He recibido un par de preguntas referentes a mi punto de vista acerca de los anticonceptivos (de personas que supongo sienten que soy suficientemente valiente y/o temerario para abordar los temas difíciles). Pensé que sería interesante discutir ese tema también, así que lo haré en un par de artículos que publicaré hoy y el jueves. La Biblia guarda silencio en cuanto a argumentos explícitos referentes al tema de los anticonceptivos. Aun así, las Escrituras dicen tanto sobre la sexualidad y la vida humana que siento que podemos acudir a la Palabra de Dios para guiarnos hacia los principios que probarán ser útiles al tratar de entender este tema. Intentaremos descubrir qué dice la Biblia acerca de si los cristianos pueden o no usar anticonceptivos y, si la Biblia lo permite, qué métodos anticonceptivos son aceptables. Cuando digo que la Biblia no tiene instrucciones específicas sobre el tema de los anticonceptivos, se que algunas personas harán referencia a la historia de Onán. De inmediato diré que siento que el propósito de esta historia no es enseñar que los anticonceptivos sean malos. La historia de Onán, tal como aparece en Génesis 38, dice así: “Pero Er, primogénito de Judá, era malvado ante los ojos del Señor, y el Señor le quitó la vida. Entonces Judá dijo a Onán: ‘Llégate a la mujer de tu hermano, y cumple con ella tu deber como cuñado, y levanta descendencia a tu hermano’. Y Onán sabía que la descendencia no sería suya; y acontecía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba su semen en tierra para no dar descendencia a su hermano” (Gen.38:7-9). Dios mató a Onán por su desobediencia. Pero Dios no le mató por recurrir a la interrupción del coito como un método anticonceptivo, sino porque se rehusó a cumplir con su responsabilidad para con su hermano y la familia de su hermano. Se burló del mandato de Dios y lo hizo en burla absoluta del Señor. Mientras esta historia no será absolutamente irrelevante a nuestra discusión, ciertamente no es el lugar para extraer una teología sobre los anticonceptivos. Así que continuemos. De lo que la Biblia enseña en temas relacionados, aprendemos que dos métodos anticonceptivos son claramente prohibidos por las Escrituras: La abstinencia está prohibida: La Biblia nos dice que los cónyuges deben tener relaciones sexuales regularmente y no deben negarse el uno al otro. La única excepción es dada por el apóstol Pablo, quien dice que podemos abstenernos por un corto tiempo con el propósito de dedicarnos a la oración. “No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio” (1Cor. 7:5). Pero, como regla, la abstinencia en el matrimonio es incorrecta. La abstinencia no debe utilizarse como método anticonceptivo. Parece ser parte del plan de Dios para la sexualidad que siempre haya la posibilidad de que la mujer quede embarazada mientras tenga la capacidad física de engendrar niños. El aborto está prohibido: La Biblia le da gran valor a la vida humana. Una y otra vez, las Escrituras afirman que tenemos que atesorar y proteger la vida. Por lo tanto, no podemos destruir la vida como un método anticonceptivo. Tendré más que decir acerca de esto en nuestro próximo artículo. Hay otros principios que nos pueden guiar al considerar este asunto. Sed fecundos y multiplicaos: Fuimos creados por Dios y como uno de nuestros papeles principales se nos dijo «sed fecundos y multiplicaos». Es nuestro deber como seres humanos procrear y es nuestro deber especial como padres cristianos intentar llenar la tierra con personas que conozcan y amen al Señor. Dios espera y demanda que tengamos aunque sea algunos hijos y formemos familias para Su gloria. Los hijos son una bendición: La Biblia es clara en que debemos considerar a los hijos como una bendición y no como una carga. El Salmo 127:3 dice: “He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre” Donde nuestra cultura a menudo ve a los hijos como una carga financiera, emocional y psicológica, la Biblia nos dice que son una bendición y una recompensa. Deberíamos procurar experimentar este regalo y esta bendición en nuestras vidas. Tener muchos hijos es una gran bendición: Dios nos creó y como uno de nuestros papeles principales nos dijo: “Sed fecundos y multiplicaos”. No puso ninguna condición.  No dijo: «Multiplicaos hasta tener ocho hijos, en cuyo momento debéis parar”. Al mismo tiempo, no dijo: «Sed fecundos y multiplicaos hasta que hayáis tenido más de cinco hijos». Así que parece que no hay reglas rígidas sobre cuántos hijos son apropiados a los ojos de Dios. Sin embargo, escuchamos indicios de que Dios aprueba las familias numerosas y de que tener muchos niños representa una bendición especial. Por ejemplo, el Salmo 127:3-5 dice: «He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba” No mucha gente entraría en una batalla con una aljaba «llena» de solo una o dos flechas. Dios proveerá: Dios nos dice una y otra vez a través de las Escrituras que Él proveerá para nosotros. Cuando lo seguimos fielmente, Él promete proveer para todas nuestras necesidades. Debemos tener confianza en que no importa cuán imposibles parezcan nuestras necesidades, Él proveerá.  Así, una familia con quince hijos puede tener la misma confianza que una familia con un solo hijo en que Dios proveerá para sus necesidades físicas y financieras. No hay anticonceptivo dado por Dios: Dios no ha dado a los humanos la habilidad innata de disfrutar de relaciones sexuales evitando absolutamente el embarazo. En otras palabras, cuando un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales, siempre existe la posibilidad de un embarazo a menos que utilicen algún método «artificial» anticonceptivo o uno de ellos sea infértil o esté más allá de la edad de procrear. Dios abre el vientre: Dios es absolutamente soberano. Él ha predestinado cada embarazo que ha ocurrido y qué ocurrirá. Ya sea que una mujer tenga un hijo o quince, Dios ha decretado el comienzo y el final de cada preñez. No hay mandato para usar anticonceptivos: En ninguna parte de la Biblia Dios ordena que una pareja deba o tenga que usar anticonceptivos en ninguna etapa de su matrimonio. No hay mandato explícito en contra de los anticonceptivos: En ninguna parte de la Biblia Dios ordena explícitamente que una pareja no deba usar anticonceptivos. Libertad: Dentro de los límites que Dios ha creado para nosotros, nos da una gran libertad. Nos permite pasar gran parte de nuestras vidas viviendo dentro de los límites impuestos por la conciencia con base en un razonamiento santificado. La pregunta que se nos presenta es si el tema de los anticonceptivos está dentro de los límites de la libertad cristiana. Me referiré a este tema (y otros) en el siguiente artículo.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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