¿Es Dios realmente tan grande? 

Dios no es una versión mejorada del ser humano. Es infinito, eterno e inmutable. Su amor no cambia, su justicia no falla, su propósito no se detiene. Conócelo como es, no como el mundo lo imagina.
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En 2007, el difunto autor Christopher Hitchens publicó God Is Not Great [Dios no es grandioso], en el que argumentaba que creer en Dios causa más daño que bien. Afirmaba que sin religión, el mundo sería un lugar más pacífico, con menos maldad, violencia y odio. Sin embargo, la realidad es que alrededor del 80 por ciento de la población de Estados Unidos cree en alguna forma de dios. Esto plantea una pregunta importante: ¿en qué tipo de Dios cree la gente realmente?

Encuestas recientes sugieren que muchos estadounidenses tienen opiniones sobre Dios que entran en conflicto con la Biblia. Por ejemplo, las Escrituras afirman que Dios es inmutable (Mal 3:6; Stg 1:17), pero más de la mitad de los encuestados creen que Dios cambia. Del mismo modo, a pesar de la clara enseñanza de la Biblia de que Jesús es verdaderamente Dios, más del 60 por ciento no está de acuerdo o no está seguro de Su divinidad. Esta desconexión nos invita, como discípulos de Jesús, a explorar más detenidamente la enseñanza de la Biblia sobre quién es Dios.

Un punto de partida útil proviene del Catecismo Menor de Westminster, una declaración de fe reformada clásica. La pregunta 4 pregunta: “¿Qué es Dios?” y responde: “Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable, en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad”. Podemos agrupar estos atributos en dos grandes categorías: incommunicables y communicables.

Encuestas recientes sugieren que muchos estadounidenses tienen opiniones sobre Dios que entran en conflicto con la Biblia. / Foto: Lightstock

Los atributos incomunicables de Dios

Los atributos incomunicables son rasgos que pertenecen únicamente a Dios. Estos incluyen Su infinitud, eternidad, inmutabilidad (inalterabilidad) y aseidad (autosuficiencia). Él no está limitado por el espacio o el tiempo; siempre ha existido, ha creado todas las cosas y no depende de nada. “Porque yo, el SEÑOR, no cambio”, dice Malaquías 3:6, destacando que el carácter y los planes de Dios son firmes a través de la eternidad.

Tales verdades establecen al Dios de las Escrituras radicalmente distinto de nosotros, y de cualquier deidad falsa que pueda ser inconstante, finita o moralmente defectuosa. Dado que Dios nunca cambia, Su amor y compromiso con Su pueblo nunca vacilan, incluso cuando nosotros flaqueamos. Esto también nos asegura que Su propósito para el mundo se mantiene firme. Nunca debemos temer que Él esté luchando por arreglar problemas inesperados o reescribiendo Sus planes sobre la marcha. Nuestro Dios soberano e inmutable controla todas las cosas, obrando para Su propia gloria y nuestro bien supremo (Ro 8:28).

Como pastor, he descubierto que los atributos incomunicables de Dios son reconfortantes para los cristianos que luchan. Cuando las personas luchan contra el pecado, vacilan en su fe o expresan dudas sobre Jesús, es profundamente reconfortante decirles que el amor de Dios por ellos es inmutable. El amor de los amigos y conocidos está sujeto a cambios. Pero el amor de Dios por nosotros nunca cambia y siempre será el mismo. El marido que lucha por superar el pecado de la pornografía puede estar seguro de que Dios no tiene problemas para amarnos o perdonarnos en Cristo. El adolescente que cuestiona la bondad de Dios puede estar seguro de que Dios nunca cuestiona Su compromiso con ese adolescente.

Como pastor, he descubierto que los atributos incomunicables de Dios son reconfortantes para los cristianos que luchan. / Foto: Lightstock

Los atributos comunicables de Dios

Por otro lado, los atributos comunicables de Dios son aquellos que comparte, al menos en parte, con los seres humanos, a quienes creó a Su imagen (Gn 1:26-27). Estos incluyen el amor, la santidad, la justicia, la bondad, la misericordia y la verdad. Las Escrituras proclaman: “Dios es amor” (1Jn 4:8). En los Salmos, Dios es celebrado como un Rey justo y recto (Sal 5:2), una Roca fuerte (Sal 18:2) y la definición misma de bondad y verdad.

Debido a que estamos hechos a imagen de Dios, podemos reflejar Sus atributos comunicables en nuestras propias vidas. Podemos elegir amar a nuestro prójimo (Lv 19:18), actuar con justicia y mostrar misericordia (Miq 6:8), y caminar en santidad (1P 1:16). Cuando pecamos, distorsionamos o corrompemos estos atributos morales. Sin embargo, Dios sigue siendo perfectamente amoroso y santo en todo momento. Nunca compromete un atributo para ejercer otro. En la cruz, por ejemplo, demostró simultáneamente Su justicia (al juzgar el pecado) y Su amor (al dar a Su Hijo por nosotros).

Debido a que estamos hechos a imagen de Dios, podemos reflejar Sus atributos comunicables en nuestras propias vidas. / Foto: Envato Elements

Por qué es importante

Saber que Dios posee atributos tanto comunicables como incomunicables nos protege de la idea de que es simplemente una versión más grande y ligeramente mejor de nosotros mismos. Él es infinito, eterno e inmutable, completamente único en el universo. Al mismo tiempo, nos llama a reflejar Su amor, santidad y justicia en nuestra vida cotidiana.

Lejos de empeorar el mundo, la verdadera fe bíblica en Dios fundamenta nuestra esperanza en Su bondad inmutable y Su cuidado soberano. El Dios verdadero, tal como se revela en las Escrituras, es mucho más que una invención humana o una leyenda de los mitos antiguos. Él es el Creador todopoderoso y amoroso que nos invita a conocerlo, confiar en Él y encontrar la vida y la salvación en Jesucristo. Qué consuelo saber que este Dios es “el mismo ayer, hoy y siempre” (Heb 13:8).


Publicado originalmente en CoreChristianity.

Daniel Nealon

Daniel Nealon es pastor de la Iglesia Deer Creek, una congregación de la Iglesia Presbiteriana de América (PCA). También es autor del Catecismo Deer Creek. Vive con su esposa Hannah y sus cuatro hijos en Littleton, Colorado.

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