La obra de arte de parte de Dios

Todas estas obras maestras tienen un elemento en común: están hechas de materiales terrenales.

En el 2017 visité museos, muchos museos. Pasé tiempo en exposiciones de categoría mundial en Canadá, Alemania, Israel, Italia y Suiza. Conocí objetos históricos importantes y contemplé obras de arte de renombre mundial. Estuve parado frente a Augusto de Prima Porta, contemplé el techo de la Capilla Sixtina y admiré las obras de muchos maestros. Vi tapices y cerámicas, coronas y monedas, pinturas y tallas. Vi obras de arte que, todas juntas, deben valer incontables millones de dólares.  Todas estas obras maestras tienen un elemento en común: están hechas de materiales terrenales. Están hechas de materiales tomados del suelo (piedra, mármol, arcilla), provenientes de la tierra (lienzo, tela) o extraídos de sus profundidades (oro, plata). Los materiales son, en cierto sentido, irrelevantes; es lo que el artista ha hecho con ellos lo que nos hace quedarnos boquiabiertos, detenernos, reflexionar y admirar. No admiramos el lienzo que usó el artista, ni siquiera la calidad de la pintura que utilizó, sino el arte y el ingenio para poner el cincel en la piedra o la pintura en el lienzo. La habilidad del artista se ve en su capacidad de hacer mucho con poco.  Cuando pienso en todo lo que he visto en ese año, me maravillo de lo que los artistas humanos pueden hacer con la piedra, el lienzo y el bronce. Pero todo esto me hace considerar lo siguiente: si un artista humano puede hacer tanto y obtener tal aclamación a través del uso de los materiales más terrenales, piensa en lo que el Artista Divino puede hacer con un lienzo humano. Piensa en cuánto reconocimiento puede obtener de personas como tú y yo, criaturas creadas a Su imagen y semejanza.  Cuando Dios creó este mundo, lo hizo lleno de materiales hermosos. El oro reluciente y el mármol pulido llaman nuestra atención. Pero estos son meramente rocas y minerales. Los seres humanos somos infinitamente más valiosos, infinitamente más preciosos e infinitamente más hermosos, porque somos nosotros, y solo nosotros, los que hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios mismo. Aunque caímos en el pecado y empañamos esa imagen, no la erradicamos. Seguimos llevando la imagen de Dios. Y lo que Dios se complace en hacer es salvarnos y transformarnos a Su semejanza, a la imagen de Su Hijo Jesucristo. Él toma el lienzo más precioso y crea sobre él la obra de arte más valiosa.  Para mí, el 2017 fue un año rodeado de muchos museos. Pero en casi todos los países que visité también fui a una iglesia. Adoré con otros creyentes de todo el mundo; y es aquí, en las iglesias locales, donde vi las obras de arte más hermosas y preciosas. Es aquí donde vi las únicas obras de arte que perdurarán por toda la eternidad y que, aunque pase el tiempo, lo único que hacen es seguir creciendo en su belleza.  Este artículo se publicó originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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