Esta es la quinta entrega de una serie que repasa brevemente términos teológicos importantes. Puedes ver los posts anteriores sobre los términos teología, Trinidad, creación y hombre. Hoy, continuamos con la mirada puesta en la Caída. ¿A qué nos referimos los cristianos cuando hablamos de «la Caída» (nótese la C mayúscula)? «La Caída» se refiere a un acontecimiento específico e histórico que ocurrió en la vida de los primeros seres humanos en el Jardín del Edén. Cambió para siempre la creación y la raza humana. El acontecimiento se describe en Génesis 3 y sus efectos se ven a lo largo de las Escrituras y del resto de la historia humana. Bruce Waltke ofrece un útil resumen de lo ocurrido: Adán y Eva fueron creados en un estado de rectitud (aceptados por Dios) e inocencia (un estado de rectitud no probada). Habrían continuado en un estado de bendita santidad con Dios y de disfrute de la vida en el jardín si hubieran obedecido a Dios y no hubieran comido el fruto prohibido. Cuando Adán y Eva no confiaron en la bondad del carácter de Dios y en la veracidad de Su palabra, desobedecieron y «cayeron» instantáneamente de su estado de dicha en el jardín a un estado trágico de pecado irreversible, muerte y destierro del jardín. Se podría decir mucho más sobre cómo esta «caída» introdujo a la raza humana en el pecado original y la depravación total, cómo condujo a la maldición de toda la creación, y cómo preparó el escenario para la gloriosa redención de todas las cosas en Cristo Jesús. Sin embargo, en su esencia, «la Caída» se refiere a la pérdida de la rectitud y la felicidad del hombre ante Dios, su nueva esclavitud al pecado, la inevitabilidad de la muerte y el destierro de la presencia de Dios. Todo ello fue consecuencia de la desobediencia del hombre y de su desconfianza en el carácter y en la palabra de Dios. Caída es una pequeña palabra con un significado muy profundo.