¿Estás contento llevando los alfileres?

Es la buena voluntad de Dios que algunos pastores ministren a grandes congregaciones y otros a congregaciones minúsculas.

Oh, envidia. Eres un enemigo astuto, un rival persistente. Te mantienes al margen de nuestras vidas, susurrando tus astutas palabras de descontento. «Tú mereces algo mejor. Deberías tener lo que él tiene. Su éxito debería ser tu éxito, su vida, tu vida».  El tabernáculo del Antiguo Testamento tenía una característica excepcional que lo diferenciaba del templo: era portátil. Mientras los israelitas vagaban por el desierto, abriéndose paso lentamente hacia la Tierra Prometida, podían recoger el tabernáculo y llevarlo consigo.  El Dios que había revelado exactamente cómo se debía crear y erigir el tabernáculo, también reveló cómo se le debía transportar de un lugar a otro. A la tribu de Leví no solo se le dio la responsabilidad de servir dentro del templo, sino también de desmontarlo, transportarlo y volverlo a montar. Dios dio deberes específicos a algunos de los clanes dentro de la tribu. Estableció tres grados de responsabilidad.   A los hijos de Coat les correspondía la tarea de entrar en el Lugar Santísimo, descorrer el velo, cubrir el arca, insertar sus varas y llevarla a donde Dios los guiara. Lo mismo hacían con la mesa, el altar y el candelabro. A estos hombres, y solo a ellos, se les permitía ver el arca y el resto del mobiliario del Lugar Santísimo. Solo a ellos se les permitía levantarla y llevarla.   A los hijos de Gersón les correspondía la tarea de cuidar las cortinas y las colgaduras. Las descolgarían, las prepararían cuidadosamente para el transporte y las cargarían en un par de carretas de bueyes para que siguieran a donde Dios los guiara.  Los hijos de Merari se encargaban de transportar las tablas, los palos, las bases y todo lo demás que quedaba. Necesitaron cuatro carretas de bueyes para transportar todo este voluminoso material. Aquí hay una clara jerarquía. Los hijos de Coat fueron elegidos por Dios para cuidar y transportar los objetos más sagrados. Los hijos de Merari fueron elegidos por Dios para cuidar y transportar los objetos más comunes. Uno no puede evitar preguntarse si, de vez en cuando, un hijo de Merari envidiaba a un hijo de Coat. «¿Por qué él puede llevar el arca y yo sólo puedo llevar una tabla? ¿Por qué él puede ver el Lugar Santísimo cuando yo sólo puedo ver el velo?».   Pero me gusta pensar que los hijos de Merari estaban contentos con lo que les tocó. Su trabajo era bueno porque habían sido llamados por Dios y podían hacerlo para Su gloria. Aunque no les correspondía llevar el arca, tenían un llamado claro de Dios para servir en Su tabernáculo. Su vocación era menor, pero no por ello menos noble. Dios esperaba que la aceptaran de todo corazón y la llevaran a cabo con destreza.  El viejo pastor Andrew Bonar se comparaba a veces con los hijos de Merari. Leía relatos de la vida de grandes hombres de la fe y se daba cuenta de que su ministerio palidecía en comparación con el de otros. En esos momentos, se contentaba con llevar a cabo la pequeña vida y el ministerio oculto al que Dios le había llamado.  Un hombre vino a pedirme que lo acompañara a resolver una disputa entre él y su esposa. El Señor no me utiliza como a su siervo, el Dr. Chalmers, para grandes cosas, ¡pero mi manera de servir al Señor es caminar tres o cuatro millas para calmar una disputa familiar! El Señor me muestra que desea que yo sea uno de los levitas comunes que lleva los alfileres.*  Dios llamó a algunos levitas para que llevaran el arca, y a otros para que llevaran los alfileres, las estacas de la tienda. Pero ya fuera que llevaran los objetos más sagrados como los más comunes, su responsabilidad era responder al llamado de Dios y cumplir fiel y alegremente su tarea. Podemos aprender de ellos.  Es la buena voluntad de Dios que algunos pastores ministren a grandes congregaciones y otros a congregaciones minúsculas. Es la buena voluntad de Dios que algunos autores escriban libros que se venden por millones y otros escriban libros que se venden por miles. Es la buena voluntad de Dios que algunas madres escriban blogs que explotan en popularidad y otras escriban blogs que permanecen en la oscuridad. En cualquier caso, podemos confiar en que Dios sabe lo que es mejor, que Dios nos llama a las tareas que le traerán más gloria. Cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿Estamos contentos con llevar los alfileres? Debemos orar: «Dios, permíteme estar contento con llevar los alfileres. Haz que los lleve bien».  *Citado en Seven Leaders (Siete Líderes) de Iain Murray. 

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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