesional, y coros majestuosos. ¿Qué sucedió en el transcurso? No lo sé con certeza, pero tengo una teoría. El movimiento de crecimiento de la iglesia comenzó a surgir a mediados de la década de 1990 con la publicación de su libro de texto primordial Una iglesia con propósito. Este movimiento tenía como premisa la convicción de que si las iglesias son lo bastante atractivas para la comunidad circundante, los incrédulos llegarán en masa. Las iglesias son responsables de examinar la comunidad, escuchar lo que la gente de afuera quiere, y proveérselo. El movimiento dio por sentado que los incrédulos exigen música nueva y novedosa y dirigida solo por bandas de máxima calidad. Ciertamente no vendrán a iglesias que cantan himnos anticuados acompañados por piano u órgano. Después de todo, su eslogan popular era «No es la iglesia de tus padres», o mejor aún, «No es la iglesia de tus abuelos». El movimiento de adoración moderna se mezcló rápidamente con el movimiento de crecimiento de la iglesia, de modo que en poco tiempo la mayoría de las bandas de adoración moderna estaban asociadas con las grandes iglesias del movimiento de crecimiento. Las congregaciones se hicieron conocidas por sus bandas tanto como por sus pastores. Las iglesias contrataban líderes de adoración así como habían contratado predicadores. Así, la adoración moderna emergió junto con el crecimiento de la iglesia y proveyó la música nueva y renovada que el movimiento necesitaba. Fue impactada por la obsesión del movimiento de crecimiento por la excelencia, de modo que las voces aficionadas y sin entrenamiento tenían que ser ahogadas por los músicos profesionales. El volumen debía ser lo bastante alto para que las voces de la congregación no interrumpieran la perfecta presentación de la banda. Las bandas tomaron «The Heart of Worship», pero sobrepasaban las voces de la congregación mientras cantaban detrás de máquinas de humo y luces perfectamente sincronizadas. Algo se perdió en el camino. De alguna forma la música cambió de ser un medio para adorar a Jesús a un medio para impresionar a los incrédulos (los que, irónicamente, no estaban tan impresionados). Al pensar en los primeros 20 años de la adoración moderna y la canción que lo inició todo, no puedo evitar preguntarme cuándo fue la última vez que las iglesias desenchufaron sus instrumentos para permitir que su gente simplemente cantara. No puedo evitar preguntarme cuántas iglesias podrían hacerlo realmente. El momento orgánico y nada profesional que contribuyó al comienzo del movimiento dio paso a una obsesión por la excelencia y el profesionalismo. Lo que se perdió en el camino es que el corazón de la adoración no es una gran banda, un perfecto cambio de nota, o un coro ascendente, sino las voces humanas unidas elevadas a Dios. Los instrumentos, las luces, el humo y la producción profesional pueden ser buenos, pero solo en la medida que sirvan al pueblo de Dios mientras cantan. Si lo único que se escucha es la banda, hemos confundido totalmente la cuestión. Quizá deberíamos tomar un desafío. Escoge un domingo en el futuro cercano, y ese domingo dirige los cantos con nada más que un solo instrumento y un solo vocalista. Dales prioridad a las canciones más conocidas y fáciles de cantar. Canten juntos. Levanten sus voces. Vuelvan al corazón de la adoración, o quizá vengan a él por primera vez.