
El día que murió mi pastor
Un legado de fe y fidelidad: mi pastor murió, pero su esperanza, sus discípulos y su familia continúan la misión de Dios.
Un legado de fe y fidelidad: mi pastor murió, pero su esperanza, sus discípulos y su familia continúan la misión de Dios.
La predicación fiel no puede conformarse con mencionar el evangelio: debe explicarlo y aplicarlo, mostrando a Cristo en toda su plenitud.
El ministerio no se trata de innovar, sino de conservar fielmente lo que Dios ya nos ha confiado.
El trauma deja heridas profundas, pero el cuidado centrado en Cristo ofrece esperanza.
Dios se glorifica no en nuestra fortaleza, sino en nuestra fragilidad. La “conspiración de la vasija de barro” muestra que en la debilidad, Su poder
No rediseñamos la iglesia para evangelizar; vivimos lo que ya es.
Enseñar no se trata de transmitir información, sino de facilitar una transformación real en la vida del alumno.
Jesús fue tierno y firme, no por estrategia, sino por carácter. El ministerio no es solo competencia, es semejanza con Cristo. Un llamado alto, imposible
Muchos pastores exponen fielmente la Biblia, pero ¿atienden al mandato de hacer obra de evangelista?
El plagio desde el púlpito no es solo un error ético; es una amenaza seria a la fidelidad, la verdad y el amor al rebaño.
Muchos sermones citan la Biblia con precisión y llaman a la ética, pero omiten lo esencial: la obra redentora de Cristo.
Entre los desafíos y agotamiento del ministerio, la amistad genuina puede ser el aliento que evita que el corazón se enfríe.