Un Salvador que comprende nuestro sufrimiento

Vivimos en un mundo marcado por el dolor, pero también por una pregunta que nos persigue: ¿dónde está Dios en medio del sufrimiento?
Foto: Unsplash

Dondequiera que miremos, vemos dolor y desolación. Las guerras hacen estragos. El cáncer se cobra vidas. La depresión, la ansiedad y la violencia dejan su huella en casi todas las comunidades. Naturalmente, nos preguntamos: “¿Por qué? Si Dios existe, ¿por qué permite tanto sufrimiento?”.

Esa pregunta no es abstracta. Es profundamente personal.

Sé que lo es para mí. He pasado por temporadas de ansiedad y depresión prolongadas, ataques de pánico que duraban no solo horas, sino días e incluso semanas. He luchado con Dios en medio de esos momentos oscuros. Y conozco a muchas otras personas que, al enfrentarse al sufrimiento, han visto cómo su fe se tambaleaba, o incluso han abandonado por completo la creencia en Dios.

No hay respuestas fáciles. Pero eso no significa que no haya ninguna respuesta.

Un universo sin Dios no satisface

En su libro Why?: Looking at God, Evil, and Personal Suffering [¿Por qué?: Una mirada a Dios, el mal y el sufrimiento personal], Sharon Dirckx plantea una pregunta llamativa. Ella cuestiona que, cuando preguntamos ¿por qué hay tanto sufrimiento?, ¿a quién nos dirigimos? Si no hay Dios, entonces la pregunta en sí misma no tiene un destinatario real. En un universo sin Dios, el sufrimiento es simplemente lo que ocurre. Las moléculas fallan. Las células mutan. Las personas se hacen daño unas a otras. Eso es todo.

Pero, como señala Dirckx, esa respuesta parece vacía. No solo observamos el sufrimiento. Lo sentimos. Lo odiamos. Clamamos contra él. Algo en nuestro interior nos dice: “Esto no es como debería ser”. Pero ¿de dónde viene esa indignación?

Si el sufrimiento es simplemente natural, ¿por qué respondemos a él como si fuera antinatural?

Nuestra reacción al sufrimiento muestra que no lo vemos como normal. Esa indignación interior apunta a que fuimos creados para algo mejor. / Foto: Envato elements

La Biblia no minimiza el sufrimiento

Aquí es donde el cristianismo nos ofrece algo singularmente honesto y esperanzador. Cuando lees la Biblia, ves que el sufrimiento no se minimiza ni se pasa por alto. De hecho, llena las páginas de las Escrituras.

Leemos sobre Job, cuyos gritos de angustia se elevan desde el abismo de la desesperación. Leemos en los Salmos, oraciones llenas de confusión, dolor e incluso ira. El mismo Jesús llora ante la tumba de Lázaro. El sufrimiento no se ignora en las Escrituras, sino que se reconoce. Se lamenta. Se toma en serio.

¿Por qué? Porque, según la Biblia, el sufrimiento apunta a una verdad mayor: el mundo no es como debería ser. Algo ha salido mal. El pecado ha fracturado la creación. El dolor, la muerte y el mal no forman parte del diseño original, son intrusos en un mundo que una vez fue “muy bueno”.

La Biblia no oculta el sufrimiento. Lo toma en serio porque nos recuerda que el mundo no está como debería y que el dolor evidencia algo que se ha roto. / Foto: Unsplash

El Dios que sufre con nosotros

Y aquí es donde el mensaje cristiano se vuelve radicalmente diferente a cualquier otra cosa.

Los cristianos creen que Dios no permaneció distante ni indiferente. No se limitó a compadecernos desde lejos. En cambio, Dios entró en nuestro mundo. En Jesucristo, Dios se hizo carne. Y cuando lo hizo, no vino a reprendernos, sino a sufrir con nosotros.

Jesús fue crucificado, muriendo de forma lenta y humillante como víctima de la injusticia. Experimentó agonía física, abandono emocional y oscuridad espiritual. No evitó el sufrimiento, sino que lo abrazó.

¿Por qué? La Biblia dice que Jesús sufrió por nosotros. Tomó sobre Sí mismo las consecuencias del mal que hemos desatado en el mundo —nuestro pecado, nuestra violencia, nuestra rebelión— y lo llevó en la cruz para que pudiéramos ser perdonados, sanados y renovados.

El mensaje cristiano afirma que Dios no se quedó distante. En Jesús entró en nuestro dolor, sufrió con nosotros y cargó el peso del mal para darnos perdón y renovación. / Foto: Lightstock

Un Dios que se preocupa

Tim Keller dijo una vez: “Como seres humanos, quizás no entendamos por qué Dios permite el sufrimiento. Pero cuando miramos la crucifixión de Jesús, Dios encarnado, hay una cosa que no podemos decir. No podemos decir que a Dios no le importa el sufrimiento. Le importa tanto, que estuvo dispuesto a venir y experimentarlo Él mismo, para demostrarnos que nos ama”.

Eso lo cambia todo. Quizás no siempre sepamos por qué sufrimos. Pero sí sabemos quién está con nosotros en nuestro sufrimiento. Y sabemos qué tipo de Dios es. No es distante. No es indiferente. Está presente, es compasivo y está profundamente involucrado.

La cruz muestra que Dios no es indiferente al dolor. En Jesús vemos a un Dios que se acerca, acompaña y ama incluso en medio del sufrimiento. / Foto: Lightstock

¿Cómo seguir adelante?

Si te estás haciendo estas preguntas o estás sufriendo de una forma que hace que la fe parezca inalcanzable, no estás solo. El cristianismo no ofrece soluciones rápidas ni respuestas superficiales.

Pero sí ofrece algo mucho mejor: un Salvador que sufre con nosotros y redime nuestro dolor.


Publicado originalmente en Core Christianity.

Apoya a nuestra causa

Apoya nuestra causa

Esperamos que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, queremos preguntarte si considerarías apoyar la misión de Volvamos al evangelio.

Desde el año 2013 hemos trabajado para servir a la iglesia de habla hispana publicando recursos que apuntan a Cristo y a la verdad de las Escrituras. Nuestro deseo ha sido ayudar a personas como tú a conocer y amar más a Cristo, Su Palabra y Su iglesia. Y queremos continuar proveyendo recursos para tu crecimiento y edificación en la fe.

Volvamos al evangelio siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores como tú. ¿Considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo —a ti y a la iglesia del mundo hispanohablante—. ¡Gracias por considerarlo!

En Cristo,

Equipo de Volvamos al Evangelio

¿Mi donación es segura?
¿Mi donación es deducible de impuestos?
¿Puedo cancelar mi donación recurrente?

Daniel Nealon

Daniel Nealon es pastor de la Iglesia Deer Creek, una congregación de la Iglesia Presbiteriana de América (PCA). También es autor del Catecismo Deer Creek. Vive con su esposa Hannah y sus cuatro hijos en Littleton, Colorado.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.