Solía decir que ningún teólogo vivo había impactado mi fe más que R.C. Sproul. Sus libros me cambiaron, me formaron y me fortalecieron. Sus sermones y conferencias nunca dejaron de cautivar mi corazón y llenar mi alma de emoción. Sus series de enseñanza alimentaron mi mente y me enseñaron a vivir mi fe. De muchas maneras me guió en la infancia cristiana y hacia la madurez cristiana. Fui uno de los muchos creyentes de todo el mundo que lloraron su muerte como una tragedia personal, una pérdida importante. Aunque ya no es un teólogo vivo, a menudo sigo contando lo mucho que le debo. A menudo sigo dando gracias a Dios por él. Era inevitable que Sproul fuera el tema de los biógrafos y era apropiado que Stephen Nichols escribiera la primera. Después de todo, Nichols sirvió junto a Sproul durante muchos años tanto en Ligonier Ministries como en el Reformation Bible College. Conoció a Sproul en muchos ámbitos, tanto personales como profesionales. Se sentó a su lado en las salas de juntas de empresas y frente a él en los comedores de los restaurantes. Habló con él de forma casual y también lo entrevistó formalmente. A través de todo ello, adquirió una profunda comprensión y un profundo aprecio por su tema. Y eso se nota en las cálidas páginas de este tremendo libro. R.C. Sproul: Una vida se inscribe en la mejor tradición de la biografía cristiana, que consiste en que los amigos sean los primeros en conmemorar la vida de alguien que conocieron y amaron. Nichols cuenta los inicios de Sproul en Pittsburgh, la influencia positiva de sus padres y la negativa de los teólogos liberales, el encuentro y el matrimonio con Vesta, la llegada a la fe en Jesús, el descubrimiento de su gran pasión por la palabra de Dios. Habla de la fundación del Centro de Estudios del Valle de L’Abri, de la creciente influencia de Sproul en la iglesia evangélica, y de su conciencia de que podía desplegar mejor sus talentos como profesor que como predicador. Se concentra en la batalla por la inerrancia bíblica, en el lugar de la apologética clásica, en los temas de la santidad y la soberanía de Dios, y en el gran deseo de proteger el evangelio de la confusión del ecumenismo. A través de todo ello, Nichols pinta el retrato de un hombre que fue transformado por la Biblia y cautivado por el carácter de Dios: un hombre que conocía a Dios y que anhelaba darlo a conocer. Lo muestra como un hombre de bondad e integridad, de alegría y generosidad, de seriedad y de astucia. Lo muestra como un hombre que adoraba a su esposa, amaba a su familia y honraba a sus amigos. Lo muestra como un hombre al que Dios educó para ser un guerrero amable, un hombre de corazón cálido y espíritu resuelto, un hombre que amaría a un pecador, pero no sufriría a un necio. En otras palabras, lo muestra como lo que realmente era: un hombre que en privado era exactamente lo que parecía ser en público. R.C. Sproul: Una vida es una de las pocas biografías que he leído que relata la vida de una persona que conocí realmente y con la que realmente hablé (aunque no tanto como me hubiera gustado). Mejor aún, es una de las pocas biografías que relata la vida de una persona que tuvo un impacto profundo e inmediato en la mía. Aunque sólo la eternidad revelará todo lo que le debo a R.C. Sproul, esta biografía me ayuda a entenderlo un poco mejor. Me hace dar gracias a Dios por la vida, el ministerio y el testimonio de un siervo tan fiel.
