Por qué fallamos en los devocionales familiares

[dropcap]H[/dropcap]e escrito varias veces acerca de los devocionales familiares (más recientemente en «Cómo hacemos devocionales familiares»), y eso siempre suscita una reacción. Cada vez que escribo sobre el tema, de inmediato recibo correos y mensajes de personas que lo han intentado y han fallado, o que aún están intentando y están convencidos de que están fallando. Recopilé parte de estas respuestas y creé una lista de motivos por los que fallamos en los devocionales familiares. Lo hacemos muy difícil Pienso que la principal razón por la que fallamos es que lo hacemos demasiado difícil. Los devocionales familiares son la cosa más simple del mundo. Solo necesitamos reunir a la familia, leer la Biblia y orar. Cualquier cosa más allá de esto es adorno. Canten una canción si quieren. Entablen una conversación si quieren. Memoricen un catecismo si quieren. No sientan que necesitan comenzar con más que lo básico. No sientan que han fallado si no pasan más allá de lo más básico. Lean algunos versos y oren. Luego, al día siguiente, lean y oren. Y al otro día. Y al siguiente. Tómense el domingo libre (han ido a la iglesia, ¿sí?) pero luego retómenlo inmediatamente el lunes. Y sigan haciéndolo. Estoy convencido de que mucha gente falla porque sienten que la Palabra y la oración no son suficientes. Leemos libros y blogs de personas que hacen mucho más y sentimos que no estamos a la altura. Terminamos, vemos que solo han pasado cinco minutos, y sentimos que no es posible que eso sea suficiente. Es más fácil no hacer devocionales en absoluto que hacerlos sencillos. No caigan en esa trampa. La Palabra y la oración son suficientes. La Palabra y la oración son extraordinarias. Haz que el hecho de realizarlas sea más importante que el modo de realizarlas.  Evaluamos demasiado pronto Otra razón por la que fallamos en los devocionales familiares es que nos rendimos muy pronto. Evaluamos en el corto plazo en lugar del largo plazo. Lo hacemos algunas semanas o algunos meses y no vemos ningún resultado significativo. Nuestros hijos todavía se ven aburridos. Nuestra esposa todavía no se convence del todo. Nosotros mismos buscamos cualquier excusa para tomarnos un día libre. Y comenzamos a preguntarnos si realmente vale la pena, si realmente está marcando una diferencia. Pero tenemos que evaluar en el largo plazo, no en el corto. Tenemos que pensar más en dieciocho o veinte años de exposición a la Biblia que dieciocho días o dieciocho semanas. Necesitamos pensar acerca de nuestra propia vida y que necesitamos escuchar cien veces las cosas, no una o dos, antes de responder a esa convicción. Necesitamos recordar y creer que Dios actúa a través de estos simples medios, pero lo hace a su propio ritmo. Debemos creer que Dios honra los medios que él provee. Lo hacemos desde la culpa, no por convicción Esta es una tercera razón por la que fallamos: hacemos devocionales familiares porque sentimos culpa, no por convicción. Escuchamos una ilustración de sermón acerca de los devocionales familiares o nos desafía un libro que leemos. Decidimos que finalmente es tiempo de practicarlo, de comenzar este hábito. Pero lo hacemos desde la culpa y no por una real convicción. Nuestros motivos son todos erróneos. La culpa puede motivar por un momento, pero no por largo tiempo. Cuando los tiempos se vuelven difíciles o cuando la culpa comienza a desaparecer, solo la convicción nos mantendrá en movimiento. Asegúrate de estar haciendo los devocionales familiares por verdadera convicción. Conoce en tu propia mente que este es un hábito valioso y que Dios te llama, como padre, a guiar a tu familia de esta forma. Ve a la Palabra de Dios y permite que él te desafíe con la importancia de leer su Palabra y orar a él. Nuestro cónyuge no participa Este puede ser el escenario más difícil: no hacemos los devocionales familiares porque nuestro cónyuge no quiere participar. A veces el papá quiere hacer devocionales familiares pero la mamá no está de acuerdo. No obstante, es mucho más común que la mamá esté desesperada por ver que el papá dirige devocionales familiares pero a él simplemente no le interesa. No podría decir todas las veces que he visto o escuchado acerca de este preciso escenario. Cada una de estas situaciones necesita ser abordada de forma distinta y cuidadosa. Esposo, habla con tu esposa y persuádela de que participe. Si ella no quiere, luego considera continuar y hacer devocionales con tus hijos. Esposa, persuade a tu esposo de que dirija los devocionales y apóyalo totalmente, respaldando cada una de sus acciones. Si él no dirige, quizá considera dirigir los devocionales tú misma. En cualquier caso, recuerden que su iglesia local es su aliada en esto, tanto a través de los demás miembros que pueden ofrecer su consejo, como a través de los pastores o ancianos. Nos volvemos orgullosos Finalmente, también fallamos porque nos volvemos orgullosos. Me refiero a lo siguiente: intentamos los devocionales familiares. Va bien por una semana. Luego lo olvidamos por completo. Un par de meses más tarde volvemos a intentarlo, esta vez sintiéndonos un poco avergonzados. Le explicamos a la familia: «Es mi culpa, pero realmente quiero que nos comprometamos con esto y hagamos que resulte». Esta vez lo hacemos por un par de semanas, pero luego nos detenemos nuevamente. La tercera vez nos sentimos aún más avergonzados de decirle a nuestra familia que sí, lo vamos a hacer de nuevo y sí, es culpa de papá de nuevo. El orgullo asoma su horrible cabeza y parece más fácil simplemente sucumbir al fracaso que levantarse para el desafío. Nos volvemos orgullosos y privamos a nuestra familia de una bendición. Mira, los devocionales familiares son un hábito agradable y sencillo, una disciplina agradable y sencilla. Se llama devocional familiar no solo porque es una reunión de la familia, sino porque está pensado para que sea por y para tu familia. Asegúrate de permitir que tus devocionales familiares reflejen la singularidad de tu familia. Hazlos algo propio, y practícalos por el bien de tu familia y la gloria de Dios. Sobre todo, simplemente practícalos.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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