Imagínate que los libros electrónicos hubieran llegado primero. Imagínate que Gutenberg no hubiera creado la imprenta, sino el Kindle. Ahora, cientos de años después, comenzamos a experimentar con este nuevo medio de comunicación en papel y empezamos a aclimatarnos a los libros impresos. Aunque, hasta cierto punto, esta pequeña situación hipotética es absurda, también puede ser un experimento mental interesante. Quédate conmigo unos instantes y te mostraré. Para entender parte del miedo y las críticas dirigidas a la lectura digital, tenemos que entender primero la forma en que tendemos a relacionarnos con las nuevas tecnologías. No tomamos ninguna tecnología nueva en sus propios términos, sino que siempre la comparamos con la herramienta predominante anterior. De este modo, la tecnología antigua siempre tiene ventaja y la consideramos superior hasta que el contrincante demuestra su valía. Tú y yo hemos nacido en un mundo dominado y moldeado por el libro impreso. Por esta razón, nos inclinamos naturalmente a considerarlo superior a todo lo que existía antes y a todo lo que vendrá después. Somos reacios a ver los puntos fuertes de cualquier medio nuevo y competidor, porque para ello debemos admitir primero las debilidades del antiguo. Esto es especialmente difícil para un medio tan importante y querido como el libro. Sin embargo, tal vez una forma de evaluar mejor el libro sea imaginar que amenaza con perturbar el libro electrónico, en lugar de lo contrario. En este supuesto, te sentabas en las rodillas de tu madre mientras leía Buenas noches luna desde una tableta; oías a papá leer La casa de la pradera desde su Kindle, y pasaste tus años escolares aprendiendo con libros de texto electrónicos. Gutenberg había trabajado incansablemente siglos antes para perfeccionar el Kindle, pero ahora Jeff Bezos proclama la nueva y extraordinaria tecnología de la imprenta y los increíbles libros que produce. ¿En qué aspectos el nuevo libro se quedaría corto en comparación con el antiguo ebook? ¿Cuáles son las razones que daríamos para quedarnos con el statu quo? A continuación mencionaremos algunas: Anotaciones y notas al pie de página. Nos encontraríamos con una anotación en el texto y nos parecería absurdo que tengamos que mantener un dedo dentro del libro para marcar nuestro progreso, voltear las hojas hasta el final, buscar la página correcta y leer esa anotación con un tamaño de letra mucho más pequeño. O podríamos encontrarnos con una nota al pie de página muy extensa en el escrito y sería un fastidio que ocupe un tercio de la página, corte el flujo del texto y lo interrumpa en un tamaño de letra dos o tres veces más pequeño que el principal. En un ebook solo tenemos que tocar la nota y se despliega inmediatamente sobre el texto. Si la tocas otra vez, desaparece. No es necesario dar vuelta las páginas y no causa ninguna interrupción. Es una gran solución. Diccionarios. Nos sorprendería que alguien esperara que consultemos un libro totalmente diferente, un diccionario grande y pesado que a lo mejor está en otra habitación, cada vez que tengamos que buscar una palabra desconocida. En un libro electrónico, ¡el diccionario está integrado! Basta con pulsar sobre la palabra e inmediatamente podemos leer la definición del diccionario. Yo busco muchas más palabras cuando leo libros electrónicos que impresos, tan solo por su comodidad y sencillez. Índices. Los índices nos dejarían perplejos. ¿Para qué querríamos tener un índice, una lista de palabras con sus correspondientes números de página, solo al final del libro? Esto no superaría en absoluto la posibilidad de pulsar un botón de búsqueda, escribir una o dos palabras y tener acceso inmediato a todas las veces que aparece este término en el libro. Un índice representaría un retroceso dramático. Notas. Nos parecería ridículo que las anotaciones, marcas y subrayados que hacemos en un libro se queden exclusivamente en esas páginas y que solo la transcripción manual pudiera hacerlas accesibles fuera de él. En los libros, lo que resaltamos y anotamos son simplemente marcas. En los libros electrónicos, son información que se extrae y almacena electrónicamente, y está lista para que la usemos en otros medios. De este modo, los ebooks nos ayudan a recopilar fácilmente la información importante para que podamos utilizarla de forma más sencilla. Portabilidad. Nos parecería absurdo que una biblioteca personal pudiera convertirse en una colección de objetos físicos pesados, voluminosos y casi imposibles de trasladar en conjunto. Los libros electrónicos nos permiten tener una biblioteca completamente portátil. Podemos llevarnos miles o decenas de miles de libros a cualquier lugar y en cualquier momento, todo en un dispositivo único y económico. No añaden ningún peso ni volumen. Seguridad. Quizá hemos oído hablar de una persona que perdió su biblioteca debido a un desastre natural y le echamos la culpa al medio. Diríamos algo así como: «Eso pasa cuando te comprometes con los libros de papel. Podrías perderlo todo con un simple incendio o inundación». Los objetos físicos siempre corren algún tipo de peligro (véase Mateo 6:19-20). Con los libros electrónicos, nuestra colección siempre está disponible y posee una copia de seguridad, que se puede duplicar las veces que sean necesarias, según nuestra conveniencia. Sé que podríamos hacer muchas más comparaciones y que, en muchos casos, podrían resaltar la superioridad de los libros impresos, por ejemplo: los formatos patentados o caducos de los libros electrónicos, o la posibilidad de que un autor personalice su libro al firmar un autógrafo. Pero, en realidad, esta es la cuestión. Ningún medio es perfecto, ni siquiera el querido libro. Para evaluar adecuadamente un medio, primero tenemos que admitir nuestra tendencia a compararlo injustamente con el que predomina en la actualidad. (¿Recuerdas cómo la gente se reía de Steve Jobs y su iPhone, diciendo que nadie compraría jamás un teléfono que no tuviera teclado físico?). Por primera vez en 500 años, el libro impreso ha encontrado un digno rival en el libro electrónico. Inevitablemente, uno de ellos será el vencedor al final. Por si sirve de algo, creo que será una larga batalla en la que el libro electrónico acabará derrotando a su predecesor. Mientras tanto, todos tenemos el gozo y la responsabilidad de valorar ambos, apreciar sus puntos fuertes y débiles, y disfrutar cómo ambos se fortalecen gracias a la competencia. Este artículo se publicó originalmente en inglés en https://www.challies.com/articles/imagine-if-ebooks-came-first/