Este es un segundo articulo que da seguimiento al primero que trató acerca del hombre como administrador de la creación de Dios para conocer su propósito en la iglesia de Cristo. En este artículo, tomando como base 1 Juan 3:17-18, responderemos a tres preguntas:
- ¿Cuál es mi actitud sobre dar?
- Mi dinero, ¿me pertenece?
- ¿Qué dice la biblia acerca del dinero y mi corazón?
El dinero es un medio por el cual podemos cubrir las necesidades personales y de nuestra familia. Sin embargo, la administración del dinero que Dios nos provee muestra cual es el tesoro de nuestro corazón. Por ello, necesitamos hacernos las preguntas correctas acerca del uso del mismo, acerca de nuestros deseos, así como de la generosidad con otros, especialmente a los de la familia de la fe. ¿Cuál es mi actitud sobre dar? Mientras escribo esto, recuerdo las veces que´, durante estos cuatro años de mucha dificultad económica, varios hermanos de mi iglesia local se tornaron en ayuda hacia mi familia. Su generosidad me hizo meditar en mi administración del dinero en torno a las necesidades de mis hermanos y mi corazón. También reflexioné en la diferencia abismal de los pastores y líderes de iglesias grandes con el rebaño que Dios les ha dado. En lugar de llamar a los miembros de la iglesia para dar en generosidad a otros, los llaman a dar exageradamente para recibir milagros, sanidades, esposos y demás. En lugar de llamarlos a administrar bien su dinero, los llaman a dar todo para sus iglesias sin considerar sus necesidades y dificultades. Dios no necesita nuestro dinero, ni tener mucho dinero es una evidencia de que Él nos ama más, pero la correcta administración del dinero denota la obediencia a Dios cuando nos exhorta a dar generosamente para Su obra, a los que están en necesidad y para suplir a nuestras familias. Estos actos de dar a los demás deben producir un gozo, siendo ellos una forma de compartir con otros lo que Dios nos ha dado en Su misericordia. Lastimosamente, por el pecado somos muy egoístas y generalmente solo pensamos en nuestra estabilidad antes que en la del prójimo. El autor Tim Keller, en su libro, Ministerios de Misericordia, exhorta que incluso deberíamos tener un rubro en nuestro presupuesto destinado para ayudar a alguna familia en nuestra comunidad, o a alguna persona que no tiene estufa, no tiene trabajo, no tiene cómo pagar el colegio de sus hijos, o está en enfermedad y necesita medicina, entre otros. ¿Cuál es nuestra actitud al dar? En 2 Corintios 9:7 dice: «Cada uno debe decidir en su corazón cuanto dar, y no den de mala gana ni bajo presión, porque Dios ama a la persona que da con alegría». Y en 2 Corintios 8: 12: «Todo lo que den es bien recibido si lo dan con entusiasmo. Y den según lo que tienen no según lo que no tienen». Pudiéramos mencionar mas versículos que nos enseñan acerca de dar, sin embargo, quiero recalcar la actitud y la motivación de dar a mi prójimo o hermano en necesidad. A veces, a quien más Dios le ha dado, es quien que menos da. Es quien menos está pendiente de las necesidades de su hermano. Olvidamos que Dios nos ha dado el dinero para cubrir nuestras necesidades. Por supuesto que se puede gozar de deseos como vacaciones, comida o algún viaje, pero también, es bueno ayudar a otros, así como proveer para la iglesia local en la labor que realiza. Pablo fue un ejemplo en esto, como dice en Hechos 20:35: «Ustedes saben que mis dos manos han trabajado para satisfacer mis propias necesidades e incluso las necesidades de los que estuvieron conmigo. Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”». Mi dinero ¿me pertenece? Todos los cristianos afirmamos que el dinero le pertenece al Señor, quien es creador de los cielos y la tierra, y también es nuestro hacedor. Él es quien ha proveído todo cuanto tenemos por Su gracia y misericordia. Solo somos administradores, así como fue en el principio con Adán y Eva; ellos debían gobernar, administrar bien lo bueno que Dios les había dado para Su propia gloria. El dinero no es mío, es del Señor. Y, aunque nosotros nos hayamos esforzado trabajando por el dinero, no debemos llegar pensar que nos merecemos muchas cosas buenas por ese esfuerzo, debemos recordar que nosotros merecíamos la muerte, pero Él en Su gracia nos ha otorgado salvación. Dios nos muestra Su bondad en salvarnos para caminar en las obras que Él ha preparado de antemano, obras que incluyen el ser generosos con otros. La iglesia primitiva en sus inicios mostró esa generosidad, ese compartir los alimentos, las casas, todo cuánto Dios les había dado, entre ellos. Fue una respuesta de comprender el evangelio, de comprender que hemos sido salvados para vivir para Dios siendo extranjeros en este mundo. Este no es nuestro mundo y no nos llevaremos nada, más que el gozo de obedecer a Dios en servir a otros. ¿Qué dice la biblia acerca del dinero y mi corazón? Realmente la decisión de dar o no dar, del dinero que Dios nos ha proveído, es un asunto del corazón. La Biblia dice en 1 Timoteo 6:10: «Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas». Quizás comprendes que sí debes ayudar a otros, quizás lo has hecho en algunas ocasiones, pero ¿es un modo de vivir? O ¿cuándo el Espíritu Santo te llama a dar, te resistes? Quizás ves la necesidad de otro y te haces a un lado. Si puedes, y no lo haces, quizás es un problema de amor al dinero porque es tu confianza, tu estabilidad. Pero nota lo que dice la Biblia sobre esto: «Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?» (1 Jn 3:17). Todos hemos crecido en diferentes contextos, quizás hemos tenido una vida de escasez o de mucha necesidad, o de mucho esfuerzo para tener la riqueza que se tiene. Independientemente, de ello, sigue siendo un asunto del corazón conocer el lugar que el dinero tiene en él. Mi anhelo es que hoy podamos examinar nuestros corazones sobre como hemos sido administradores de lo que Dios nos ha dado. ¿Estamos mostrando el amor de Cristo por medio de nuestros recursos a nuestros hermanos en necesidad? ¿El dinero es un dios en nuestro corazón que me rige y provee seguridad? Si no has obrado justamente, arrepiéntete y torna tu corazón a Dios, tu salvador. Quizás Dios está utilizando el desprendimiento del dinero para depender de Él y amar a mi prójimo. Yo soy testimonio del amor de otros al ayudarnos en los momentos difíciles. Quizás tú seas utilizado por Dios para bendecir a uno de Sus hijos. Jesús indicó que la muestra de que somos Sus discípulos es que nos amamos unos a otros, pues bien, el amor también es mostrado en acciones que nos incomodan, como dar de nuestros recursos a otros. El egoísmo es el enemigo del dar y la cama donde la falsa seguridad descansa. La familia unida por Cristo debe ayudarse, además es misionera, y vela por las necesidades de otros, comparte de lo que Dios ha dado de tal manera que Dios reciba toda la gloria.