Engordar con malas ideas: Cómo gestionar tu dieta de información en línea

Los cristianos debemos ser intencionales acerca de lo que ponemos en nuestras mentes. Porque la verdad es que nuestra visión del mundo está moldeada más por codazos que por empujones.
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Las Vegas, Nevada, es una ciudad cuyo nombre es sinónimo del éxito. No debería ser una sorpresa, entonces, que Las Vegas fuera el lugar de nacimiento del buffet americano. En la década de 1940, el publicista de hoteles Herb McDonald estableció el Buckaroo Buffet. Era un restaurante de tenedor libre las 24 horas, en el hotel y casino El Rancho Vegas. En el Buckaroo Buffet, los jugadores nocturnos eran invitados a disfrutar «cada variedad posible de entradas calientes y frías, para calmar el feroz coyote que hay en tu interior», de acuerdo con un folleto. Por sólo 1 dólar, se les prometía a los clientes «todo lo que puedas comer, ¡Y lo querrás todo!». De muchas formas, el internet se ha convertido en el Buffer Buckaroo de la información. Los sitios de noticias y las redes sociales nos sirven una variedad de información sin fondo. Pero en este restaurante, los meseros están prestando atención. Los algoritmos notan lo que llama tu atención, y están felices de rellenar nuestro plato con ello. El objetivo del Buffet Buckaroo era prevenir que los clientes se fueran, así continuarían apostando. De la misma manera, las plataformas en línea están felices de darte más de lo que te gusta, mientras atrape tu atención. Porque ellos hacen dinero de revender tu atención a los publicistas. Pero tan aterrador como pueda ser, esto no es nuestro mayor problema. Hay otro paralelo entre buffets y los contenidos en línea que representa un peligro mucho más grande para el cristiano.

Engordar con malas ideas

Los buffets no promueven exactamente el control de las porciones. De hecho, si comieras todas tus comidas en el buffet, tendrías serios problemas de salud. Es bueno ser escrupuloso acerca de la comida que ponemos en nuestros cuerpos. Y si somos negligentes en cuanto a nuestra dieta de información, podemos dañar nuestra salud espiritual. Los cristianos debemos ser intencionales acerca de lo que ponemos en nuestras mentes. Porque la verdad es que nuestra visión del mundo está moldeada más por codazos que por empujones. Escuchar el sermón del domingo, leer tu biblia y escuchar buena teología es importante. Pero en grados imperceptibles, cada artículo de noticias, cada Reel de Instagram, cada tweet, y cada episodio de las series de televisión que consumimos moldea nuestra forma de ver el mundo. Moldea cómo pensamos acerca de Dios, de otras personas, y hasta de nosotros mismos. En lo que permanezcas más tiempo es lo que formará tu teología. Esta es la razón de que Pablo fuera tan firme acerca de que los creyentes concentraran sus mentes en lo bueno y verdadero: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad» (Filipenses 4:8). Con mucha más información rondando que antes, una de las habilidades más necesarias (y creo que subestimada) para los cristianos en esta era de información, es la habilidad de tratar tu dieta de información. En ese sentido, aquí hay tres formas en que puedes tratar tu dieta de información:

  1. Elige Calidad sobre Cantidad

Cuando se trata de información, los seres humanos tenemos preferencia hacia la novedad. Esto siempre ha sido el caso. En Hechos 17:21, Lucas describe a las personas de Atenas de esta manera: «Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo». Eso suena como nosotros, ¿no es así? Amamos escuchar o contar algo nuevo. Nuevo es por lo que llamamos a las noticias «Novedades», nuevo es lo que hace al chisme jugoso y nuevo es lo que guía esa urgencia constante que tenemos de revisar nuestros teléfonos. Queremos esa pequeña porción de dopamina de la novedad. Pero esta inclinación natural hacia la nueva información representa un problema para el creyente que vive en la era de la información. Hay muchas cosas nuevas. Pero lo nuevo no siempre significa verdadero. Con nuestra interminable plataforma de historias noticiosas, videos de YouTube y actualizaciones sociales de amigos e influencers, podemos convertirnos en inconscientes acerca de lo que consumimos. Si permitimos que nuestra dieta de información sea dictada sólamente por lo que es nuevo e interesante, podemos consumir una gran cantidad de información, pero no necesariamente será información de calidad. Por información de calidad, me refiero a esas cosas que Pablo describió en Filipenses 4:8. Debemos pensar en cosas que sean nobles y verdaderas. Hay dos formas de alimentar ese tipo de vida:

  1. Consumir menos información.
  2. Consumir material de alta calidad solamente.

Cuando se trata de una buena dieta de información, elije menos cantidad y mejor calidad. ¿Pero cómo llenamos las alacenas de nuestra mente con ese tipo de información?

  1. Rechaza los Algoritmos

La forma en que encontramos información en internet ha cambiado. Solíamos señalar nuestros sitios web favoritos. Luego, los revisaríamos de vez en cuando para ver si tenían buenos artículos. Pero con las dominantes redes sociales, muchos de nosotros hemos cambiado la elección de lo que consumimos por los algoritmos de Silicon Valley. Si no se muestra en la plataforma, no sabemos que existe. Pero confiar tu dieta de información a un algoritmo es completamente opuesto a ser intencional. Yendo al grano, muchos de nosotros le permitimos a las redes sociales determinar el contenido de nuestros pensamientos. Si queremos llenar nuestras mentes con lo verdadero y lo bueno, necesitamos tener responsabilidad de lo que leemos, vemos, y escuchamos. Necesitamos decir, “gracias, pero no gracias, algoritmo; Yo decidiré qué poner en mi mente”.

  1. Encuentra Lectores de Contenido Confiables

La tarea de tratar tu dieta de información es un trabajo duro. Puedes ser tentado a simplemente desconectarte del internet por siempre, y mandar a volar tu computadora al mar. Pero si reconoces que hay buen contenido en línea que edifica y está lleno de verdad, y si no quieres explicarle a tu empleador por qué la computadora de la compañía está en el fondo del Pacífico, hay una forma de hacer la tarea de discernimiento más fácil. En tu búsqueda para llenar tu mente de lo que es verdadero y noble, reconoce que no tienes que hacerlo solo. Busca lectores de contenido confiables. Trata de resolver este problema al modo de la vieja escuela. Encuentra un par de buenos sitios web y de noticias. Escoge sitios y personas en las que puedas confiar. Esta es una de las razones por las que disfruto los posteos de “A la Carta” de Tim Challies. Como un nutricionista del alma, él provee artículos que cree que son de verdadera ayuda para los creyentes. Esto es lo que intento hacer con mi propia suscripción de noticias de Reagan’s Roundup (La recopilación de Reagan). Junto los mejores artículos que encuentro cada semana del tema “Productividad” y “La vida cristiana”. Intento servir a la iglesia siendo un conservador del buen contenido, y hay muchas otras personas haciendo lo mismo. Mi punto es que hay miles de buenas fuentes que pueden ayudarte a filtrar mucho contenido. Si identificas algunas fuentes de confianza, puedes reemplazar los algoritmos y tomar el control de nuevo de lo que pones en tu mente. Inténtalo tú mismo. Haz una lista de buenos podcasts. Instala un buen sistema de notificaciones, y suscríbete a sitios como For The Gospel (contenido en inglés). Suscríbete a buenas noticias vía correo electrónico. Y comienza a hacer listas de las películas o series en las que estás interesado. De esa forma puedes investigarlas previamente, en lugar de sujetarte ciegamente a lo que sea que es trending en Netflix esta noche.

Conclusión

Si quieres convertirte en el tipo de persona que Dios quiere que seas, necesitas llenar tu mente con los pensamientos que te moldearán a ser esa persona. Eso significa que necesitas tratar tu dieta de información. Por eso, aléjate del buffet. Sé intencional acerca de lo que pones en tu mente. Y ve lo que Dios hace cuando alimentas tus pensamientos con contenido que es verdadero, honorable, justo, puro, amable, admirable, excelente y digno de alabanza. Nota: Este artículo ha sido adaptado de un episodio del podcast Redeeming Productivity (Productividad Redentora) titulado “How to Curate Your Information Diet” (Cómo Tratar tu Dieta de Información).

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