Cómo tratar a los que difieren de nosotros Parte 5 

Este artículo es la parte 5 de una serie de 7 publicaciones, la que muestra con bases bíblicas cómo tratar a aquellas personas que tienen opiniones distintas, especialmente a quienes difieren sobre la fe en Cristo.  

Sección 3 ¿Cómo puedo convivir con los que difieren de mí? 

En las dos secciones anteriores, procuramos explorar cómo podemos sacar el mayor beneficio de la controversia con los que difieren de nosotros al asegurarnos de que no fracasaremos en nuestro deber para con ellos, y que nosotros recibiremos de buena gana la oportunidad de aprender, así como la ocasión para reivindicar nuestra posición. Luego de haberle dado la atención debida a las preguntas, “¿Qué deber tengo?” y “¿Qué puedo aprender?”, ciertamente es apropiado plantearnos la pregunta, “¿Cómo puedo convivir con alguien que difiere de mí?”  Ahora bien, “convivir” implica naturalmente dos aspectos conocidos como “defensivay “ofensiva”. Desafortunadamente, estos términos se tomaron prestados del vocabulario militar y tienen la tendencia de reflejar una actitud combativa que inyecta amargura en las controversias. Debemos hacer un esfuerzo consciente de resistir esa tendencia. Además, laofensiva” a menudo se entiende como “provocar una ofensa” o algo “repulsivo” en vez de simplemente “evitar el ataque”. Por tanto, tal vez sea mejor usar los adjetivos “protectory “constructivo” para designar estos dos enfoques. 

  1. Argumentos bíblicos

En los círculos evangélicos, obviamente, este tipo de evidencia tiene un máximo de peso si se maneja apropiadamente, ya que invoca la autoridad del mismo Dios a favor de una posición. Esto fue lo que Lutero afirmó con tanta elocuencia en la Dieta de Worms, y también lo que la Confesión de Westminster testifica en estas palabras:  Solo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha dejado libre de los mandamientos y doctrinas de los hombres, las cuales son en alguna manera contrarias a su Palabra, o está al lado de ella en asuntos de fe o de adoración. (CFW 20:2).  Aquí, necesitamos ser cuidadosos de hacer un uso reverente de las Escrituras, citando cada referencia de manera tal que sea consistente con su contexto. Esto protegerá nuestro enfoque contra la crítica legítima impuesta frente a la “prueba”, un método que eleva las afirmaciones escriturales de su entorno y las presenta como si fueran declaraciones aisladas investidas con autoridad divina, sin tener en cuenta la manera en la cual están introducidas en la Sagrada Escritura. Un ejemplo notable de este enfoque erróneo sería afirmar que Dios sanciona la declaración, “No hay Diosporque se encuentra en el Salmo 14:1 y 53:1.  Por tanto, debemos tener cuidado de usar la Escritura de manera tal que el examen del contexto fortalezca el argumento en vez de debilitarlo. Pocas cosas son tan nocivas para una posición que una afirmación cimentada en la autoridad de la Palabra de Dios, sólo para descubrir que un examen más minucioso del texto en su contexto anula el apoyo que supuestamente daba. Un argumento de este tipo, como la casa edificada sobre la arena, “… se cae con gran estruendo” (Mateo 7:27).  Asimismo, una persona prudente tendrá cuidado de evitar pasajes que tienen un “efecto bumerán”, pasajes que se usan como prueba, pero que resultan ser más decisivos contra la opinión superior. Por ejemplo, algunos citan Filipenses 2:12, “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” y se olvidan de que Pablo sigue diciendo, Porque Dios es quien obra en vosotros el querer y el hacer .  Todo esto exige que conozcamos la Palabra de Dios. Dios le confió las Sagradas Escrituras a Su pueblo a fin de que la escudriñen diligentemente (Juan 5:39) y hagan de ellas el objeto de su meditación diaria. (Salmos 119). Para estar familiarizados con todo el consejo de Dios (Hechos 20:27) debe ser no sólo el objetivo de los profesionales como los pastores y profesores, sino también de todos los que deseen ser conocidos como cristianos. Ser sanos en la interpretación, la correlación y la aplicación de las Escrituras es la manera de ser aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse” (2 Timoteo 2:15) y esa debe ser la aspiración de cada hijo de Dios.  En la defensiva, tal vez seamos conscientes de pasajes que se citan a menudo para invalidar una postura que encontramos escritural. A veces nos anticipamos a esta objeción aun antes de que surja y nos preparamos para demostrar que no socava nuestra opinión. Si tenemos una reputación particularmente sólida, tal vez en ocasiones esperamos hasta que la persona que difiere de mí cita el pasaje. De esta manera, podemos evaluar la ventaja psicológica de destruir un argumento que se cree válido. Sin embargo y a pesar de esto, se debe permanecer dentro del marco de hablar la verdad en amor” (Efesios 4:15).  En algunos casos, tal vez sea posible demostrar que la interpretación que se ve en un pasaje en particular como una objeción a la verdad escritural que estamos comprometidos a defender es simplemente inapropiada e indefendible, pues coloca dicha porción Escritural en conflicto con su contexto, o al menos con el contexto más amplio de la unidad de la revelación divina. En otros casos, tal vez sea suficiente demostrar que hay una o varias explicaciones alternativas viables de ese texto que no precipitan el conflicto presunto. Puesto que estamos obligados a procurar la unidad de la verdad, una interpretación viable que evite un conflicto merece ser de preferencia.  Resumiendo, siempre debemos esforzarnos por tomar en cuenta la totalidad de la revelación bíblica para tener la valentía de avanzar hacia donde ésta nos lleve, y la moderación para detenernos en nuestras especulaciones donde la Biblia ya no nos proporciona una guía. En este respecto, la teología polémica es simplemente una luz bíblica enfocada de modo tal que ayuda a los que parecen estar atrapados en un poco de oscuridad. 

Dr Roger R. Nicole

El Dr. Roger R. Nicole (10 de diciembre de 1915, 11 de diciembre de 2010) fue un teólogo Bautista Reformado nacido en Suiza, considerado durante mucho tiempo como uno de los teólogos más destacados de América. Fue profesor emérito de teología en el Seminario Teológico Reformado de Orlando, Florida. También fue profesor emérito del Seminario Teológico Gordon-Conwell. Devoto de las matemáticas y prolífico escritor, produjo unos 100 artículos y contribuyó con cincuenta libros y obras de referencia. Bibliófilo y distinguido bibliotecario con una colección masiva, fue dueño de los Comentarios de Calvino sobre los Evangelios y Hechos y otros volúmenes de los siglos XVI y XVII.

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