[dropcap]M[/dropcap]ahoma nació alrededor del año 570 en La Meca, que hoy es la nación de Arabia Saudita. Esta era una zona donde había una población significativa de cristianos y Judíos, así que había acceso a las Escrituras y a las enseñanzas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Los musulmanes afirman que Mahoma era descendiente directo de Ismael, y por lo tanto de Abraham, aunque la única evidencia para apoyar esta declaración proviene a través de la tradición oral. El padre de Mahoma murió antes de que él naciera y su madre lo envió, siendo aún un niño, a vivir en el desierto con los beduinos, con el fin de que se familiarizara con las tradiciones árabes. Mientras estaba en el desierto se dice que se encontró con 2 ángeles que le abrieron el pecho y limpiaron su corazón con nieve, enseñanza simbólica del Islam que dice que fue purificado y protegido de todo pecado.
Mahoma regresó a La Meca no mucho tiempo después de eso. Su madre falleció cuando él tenía 6 años y quedó bajo el cuidado inmediato de su abuelo y luego de su tío. A los 25 años se casó con una mujer rica de La Meca quien era 15 años mayor que él.
A la edad de 35, Mahoma se había convertido en un hombre muy respetado en La Meca, en gran parte debido a su piedad. Solía ir al desierto para meditar y orar, y en uno de estos retiros, a la edad de 40, él dice haber sido visitado por el ángel Gabriel. Fue allí donde recibió los inicios de la revelación que se convertirían después en el Corán. Este proceso de revelación, que a veces fue mediado por Gabriel y otras veces llegó directamente a su corazón, tuvo una duración aproximada de 23 años, y terminó poco antes de su muerte.
Alrededor de los 50 años Mahoma tuvo otra experiencia espiritual más significativa. Una noche fue llevado por Gabriel a Jerusalén, y desde allí subió a la misma presencia de Dios. En el camino al trono se encontró con profetas anteriores, como Moisés y Jesús. Según la enciclopedia Británica, «Mahoma afirma haber recibido el tesoro supremo del conocimiento mientras estuvo en pie y luego se postró ante el trono divino. Dios también le reveló el fin de las cosas y la forma y el número de oraciones islámicas diarias».
La religión de Mahoma no fue recibida de buena gana por todos los que lo rodeaban. Él experimentó oposición en La Meca, y algunos de sus seguidores incluso enfrentaron persecución por seguirlo. En el año 621, la ciudad de Yathrib le pidió a Mahoma que fuera su líder, con la esperanza de que podría poner fin a una larga batalla por el poder entre tribus de la ciudad. El 25 de septiembre del año 622, Mahoma llegó a la ciudad, cambió el nombre a Medina, y se aseguró de que el Islam se convirtiera en la norma religiosa y social establecida, con él mismo como juez supremo e intérprete. También fue en este año que el Islam se definió de manera explícita como puramente monoteísta y abrahámico.
En poco tiempo, los que se habían opuesto a Mahoma en La Meca tomaron la determinación de aplastar el levantamiento del Islam en Medina. Lo que siguió fue muchos años de batallas tanto de defensa propia como de conquista, cuando intentaba unir a toda Arabia bajo la bandera del Islam. Su ambición de extender el Islam lo llevó a muchos grandes éxitos.
«Para el año 631 Mahoma había puesto fin a “la edad de la ignorancia”, como los musulmanes llaman la época preislámica en Arabia. Él unió a los árabes por primera vez en la historia bajo la bandera del Islam y rompió los lazos tribales como los vínculos últimos entre un árabe y la sociedad que lo rodea. Aunque las relaciones tribales no estaban totalmente destruidas, fueron ahora trascendidas por un vínculo más potente basado en la religión» (Británica).
En el año 632, Mahoma se enfermó, y tres días más tarde, un 8 de junio, falleció. Fue sepultado en su casa en Medina.
Su falsa enseñanza
La enseñanza de Mahoma se encarna en el Corán. Debido a que Mahoma es la única fuente del Corán, y porque se dice él que la conoció, la creyó y la obedeció mejor que nadie, no resulta muy difícil saber exactamente lo que él enseñó. Entre muchas enseñanzas heterodoxas en el Corán, la más significativa puede ser su tergiversación de Jesús.
Mahoma y el Corán enseñan muchas cosas verdaderas acerca de Jesús, como su nacimiento virginal y sus milagros, y por esta razón los musulmanes dicen honrar a Jesús. Pero en realidad niegan la realidad más profunda y verdadera acerca de él, y de esa manera lo empequeñecen y lo deshonran. En lugar de celebrarlo como el Hijo de Dios, lo degradan a la posición de simple profeta, no más grande que Moisés o Noé o Abraham… o Mahoma mismo. «Cristo, el hijo de María, no es más que un mensajero; muchos fueron los mensajeros que le precedieron. Su madre era una mujer de verdad» (Sura 5:75; cf. 5: 116-120).
Además, el Corán afirma que, de hecho, Jesús no fue crucificado. Más bien, según la mayoría de las interpretaciones, otra persona que se hizo pasar por Él fue asesinada en su lugar, mientras que Jesús escapó y fue llevado al cielo sin morir. «Y dijeron: Hemos matado al Mesías Jesús hijo de María, el Mensajero de Dios. Ellos no lo mataron, ni lo crucificaron, a pesar de que se les hizo creer de esta forma a ellos; aquellos que discrepaban respecto a él están llenos de dudas, sin conocimiento para seguir, sólo suposición: ellos ciertamente no lo mataron. Por el contrario, Dios lo resucitó para sí. Dios es todopoderoso y sabio» (Sura 4: 157-158).
Seguidores y adherentes modernos
Todos los musulmanes, del pasado y del presente, que creen en el Corán se aferran a estas mismas enseñanzas falsas acerca de Jesús. Todavía creen lo que Mahoma enseñó. De esta manera, hay unos 1.600 millones de seguidores suyos en el mundo hoy y juntos abarcan el 23% de la población mundial.
¿Qué dice la Biblia al respecto?
La Biblia es clara en que Jesús era en verdad un profeta (Mateo 13:57; Deuteronomio 18:15), pero era mucho más que eso. Él es y era el Hijo de Dios mismo, la segunda persona de la Trinidad, co-igual y co-divina con el Padre (Hebreos 1:1-4; Colosenses 1:15-20; 2:9). Solo si Jesús era tanto divino como humano sería capaz de presentarse como mediador entre el Dios santo y el hombre pecador.
La Biblia también deja claro que Jesús no se salvó de la cruz. La voluntad de Dios Padre para él era crucificarlo, y Jesús, en la mayor demostración de amor y obediencia de la historia, aceptó y bebió la copa amarga de la ira de Dios (Isaías 53:9-10; Filipenses 2:8-11). Él sí ascendió a los cielos, pero solo después de morir realmente, y en realidad murió y solo después de realmente morir fue que resucitó de entre los muertos (Hechos 1:1-3, 9).
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Challies.com.