¡Despedido! Estas fueron las palabras que escuché un lunes hace más de un año. No estaba preparado para tal noticia después de haber laborado para esta empresa por diez años de con toda la diligencia posible. Tener un empleo es una bendición de parte de Dios, pero no tenerlo también. Trabajaba como vendedor fuera de la ciudad, debía dejar a mi familia de lunes a viernes para compartir con ellos solo los fines de semana. Soy una persona competitiva, así que el puesto de vendedor era ideal. Disfrutaba de la competencia que existía con otros vendedores y los retos en cuanto a las ventas, así qué, ser despedido, no sólo fue impactante sino inesperado. Como esposo y padre de tres hijos, mi reacción fue de descon. Me habían despedido de un empleo donde fui el mejor vendedor por muchos años, y aunque dije que confiaba en Dios, no tenía ni idea lo que se venía, incluyendo una pandemia.
1. Revelando pecados escondidos del corazón
Dios no desperdicia nada. Él obra en nuestras vidas y todo lo que pasa tiene el propósito de mostrarnos quien es Él y de iluminarnos al respecto de dónde ha estado nuestra dependencia. Dios trae, por medio de la aflicción, luz a esas áreas donde nuestras fuerzas, control, y razón sobre nuestras vidas son ilusorias. Apunta a esos ídolos en los que hemos dependido, confiado y descansado. Dios me permitió ver que el trabajo era eso para mí. Confié en mis habilidades de vendedor por las constantes felicitaciones y premio. El orgullo y satisfacción propia eran claramente una respuesta a la adulación y números de venta. ¡Qué equivocado estaba! Total, y rotundamente equivocado. El Salmo 119:71 fue como un reflector en mi rostro “Bueno me fue haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos”. Como cristianos tendemos a poner el trabajo, el dinero, la familia y cualquier otra cosa como nuestra esperanza, como un dios funcional. Sutilmente pretendemos llevar nuestras vidas alejados de Dios, quien nos creó a Su imagen y semejanza. Pero Dios es tan misericordioso y lleno de gracia que destruye nuestros ídolos como una muestra de su amor. Olvidamos el buen propósito detrás de Su obrar. Fue bueno ser humillado, para recordar Su Palabra que es buena, agradable y perfecta y que él es siempre Bueno. Era necesario que el Señor me quitara mi trabajo para probar quien es el Señor de mi corazón y hacer evidente el estado de mi relación con Dios. Lo que Dios estaba haciendo estaba dando sus frutos, el orgullo había salido a flote y ahora podía verlo con mayor calidad.
2. Trayendo crecimiento espiritual
Este tiempo sin trabajo ha sido de gran bendición y crecimiento para mi vida y lo ha sido también para mi familia. Dios se ha glorificado en mi desempleo de muchas formas. Mi corazón fue expuesto al igual que mi idolatría y la superficialidad con la que estaba llevando adelante las cosas. Las implicaciones eran reconocer mi falta de relación con Jesucristo, como todo era mas importante que Él, quien murió en la cruz por mis pecados, me amó primero a pesar de mí y me amará hasta que esté con Él eternamente. Dios sea ha glorificado en mi relación con mi familia. Como su amor nos ha sostenido en este tiempo por medio de nuestra iglesia local y de hermanos que han orado y que también han actuado en mostrar su generosidad y amor para con nosotros. Es increíble como Dios obra con sus hijos, Él conoce nuestras necesidades y sabe qué darnos y qué quitarnos. Hoy puedo dar gloria a Dios y gracias porque he recibido Su salvación que es más valioso que el oro y la plata o cualquier otra cosa en este mundo, Él me ha escogido y me ha apartado por pura gracia y misericordia.
3. Dando entendimiento práctico de Su Soberanía
Hoy puedo dar testimonio de Dios como un Padre amoroso que nos está formando y conoce verdaderamente nuestros corazones. Tantas veces dije que Dios es Soberano, lo creí y aconsejé, pero como bien saben, una cosa es decirlo y otra realmente vivirlo en medio de una circunstancia que te prueba en todo. Podemos descansar que Su Bondad obrando en medio del dolor, la frustración, todo para el bien de nuestras almas. No sé cuál es tu situación, si has pasado por un despido, o sólo no tienes trabajo, o no te alcanza para cubrir tus necesidades. Recuerda que todo lo que pasamos es permitido por Dios, ya sea por consecuencia de una mala decisión, por vivir en un mundo caído, o por un acto de disciplina divina, Dios en todo caso está obrando para recordarnos quien es Él y para que podamos así depender de Él, confiar, ser agradecido, orar, hablar con tu iglesia, perseverar. Somos vulnerables porque somos necesitados. Dios en su fidelidad nos ha sostenido hasta ahora sin que nos falte cosa alguna. Sin embargo, mi esposa y yo empezamos a orar para un proyecto juntos como familia, es de enorme alegría saber que, si todo esto sucedió para que este proyecto se lleve a cabo, valió la pena. “Cristo es nuestra esperanza de gloria” (Col 1:27), y esta es una esperanza que no muera, una de la que nunca seré despedido. Que Dios sea en todo glorificado. (1 Pd 4:11)