¿Es pecado celebrar (o no celebrar) la Cuaresma?

¿Es pecado celebrar la Cuaresma? ¿Es pecado no hacerlo? ¿Hay algún beneficio espiritual en celebrarla?

Suelo recibir un montón de preguntas sobre la Cuaresma. ¿Es pecado celebrar la Cuaresma? ¿Es pecado no hacerlo? ¿Hay algún beneficio espiritual en celebrarla? O ¿ podría haber incluso algún peligro espiritual? Voy a ofrecerles algunos comentarios míos y luego, les presentaré otros comentarios de algunos escritores contemporáneos que me han sido de gran ayuda. Esto es indiscutible: en ninguna parte de la Biblia se nos manda a observar el Miércoles de Ceniza, la Cuaresma, el Viernes Santo, la Pascua u  otro día festivo. Por otro lado, en ninguna parte se nos prohíbe hacerlo. Por esa razón, estos son días festivos que algunos cristianos pueden elegir observar, mientras que otros pueden optar por no hacerlo.  Ambos son libres de decidir de acuerdo con el deseo y la conciencia. «Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir», dice Pablo (Romanos 14:5). Si es tu convicción que celebrar estos días es consistente con la Biblia, entonces, hazlo, por favor. Si estás convencido de que celebrarlos no es inconsistente con la Biblia, entonces, por favor, abstente. Y mientras celebras o te abstienes, ten cuidado de no juzgar o condenar a aquellos que eligen lo contrario. (No vendría mal leer Romanos 14). Creo que Trevin Wax hace un buen trabajo amonestando a ambos bandos. A sus amigos que celebran la Cuaresma, les advierte que «no deben dar la impresión de que sus hermanos que se abstienen se están perdiendo de algo», ya que si la práctica fuera tan beneficiosa para el crecimiento espiritual, la Palabra de Dios lo habría ordenado. Además, da una advertencia en contra de ofender involuntariamente «a un hermano débil cuyo antiguo catolicismo, anglicanismo o cualquier tradición eclesiástica fueron celebraciones drenantes en vez de vivificantes». Aquellos que celebran estos días tienen una responsabilidad amorosa hacia aquellos que no lo hacen. A sus amigos que se abstienen de celebrar la Cuaresma, les advierte que «no pongan en duda las motivaciones de los que han encontrado un beneficio espiritual en apartar un tiempo del año para reflexionar en la pasión de Cristo». Valoro la preocupación y la sabiduría de Wax. Esto es Romanos 14: cristianismo básico, pero no avanzado. Confío que la mayoría de las personas que leen mis artículos se aferren a la teología reformada y creo que es importante considerar la celebración de la Cuaresma desde esa perspectiva. De hecho, cuanto más profundo me sumerjo en la historia de la iglesia y cuanto más exploro mis raíces reformadas, esto cobra mayor importancia para mí. Carl Trueman señala que los que celebran la Cuaresma están de alguna manera fuera de la tradición reformada. Estas observancias son propias de las iglesias católicas romanas y quizás, incluso anglicanas, pero no en las reformadas. «Mi compromiso con la libertad Cristiana significa que ciertamente, no consideraría pecaminoso en sí mismo si desean observarla; sin embargo, ese mismo compromiso significa que voy a objetar con más fuerza a cualquiera que trate de argumentar que debe ser una práctica normativa para los cristianos, para imponerla a sus congregaciones o para afirmar que confiere beneficios no disponibles en otra parte». Considero que hace tres puntos valiosos aquí. El primero es que la Cuaresma no es una práctica normativa, ni siquiera típica dentro de la tradición reformada. Por el contrario, la tradición reformada, históricamente, se opuso a ella. El segundo es que los líderes reformados pueden errar cuando exigen o esperan que sus feligreses observen estos días. Deben ser muy amables con sus ovejas y no comunicar la idea de que la Cuaresma es una práctica especialmente relevante o importante. El tercero es la idea de que celebrar estos días confiere beneficios que no están disponibles en otra parte. Los que celebran la Cuaresma o incluso el Miércoles de Ceniza el Viernes Santo o la Pascua, necesitan tener cuidado de no enseñar explícitamente o incluso, dar la impresión de que ofrecen algún beneficio especial o bendición que no está disponible a través de los medios de gracia ordinarios. Después de demostrar cómo el énfasis de estas fiestas ya está arraigado en la liturgia semanal del culto reformado, Trueman hace una observación astuta: «Sospecho que las razones por las que los evangélicos están redescubriendo la Cuaresma tienen que ver con la pobreza de su propia tradición litúrgica». Y de hecho, bien podría ser ese el caso. A la observación de Trueman, añadiría que muchos evangélicos, incluyendo los reformados, también tienen una visión muy pobre cuando se trata de sus raíces históricas y confesionales. En ese respecto, harías bien en leer Keith Miller, quién señala una seria preocupación con la forma en que algunos líderes hablan de la Cuaresma: «Ellos denigran (explícita o implícitamente) su pobre evangelicalismo eclesiástico como si estuviese a la deriva de la tradición y subrayan la manera en que la adopción de la práctica litúrgica los conecta con la iglesia histórica». Pero luego pregunta: «¿Y si la mejor manera de expresar la solidaridad transgeneracional con los millones de creyentes que han caminado antes es evitando la Cuaresma?». Él muestra cuántos grandes líderes reformados han hecho eso mismo. Al considerar el ángulo histórico-teológico, también puedes beneficiarte de leer las observaciones de R. Scott Clark: «La historia de la iglesia nos dice que el camino a la esclavitud espiritual está pavimentado con buenas intenciones».  Esto incluye las buenas intenciones con respecto a los días festivos. «No necesitamos un calendario eclesiástico más allá del día de reposo cristiano», insiste. Asimismo, «no necesitamos una apreciación renovada de la Cuaresma. Lo que necesitamos es, en primer lugar, una valoración renovada de por qué sucedió la Reforma». Y, ¿acaso no lo sabes? La Cuaresma y otras prácticas eran el meollo de la misma. Si has leído hasta aquí, espero que no te sorprenda saber que no celebro la Cuaresma. Nunca lo he hecho y espero no hacerlo. Mi razonamiento es primeramente bíblico: tengo mis dudas en cuanto a añadir prácticas que la Biblia no ordena, especialmente cuando esta práctica y otras similares parecen tibias, en el mejor de los casos.  Luego, está la cuestión práctica: mi iglesia cubre este terreno cada semana mientras recordamos corporativamente el sacrificio de Cristo, confesamos nuestros pecados y recibimos la seguridad del perdón de Dios. Y luego, está el ángulo histórico: quiero ser histórico en mi fe, no un innovador, y me parece que evitar la Cuaresma es más consistente con la tradición reformada. Para aquellos que celebran la Cuaresma, les deseo lo mejor la próxima vez que lo hagan, y confío en que se beneficiarán de un tiempo que han elegido para hacer especial entre ustedes y el Señor. A aquellos que no celebran la Cuaresma, les deseo lo mejor también y confío en que se beneficiarán igualmente de los medios de gracia tan ordinarios, tan maravillosos, que están disponibles para nosotros todo el tiempo. Este artículo se publicó originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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