Siete mentiras en la vida de soltero

A continuación, te presento una lista de siete engaños que los solteros deben vencer, cada uno con el arma que necesitamos de la Palabra de Dios —un mapa para evitar las rotondas.
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Satanás es el padre de la mentira (Jn 8:44) y quien arruina el fruto espiritual. Sus mentiras son sus medios más efectivos para distraernos y privarnos de este fruto que sacia el alma. Son los señalamientos mal colocados que nos mantienen dando vueltas. Miente acerca de ti. Miente acerca de tu pasado. Miente acerca del matrimonio. Miente acerca de tu futuro cónyuge. Miente acerca de tus amigos y familia. Y si no eres cuidadoso como soltero, podrías tener mucho más tiempo para escuchar sus mentiras. A continuación, te presento una lista de siete engaños que los solteros deben vencer, cada uno con el arma que necesitamos de la Palabra de Dios —un mapa para evitar las rotondas. Mentira 1. Soy egoísta solo porque estoy soltero y no tengo a nadie que cuide de mis necesidades y sentimiento Sin duda, el egoísmo puede ser igual de predominante en el matrimonio, y ciertamente más visible, pero la vida de soltero lo cultiva por naturaleza. Cada día tomas la mayoría de tus decisiones basándote en lo que necesitas y deseas, y casi nadie se da cuenta. Pero por más prometedor que parezca ese egoísmo y esa autocomplacencia en el momento, el amor nos ofrece una mejor promesa. “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Él y lo conoce” (1Jn 4:7). Este Dios y este amor están disponibles tanto para los casados como para los que aún no se han casado. Mentira 2. Estoy ansioso solo porque sigo soltero, y no sé si Dios me proveerá de un cónyuge Puede que entre los jóvenes de nuestras iglesias haya ansiedades más intensas que sus deseos no cumplidos de casarse, pero quizá no exista una ansiedad más común que esta. El miedo y la tristeza por el amor, las relaciones y el matrimonio roban mucho sueño y energía a los solteros. La preocupación y la autocompasión por nuestras fallas prometen hacernos sentir mejor, pero carecen de verdadero poder para ayudarnos. Pero Dios puede darnos verdadera paz: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Fil 4:6-7). Ya sea que conozcas a tu futuro cónyuge esta tarde o vivas solo por el resto de tu vida, Dios realmente puede darte un descanso lleno de paz y perspectiva en cada paso del camino, si se lo pides. Mentira 3. Soy impaciente solo porque estoy soltero y he esperado mucho tiempo para casarme Amazon, Netflix y los teléfonos inteligentes han depreciado la paciencia. La gratificación inmediata nos ha llevado a olvidar lo valiosa y lo hermosa que es la paciencia. Por medio de Pablo, Dios promete que “Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad” (Ro 2:7). Hay cosas que solo podemos obtener a través de la paciencia. Gloria. Honor. Eternidad. Dios. Ninguna tecnología acelerará el proceso. Y los músculos que necesitamos para esperar en Dios se fortalecen cuando esperamos por cosas menos importantes, como nuestra boda. Toda nuestra espera vale la pena si por medio de ella obtenemos más de Aquel por quien nuestras almas esperan. Mentira 4. No necesito preocuparme por las necesidades de otras personas ni por sus problemas en este momento, pues aún estoy soltero y es difícil lidiar con mis propios asuntos Sentir que merecemos todo es uno de los más grandes peligros  de la soltería. Se infiltra a cada parte de nuestras vidas y nos convence de enfocarnos exclusivamente en nosotros —un tipo de mentalidad de supervivencia— a menudo a expensas de otros. A medida que este sentimiento crece e invade nuestros corazones, va disminuyendo nuestro interés y compasión por los demás. Pero el fruto del Espíritu es bondad —una actitud de compasión y generosidad amistosa. “Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Ef 4:32). La hermosa y liberadora promesa detrás de nuestra bondad es la bondad de Dios hacia nosotros en Cristo. Aquellos que se han vestido de Cristo —y son bondadosos en Él— han recibido la bondad del Dios que es santo y todopoderoso a pesar de lo que merecen. Mentira 5. No he crecido mucho en santidad porque no tengo a nadie a mi alrededor que me desafíe. Me enfocaré en esas cosas cuando me case y tenga una familia Una excusa para postergar la búsqueda de la santidad es que los cristianos solteros no tienen que rendir cuentas de la misma forma que los cristianos casados, como si fuéramos menos humanos. Cuando tengamos un cónyuge o hijos que se enfrenten a nuestras actitudes o comportamientos, entonces importará quiénes somos y cómo actuamos. Es cierto que cuando un hombre y una mujer se casan pasan a ser una carne, pero eso no quiere decir que tengan más plenitud que un creyente soltero. Todos los hijos de Dios están llenos del Espíritu y son responsables ante Dios sin importar su estado civil (Ro 14:12). “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mt 5:6). Dichosos —“felices”— son los hombres y mujeres solteros que aman y buscan la bondad, la virtud y la integridad. Y la bendición la recibes ahora mismo siendo soltero e imperfecto en tu búsqueda de Dios y de Su justicia. Por medio del poder de Dios que opera en ti, asegúrate de que tu fe y tu soltería estén llenas de bondad (2P 1:3-5). Mentira 6. Soy poco confiable solo porque aún estoy soltero, y realmente no puedes esperar que los solteros sean comprometidos En el peor de los casos, a algunos de nosotros realmente nos gusta esta parte de la soltería. Aquellos que no se han establecido sienten la libertad de moverse de una cosa a la otra, de dejar antiguas responsabilidades y obligaciones, cambiándolas por cosas nuevas. Puede ser un nuevo trabajo, una nueva iglesia, una nueva relación o hasta una nueva ciudad. Algunos cambios son buenos e incluso necesarios, pero muchos cambios son evidencia de nuestra resistencia al compromiso. Algunos aplazan el matrimonio para evitar el compromiso y así conservar su supuesta libertad. Pero por más libre que parezca esta falta de compromiso, la Biblia nos enseña que debemos amar la fidelidad y la devoción en cada etapa de nuestra vida. “Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano” (1Co 15:58). Cuando nos parece que algo ya no vale la pena, descansamos, trabajamos y permanecemos, sabiendo que todo sacrificio en esta vida que sea por causa de Cristo no es en vano. En el Espíritu, y en contra de todos los patrones de los jóvenes adultos que nos rodean, podemos hacer a un lado nuestras ambiciones egoístas e impulsivas para seguir llevando a cabo la obra de Dios, sin importar lo difícil que pueda ser. Mentira 7. Soy duro con los demás solo porque aún estoy soltero, y ellos no entienden lo difícil que es mi vida Nuestras respuestas cuando somos lastimados dicen mucho sobre la condición de nuestros corazones. ¿Cómo reaccionas ante las personas que malentienden o minimizan tu dolor por estar soltero? A pesar de ser bien intencionados, a veces te ofenden con sus consejos, preguntas o indiferencia sin darse cuenta. Sientes que tienes todo el derecho de responder con enojo, insensibilidad o sarcasmo, o de llenarte de amargura y de pensamientos violentos. Pero Dios nos recompensa cuando respondemos con mansedumbre ante una ofensa. Él nos anima a soportar la maldad, corrigiendo “con mansedumbre a los que se oponen, por si acaso Dios les concede arrepentirse para que conozcan la verdad” (2Ti 2:25). A fin de cuentas, es Dios quien corrige y dirige los corazones. No somos llamados a juzgarnos unos a otros, sino a vestirnos de la gracia y amabilidad que Dios nos ha mostrado —la misma gracia y mansedumbre de Jesús cuando estuvo en la cruz por nuestros pecados. Quizá tengas razón al ofenderte y debas decirle al hermano o hermana cómo te hizo sentir, pero no resolverás la ofensa con una segunda ofensa. En lugar de ello, Dios nos llama a ser mansos y promete hacer justicia por nosotros. Este artículo fue extraído del libro Soltero por ahora publicado por Poiema Publicaciones. Además, puedes leer más artículos sobre este tipo de libros en El Blog de Poiema.

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