Jesús, el hombre malo: un argumento escéptico

Entender la verdad bíblica e histórica sobre quién es Jesús, fortalece la fe del creyente. 
Foto: Light Stock

Solemos oír a los escépticos, decir que Jesús era un lunático, un mentiroso o un hombre malo. Normalmente, las personas que hacen este tipo de afirmaciones han dedicado poco o ningún tiempo a pensar o leer sobre la vida de Jesús. 

El argumento Aut Deus Aut Homo Malus pretende desacreditar el ministerio, el título y los milagros de Jesús diciendo que: o era un lunático o un mentiroso (en ese sentido, simplemente un mal hombre). Entonces, para probar el Aut Deus, debemos estudiar la vida y las afirmaciones de Jesús durante Su ministerio.

Es más, debemos ir más allá, al Antiguo Testamento, a las fuentes extrabíblicas y a la historia. Dando un estudio serio a la vida y obra de Jesús, nos vamos a encontrar a la figura más importante de la historia, haciendo declaraciones tan atrevidas para los judíos, que le ocasionaron la misma muerte. Afirmaciones que, efectivamente ningún judío se atrevería a decir a menos de que estuviera loco.

Jesús declaró ser Dios mismo, y brindó evidencia que sostiene esta afirmación: profetizó Su muerte, realizó milagros, murió, resucitó y ascendió. Históricamente no podemos probar su ascensión, pero sí podemos confiar en la evidencia que sostiene que habló de Su muerte, que declaró ser Dios encarnado, que murió en la cruz y que resucitó. Fuentes históricas de enemigos como seguidores de Jesús confirman esto (Tácito, el Talmud, Suetonio, Flavio Josefo, entre otros), además de los hechos narrados que apuntan a testigos oculares en los escritos bíblicos.

Alguien que está loco, difícilmente causa tantas transformaciones en la vida de las personas como sucedió con Sus discípulos, quienes pasaron de ser unos cobardes que huían de los romanos, a predicar las buenas noticias, el evangelio, arriesgando sus vidas y dispuestos a padecer cualquier infortunio que se cruzara en su camino.

Alguien que está loco, difícilmente trasciende en la historia como lo ha hecho Jesús. 

Flavio Josefo menciona a Jesús en su obra Antigüedades judías.

Entonces, ¿era alguien malo? ¿un bad hombre?

Los pasajes bíblicos nos muestran que Jesús se preocupó por los oprimidos, relacionándose y tendiendo la mano a los enfermos, leprosos, publicanos, a los pobres, samaritanos, paganos, niños y mujeres… a todas las personas marginadas o consideradas menos importantes. Y en este sentido, sí, fue un revolucionario con ideas progresistas para Su tiempo.

Pero, no confundamos el hecho que rompió los estándares culturales en cuanto a los marginados, enfermos, niños y mujeres con el cristianismo progresista que vemos hoy en día, pues distan demasiado. El actuar de Jesús fue siempre procurando el cuidado y salvación de estas personas; más no el solapar sus pecados en pos de Soy todo amor.

Dicho esto, sabemos con certeza que no hay un solo hombre bueno, excepto Jesús (Ro 3:10-23), es decir, excepto Dios. Jesús demostró una y otra vez que lo era todo, menos un hombre malo. Prestó atención a los ignorados. Dio vista a los ciegos, salud a los enfermos, esperanza a los perdidos y salvación a todos los que lo proclamaron como su Señor. 

Los pasajes bíblicos muestran a Jesús preocupándose por los oprimidos y marginados. / Foto: Light Stock

Definitivamente, Jesús no era un mentiroso.

“Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?” (Mt 16:15) Simón Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. ¿Cómo lo demostró Jesús? No solo hizo milagros, sino que fue crucificado, murió y resucitó de entre los muertos. 

Sufrió una muerte dolorosa, la cual también profetizó: ”El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día” (Lc 9:22). Después de tres días, resucitó de entre los muertos. Y no, Su cuerpo no desapareció, no fue robado ni sobrevivió a la crucifixión (teoría del desmayo): ¡resucitó de entre los muertos! 

Este milagro fue presenciado por diferentes personas, en diferentes lugares y en diferentes momentos. Por esto, podemos desacreditar la teoría de la alucinación. Por lo tanto, si Jesús fue visto vivo, y los testimonios de testigos oculares afirman haber comido con Él, haber hablado con Él, podemos nuevamente confiar con seguridad en que Él es quien dijo ser.

La muerte de Cristo trae consigo el cumplimiento de muchas profecías y promesas, especialmente la de Génesis 3:15: “Pondré enemistad entre tú y la mujer, Y entre tu simiente y su simiente; Él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón”. Jesús es la promesa de quién herirá la cabeza de Satanás, una herida mortal, que culmina proporcionándonos un puente de regreso al Padre, un puente que fue destruido cuando Adán y Eva pecaron. Podemos regocijarnos grandemente en esta promesa cumplida, por esto, sabemos que nuestra fe es lógica y real. 

Jesús no era un hombre malo ni un mentiroso. Constantemente recordaba a Sus discípulos que Él era el Hijo de Dios, el logos, el Yo soy. Se aseguró de que la gente entendiera quién era, nunca negó ser Dios encarnado, así que, ¿por qué habríamos de hacerlo nosotros?

Priscila Fonseca

Priscila Fonseca

Priscila es conocida como la Bibliotecaria de la Apologética en la comunidad hispana. Estudia la Licenciatura en Teología Aplicada en el Seminario Bíblico de México, y ha sido ponente de varias conferencias apologéticas. Además es traductora de textos teológicos y apologéticos en Worldview Media, bloguera y creadora de «Encuéntrame en el Cielo», y profesora en Facts. Colabora con Papiro 52 y vive en México junto a su esposo Cristian y su perrito Chance.

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