Lunes, 11 de enero de 2016 En muchas ocasiones he recibido llamadas de hermanos de otras congregaciones solicitando Consejería Pastoral. A estos hermanos siempre les requiero que regresen a sus pastores a solicitar su ayuda o que sean sus pastores los que me llamen para ver cómo yo les puedo asesorar. Considero anti-ético atender ovejas de otro rebaño porque creo firmemente que es responsabilidad de todo pastor atenderlas. Sin embargo, cuando colegas pastores me llaman, éstas son algunas de las razones que me dan para el referido: “Hermano, yo no tengo la preparación para aconsejar”; otros me dicen: “Disculpe Hermano, cree que los puede atender es que yo no tengo el tiempo para hacerlo.” Otros han sido más honestos y me han confesado: “A mi no me gusta aconsejar por eso lo estoy llamando.” Sin embargo, la más triste y consistente que escucho es la siguiente: “¿Dónde en la Palabra dice que yo tengo que aconsejar?, Dios me llamó a predicar la Palabra. La Consejería es para profesionales.” Hoy quiero corregir cada una de estas posturas erróneas sobre la Consejería Pastoral. Primeramente, el decir que no tenemos preparación no invalida ni incapacita el aconsejar a nuestras ovejas. En las Escrituras vemos varios ejemplos en el que se llama a TODO creyente a velar por el cuidado y crecimiento de sus hermanos. (Ro 15:1, 15:14, He 3:13, Gá 6:1-2, 1 Ts 4:18, 1 Ts 5:11, Stg 5:16) Lo que quiero decir con esto es que la Palabra de Dios es la autoridad y es suficiente para aconsejar en nuestras iglesias. No obstante, recomiendo a todo aquel que ha sido llamado al Ministerio Pastoral a considerar tomar al menos una Certificación en Consejería Pastoral. Segundo, utilizar como excusa la falta de tiempo o el que no nos guste aconsejar a nuestros rebaños tampoco es aceptable porque una de las funciones principales del pastor, según Pablo le escribió a Timoteo, es que enseñemos pero que también reprendamos, corrijamos e instruyamos en justicia a otros cristianos que lo necesitan. (1 Ti 3:16-17) En otras palabras, el aconsejar es un proceso bíblico para el discipulado. ¿Por qué? Porque es el proceso por el cual, llenos del Espíritu Santo con humildad y compasión, nosotros como pastores acompañamos a nuestras ovejas para asegurarnos que lo que les estamos enseñando lo están poniendo en práctica. La Consejería nos permite caminar con ellos y ayudarlos en los conflictos que puedan surgir en su andar diario con Cristo. Tercero, escudarnos detrás de que la función principal de Pastor es predicar la Palabra, NO cancela la gran responsabilidad que tenemos de atender las ovejas. Jesús le dijo a Pedro: “Apacienta mis ovejas” (Jn 21:15-17). Jesús, en otras palabras, le estaba ordenando a Pedro: “Conduce, instruye, enseña, vigila, cuida, da alimento, ama y protege a mis ovejas.” Es obligación de todo Pastor apacentar las ovejas que Jesús ha puesto a nuestro cargo, NO debemos delegar ni rehuir ante tal responsabilidad. Por favor, no me malinterprete, yo estoy convencido de que la Predicación fiel de la Palabra es la responsabilidad número uno que debe tener cada Pastor como dice Pablo en 1 Ti 3:2 y 2 Ti 4:2 pero también estoy convencido que la predicación debe estar acompañada de un proceso de Consejería Bíblica que sea Cristo-céntrica. De esta manera equipamos a los santos a aplicar la Palabra que están recibiendo a sus vidas. (Ef 4:12-16; He 5:12-6:1) Es por eso que debemos entender que todo Pastor debe ser un Pastor Consejero. La Biblia llama al Pastor a considerar la Consejería como parte de nuestras responsabilidades primordiales. En Hechos 20:28 se nos dice que tengamos cuidado de la grey. Pablo en Col 1:28-29 nos exhorta a proclamar la Palabra pero también a amonestar. Uno de los problemas principales que tienen muchos cristianos en su caminar diario es la gran dicotomía que existe entre el mensaje que reciben y la vida que viven y es por eso que es necesario un acompañamiento pastoral en el proceso para que puedan aprender a aplicar lo que están aprendiendo. Como Pastor disfruto enseñar y predicar expositivamente la Palabra de Dios, haciendo eso, le ofrezco a mis ovejas TODO el CONSEJO de DIOS pero también me deleito diariamente en pasar tiempo con mis hermanos y ayudarlos a reforzar su confianza en las Escrituras y encontrar en ella todas las herramientas para enfrentar TODOS los problemas o retos de la vida. Al fin y al cabo, si soy el Pastor estoy llamado a oler como mis ovejas y la única manera de oler como mis ovejas es pasando tiempo con ellas.