[dropcap]A[/dropcap]lgunas veces me he encontrado con personas que conocen el tipo de teología reformada que yo sostengo y están ansiosas por desafiarme. En el proceso, han dicho cosas como esta: «Yo no creo en la predestinación». Eso ocasiona una fácil respuesta: «La cuestión es si crees en la predestinación, sino qué crees acerca de la predestinación». Después de todo, la palabra (o al menos la idea) está ahí presente en Romanos 8 y Efesios 1. Puede que no concordemos en lo que entendemos por ese término, pero no tenemos la opción de creer que simplemente no existe. Me parece que la palabra «sumisión» puede ser bastante similar. Es una palabra que a algunas personas les desagrada, así que, en lugar de estudiarla y llegar a una firme conclusión sobre su significado, eligen no creer en ella en absoluto. Estoy convencido de que debemos tener alguna doctrina de la sumisión (después de todo, está ahí presente en la Biblia), pero no creo que sea el único que siente un poco de escalofríos cuando escucho la palabra «sumisión», especialmente en el contexto del matrimonio. Cuando escucho: «Esposas, sométanse a sus esposos», algo ocurre en mi mente o mi corazón que realmente no me gusta. Siento de inmediato ese asomo de vergüenza o rebelión, o algo así. La sumisión parece anticuada. Se siente como el tipo de cosa que uno podría querer explicar diciendo: «Sé que parece que dice “sométanse”, pero en realidad no significa “sométanse”». El problema es que efectivamente dice «sométanse», y, por lo que yo entiendo, realmente quiere decir eso. No hay ninguna traducción de la Biblia que discrepe. Así que simplemente necesitamos enfrentarla. ¿Pero qué es lo que ocurre? ¿Por qué siento ese asomo de vergüenza o rebelión cuando escucho la palabra «sumisión»? Creo que eso es una prueba de que como cristianos estamos batallando constantemente con la mundanalidad. La mundanalidad consiste en permitir que nuestra mente y nuestro corazón sean moldeados por mensajes que no provienen de la Biblia. Recuerda Romanos 12:2: «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente». Nuestra mente es como plastilina, y alguien o algo siempre la está moldeando. Nuestra lucha de por vida consiste en asegurarnos de no amoldarnos a los modelos de pensamiento del mundo, sino de ser transformados por la revelación de Dios. Y en esta área, creo que muchos cristianos, me incluyo, hemos permitido que la mundanalidad nos invada un poco. El pensamiento mundano que constantemente invade nuestra mente es que nuestro valor y dignidad como personas provienen de nuestra función o rol, de lo que hacemos en relación con otras personas. La Biblia dice algo distinto. Tu valor y dignidad no provienen de lo que haces sino de quién eres. ¿Y tú quién eres? ¡Eres la única criatura en todo el mundo hecha a imagen de Dios! No obtienes valor o dignidad de tu función, o tu contribución o tus capacidades. Tu valor y tu dignidad son inherentes a ti e iguales a los de cualquier otro porque estás hecho a imagen de Dios. ¿Por qué es importante esto? Porque un mundo que le asigna valor a la función se rebela contra la idea de sumisión. Concluye que, si la esposa se somete a su esposo, eso dignifica que ella debe valer menos que su esposo. Eso es falso, pero muy a menudo está presente en nuestra mente y nuestro corazón. ¿Crees que Dios el Padre y Dios el Hijo poseen igual valor y dignidad, que son iguales en majestad y gloria? Por supuesto que lo crees. ¿Crees que Dios el Hijo hace la voluntad de Dios el Padre? Por supuesto que sí. En Juan 6:38, Jesús dijo: «Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió». Jesús se sometió a la voluntad del Padre. No obstante, la sumisión del Hijo al Padre no hizo nada que lo volviera menos valioso, menos honorable o menos digno de alabanza que el Padre. Esta jerarquía de función no interrumpió la igualdad esencial del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, lo que prueba que la jerarquía, la ordenación de las personas según su función, no cambia su valor. Así que cuando encontramos esta palabra «sométanse» en la Biblia y especialmente en Efesios 5, Pablo no está haciendo una declaración acerca del valor relativo de esposos y esposas, sino acerca de su ordenamiento único, sus funciones únicas. Simplemente está diciendo: «Las familias funcionan mejor cuando una persona lidera y la otra persona sigue ese liderazgo».  

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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