La Gran Comisión

El enfoque de Cristo está en la expansión de Su reino. Él conoce la tendencia que tenemos a quedarnos entre las paredes de la iglesia cómodamente adorando.
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Es interesante que Mateo, Marcos, Lucas y Juan ponen tanto énfasis en las órdenes de Cristo después de la resurrección. La conclusión lógica de aquellos que amamos la revelación de Dios, es que este asunto es de suma importancia para Él. La versión más familiar de la Gran Comisión está descrita en Mateo 28:16-20:

Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado. Cuando le vieron, le adoraron; mas algunos dudaron. Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Otras versiones de la Gran Comisión se encuentran en Marcos 16: 14-18, Lucas 24: 44-49, Hechos 1: 4-8 y Juan 20: 20-21. En Lucas, Jesús les dice a los discípulos que prediquen el arrepentimiento y el perdón, y les promete que tendrán poder divino. En Juan, Jesús dice que los discípulos tendrán el Espíritu Santo y la autoridad para perdonar pecados y retener el perdón. En los Hechos, Jesús promete a los discípulos que el Espíritu Santo les inspirará. Todos estos pasajes están compuestos de las palabras de Cristo habladas después de su resurrección. Además, Lucas repite el mandato de La Gran Comisión de nuevo en Hechos 1:8. Ahora, me gustaría que meditáramos en lo que está sucediendo en el pasaje de Mateo. Jesús se encuentra con los discípulos donde Él le había dicho que debían ir. Y nos dice Mateo que cuando le vieron, algunos le adoraron y otros dudaron. En este grupo de discípulos tenemos dos grupos, los que creyeron en el Señorío de Cristo y los que aun dudaban. Pero lo interesante del asunto es que Cristo no está muy interesado en la adoración de los que creyeron en Él, ni tampoco está dispuesto a convencer a los que dudan. El enfoque de Cristo está en la expansión de Su reino. Él conoce la tendencia que tenemos a quedarnos entre las paredes de la iglesia cómodamente adorando. Jesús le señala lo que sigue, la tarea de los que son discípulos verdaderos. Él les recuerda Su autoridad como lo que pudiéramos decir que es el primer portalibros de La Gran Comisión y entonces les da el mandato. Un mandato de parte de un jefe se debe obedecer, un mandato de un padre también, -aunque en ocasiones no lo hacemos-, pero un mandato que viene de la boca de Dios, no tenemos opción alguna sino obedecer. He aquí el mandato:

Id Hacer Discípulos de todas las naciones. Bautizándolos En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Enseñándoles a guardar todo lo que he mandado.

En primer lugar, la expansión del reino requiere que vayamos, no significa que todos tenemos que ir a donde están los panta ta ethne (grupos étnicos del mundo), pero si quiere decir que debemos apoyar a los que van. Apoyarlos en oración, dando de nuestras finanzas y estando en contacto con ellos para que los retos que experimentan los misioneros se hagan más ligeros por el respaldo de sus hermanos y hermanas. Cuando vamos hacemos discípulos, tenemos que enseñarles lo que es el Evangelio, las Doctrinas de la Gracia y todo lo demás que contribuye a la formación de un verdadero seguidor de Cristo. En la medida que vamos, tenemos que introducirlos en una iglesia local de sana doctrina si es que existe en ese lugar y si no la hay, trabajar diligentemente para comenzar una y bautizarlos; ya que es allí donde están presente los dones dados a hombres y mujeres para la edificación de la iglesia que es el Cuerpo de Cristo. Es en el contexto de la iglesia local donde se produce la transformación de hombres y mujeres que impactan a una comunidad, y se logran cambios que perduran y tienen una influencia que llega a transformar comunidades. El segundo portalibros de la comisión: “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Primeramente su autoridad y ahora su presencia continua, eso debe ser suficiente. En la narrativa de Juan. De nuevo, cuando ven a Jesús resucitado hay regocijo. El estado de regocijo produce en nosotros un deseo de quedarnos en ese estado, el cual se parece mucho a lo que experimentamos dentro de las paredes de la iglesia. Pero Jesús de nuevo les recuerda que Él los envía.

Y diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se regocijaron al ver al Señor. Jesús entonces les dijo otra vez: Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así también yo os envío. —Juan 20:20-21 

Cuando la iglesia de Antioquia se había acomodado, el Espíritu Santo se aparece en Hechos 13 y pide que se le aparten a Pablo y Bernabé,  la iglesia los envía a cumplir con La Gran Comisión que tal parece se les había olvidado. No sé dónde estás tú, ni donde está tu iglesia, pero tenemos la gran responsabilidad de abrazar La Gran Comisión. Puedo tratar de convencerte, pero prefiero que lo haga el Señor. Estaré orando por los que lean este articulo para que no tengan más excusas y obedezcan. El Apóstol Pablo casi al final de sus días le escribe a Timoteo los siguiente:

Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, conforme a mi evangelio; por el cual sufro penalidades, hasta el encarcelamiento como un malhechor; pero la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna. —2 Timoteo 2:8-10 

Solamente quiero pedirte que medites en el versículo diez. En cuanto a lo que se refiere a La Gran Comisión, me gusta lo que dice el Pastor John Piper. “Ve, envía o desobedece”. Que el Señor nos ayude a poder repetir las palabras de Pablo y las palabras de Cristo al final de nuestros días. Jesús dijo unos días antes de ser crucificado:

Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera. —Juan 17:4 

Carlos E. Llambes

Carlos E. Llambes, pastor y misionero sirviendo con La International Mission Board de Los Bautistas del Sur de EE. UU. En la actualidad sirve en la Ciudad de México. Casado con Liliana Llambes con quien ha procreado tres hijos, Sara, Charles y Bianca. Los Llambes han escrito un libro juntos titulado Viviendo La Gran Comisión: Su Gracia es Mas que Suficiente..

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