Cuando Dios quita: Su bondad en mi dolor

En el dolor más profundo, Dios sigue siendo fiel. Aun cuando no entendemos Sus planes, podemos confiar en Su carácter.
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El sufrimiento encierra un profundo misterio. Aunque la Biblia deja claro que debemos esperar encontrarnos con momentos de tristeza y pérdida, de prueba y dolor, a menudo no sabemos por qué llegan estos momentos. Aunque sabemos que Dios está tejiendo un tapiz extraordinario que mostrará maravillosamente Su gloria, también sabemos que es uno cuya belleza apreciaremos plenamente solo cuando la fe se convierta en vista. 

En las últimas semanas de 2020 mi familia enfrentó nuestra hora más oscura, porque fue entonces cuando el corazón de mi hijo Nick, de 20 años, se detuvo repentina e inesperadamente y se fue para estar con el Señor. En un momento era un estudiante de seminario dirigiendo a algunos compañeros de estudio en un juego, y al siguiente estaba en el cielo. Su partida nos conmocionó, nos devastó y nos dejó preguntándonos por qué. ¿Por qué Dios elegiría esto para nosotros, y por qué Dios nos elegiría para esto?

En el transcurso de esa terrible noche, recurrí a algunos de mis amigos más queridos, amigos que vivieron y murieron hace muchos años, pero a quienes he llegado a conocer a través de los libros y sermones que dejaron atrás. Si una multitud de consejeros es necesaria para planear bien, ¿cuánto más para entristecer bien (Pro 15:22)? En los días más difíciles y en las horas más oscuras, me aconsejaron y consolaron.

La Biblia advierte sobre el dolor y la pérdida, pero no siempre entendemos su razón. / Foto: Lightstock

El sufrimiento como testigo

Theodore Cuyler fue un compañero cercano y constante que me animó a aceptar que Dios siempre coloca bendiciones brillantes detrás de las nubes oscuras de Su providencia. F. B. Meyer me aseguró que la paz vendría a través de la sumisión a la voluntad de Dios, y que debería confiar en Él al tomar, tanto como lo había hecho al recibir. Pero fue en las palabras del anciano predicador J. R. Miller donde encontré una pieza de sabiduría que me ayudó especialmente a aquietar mi corazón y a dirigir mi camino.

A menudo, la razón principal por la que hombres piadosos son llamados a sufrir es por el bien del testimonio que pueden dar de la sinceridad de su amor por Cristo y de la realidad de la gracia divina en ellos. El mundo se burla de la profesión religiosa. Se niega a creer que es genuina. Afirma desafiantemente que lo que se llama principio cristiano es solo egoísmo, y que no resistiría una prueba severa. Entonces, los hombres piadosos son llamados a soportar la pérdida, el sufrimiento o la tristeza, no porque haya algún mal particular en ellos que deba ser erradicado, sino porque el Maestro necesita su testimonio para responder a las burlas del mundo.

Los hombres piadosos suelen sufrir para dar testimonio de su amor por Cristo y la gracia de Dios en sus vidas. / Foto: Envato Elements

En cada  época, oímos hablar de profesos creyentes que abandonan la fe tan pronto como son llamados a sufrir. Están lo suficientemente contentos como para expresar su confianza en Dios siempre y cuando Su voluntad parezca perfectamente alineada con la de ellos, siempre que Su providencia decrete lo que ellos elegirían de todos modos. Pero cuando son llamados a perder en lugar de ganar, a llorar en lugar de reír, a enfrentar la pobreza en lugar de la prosperidad, rápidamente se desvían y se apartan (Mt 13:20-21). Como torres construidas sobre arena, muchos que se mantienen firmes en los días de calma se derrumban en los días de inundación (Mt 7:26-27).

No es de extrañar, entonces, que muchos incrédulos se convenzan de que la fe cristiana no está a la altura de los grandes desafíos, que los cristianos se adherirán a Cristo mientras la vida sea fácil y las circunstancias favorables. No es de extrañar, entonces, que los escépticos se burlen, ya que han observado a muchos cuya fe no fue más fuerte que su primer gran desafío. Y no es de extrañar, entonces, que incluso muchos creyentes sinceros se pregunten si su fe es suficiente para los momentos de profunda tristeza, y si esta podría resistir un golpe terrible.

Es justo aquí, donde las palabras de Miller han sido a la vez reconfortantes y desafiantes.

Como torres construidas sobre arena, muchos que se mantienen firmes en los días de calma se derrumban en los días de inundación. / Foto: Envato Elements

Lo que el mundo necesita ver

En momentos de gran dolor, naturalmente anhelamos respuestas. Anhelamos saber por qué un Dios que es bueno y que nos ama tanto ha decretado una providencia tan dolorosa. Miller me consoló con la seguridad de que no necesitamos asumir que Dios nos está castigando por el pecado que hemos cometido o por la justicia que no hemos logrado cumplir.

No necesitamos creer que estas circunstancias de alguna manera escaparon de Su atención y pasaron por encima de Su control. No necesitamos preguntarnos si todo es simplemente sin sentido y sin propósito, como si “todas las cosas ayudan para bien”, excepto las penosas pérdidas.

No, podemos estar seguros de que Dios tiene propósitos importantes para nuestro sufrimiento, y podemos estar igualmente seguros de que uno de estos propósitos es simplemente que nos mantengamos firmes y continuemos profesando nuestra lealtad a Él. Si Pablo pudo decir que su encarcelamiento “ha redundado en el mayor progreso del evangelio”, ¿por qué no deberíamos decir lo mismo de nuestros duelos (Fil 1:12)?

Podemos estar seguros de que Dios tiene propósitos importantes para nuestro sufrimiento. / Foto: Lightstock

Tanto los no creyentes como los cristianos necesitan la seguridad de que nuestra fe no depende de que Dios nos dé solo lo que nosotros mismos elegiríamos y que nuestro amor por Dios no depende de que las circunstancias nunca contradigan nuestros deseos. Tanto los no creyentes como los cristianos necesitan ver que el pueblo de Dios será tan fiel a Él con lo poco como con lo mucho, con corazones quebrantados como con corazones enteros, con las manos vacías como con las manos llenas. Todos necesitan ver que aquellos que bendijeron a Dios en la provisión, también lo alabarán en la escasez, que aquellos que lloran lágrimas de tristeza todavía levantarán sus manos en adoración, que aquellos que confían en Él en los verdes pastos confiarán en Él aún cuando los conduzca a través de valles oscuros.

Y esto es precisamente a lo que mi querido amigo J.R. Miller me llamó. 

Nuestra fe no depende de que Dios nos conceda solo lo que deseamos, ni nuestro amor por Él de que las circunstancias siempre nos favorezcan. / Foto: lightstock

Todavía es bueno en el valle 

Por la gracia de Dios, puedo profesar desde el valle de sombra de muerte que mi Pastor es bueno. Puedo dar testimonio desde un lugar de profunda tristeza que Dios está brindando un dulce consuelo. Puedo proclamar que, aunque mi corazón está roto, mi fe está intacta. Puedo afirmar que un amor a Dios formado en días de sol verdaderamente puede soportar días de lluvia. De la misma manera, mi esposa y mis hijas también pueden hacerlo.

No ha habido la más mínima coerción o la menor medida de desempeño. No ha sido necesario. Porque juntos hemos aprendido que mientras nuestra fuerza es pequeña, la de Dios es grande. Mientras que nos aferramos a Él débilmente, Él nos sujeta con fuerza. Aunque ciertamente somos insuficientes para este desafío, Dios nos ha dado lo que necesitamos.

El amor constante del Señor no ha cesado; Sus misericordias no se han acabado, sino que  han sido nuevas cada mañana. Grande ha sido Su fidelidad (Lm 3:22–23). 

No conocemos todas las razones por las que Dios decidió llevarse a Nick siendo tan joven, pero tampoco tenemos derecho a exigirle respuestas a nuestro Dios o a insistir en que rinda cuentas de Su providencia. Nuestra confianza no descansa en Su explicación, sino en Su carácter, no en lo que ha hecho, sino en quién es Él: el que conoce “el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: ‘Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré’” (Is 46:10). 

Y desde el primer momento de aquella primera noche de nuestro dolor, Él ha estado presente y ha sido misericordioso, fiel y bueno. Ha sido fiel a todas Sus promesas. Ahora lo amamos más que nunca.


Publicado originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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