Somos más que nuestros pensamientos y más que nuestros deseos, pero ciertamente no somos menos. Lo que llena nuestra mente y forma nuestros sueños nos dice quién realmente somos, lo que realmente anhelamos y a quién realmente servimos. Los malos pensamientos y los malos deseos revelan una profunda cautividad al pecado y al mal. Esto debería preocuparnos, pues Dios nos asegura que tiene una profunda aversión por los malos pensamientos. Él tiene una profunda aversión por aquellos que tienen pensamientos malos. Ya hemos visto que Dios odia la idolatría, la inmoralidad sexual, la injusticia, el engaño y el orgullo. Hoy veremos al odio de Dios por los malos pensamientos.
Dios odia los malos pensamientos
En los primeros días de la humanidad, Dios «vio que la maldad del hombre era grande en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón era siempre el mal» (Génesis 6:5). El corazón es el centro nervioso espiritual, el asiento del deseo y la razón, la fuente de la acción. Como seres humanos pecadores, nos encanta vaciar nuestros corazones de lo que es bueno y llenarlos con lo que es malo. El juicio de Dios cayó sobre la humanidad porque nuestros corazones malos fueron llenos con deseos e intenciones malas, que pronto se convierten en acciones malvadas. Entonces, no es de sorprenderse, el saber que Dios odia “un corazón que trama planes perversos” (Proverbios 6:18). Hay una conexión cercana entre el corazón y la mente, así que no es de extrañar encontrar que “Abominación al Señor son los planes perversos” (Proverbios 15:26a). Los pensamientos de los perversos no son solo tentaciones fugaces que pasan rápidamente por la mente y desaparecen. Son planes y meditaciones, sueños y deseos. Dios odia los planes perversos que se gestan en las mentes malvadas. Particularmente, en Zacarías aprendemos que Dios odia los malos pensamientos que terminan convirtiéndose en malos pensamientos diseñados para lastimar a otros. “no tramen en su corazón el mal uno contra otro, ni amen el juramento falso; porque todas estas cosas son las que odio”, declara el Señor” (Zacarías 8:17). De manera similar, David nos asegura “El Señor prueba al justo y al impío, y Su alma aborrece al que ama la violencia” (Salmo 11:5). Por supuesto que el alma de Dios reacciona con furia contra todos los que aman la violencia, porque Él ha hecho a la humanidad a Su imagen y semejanza; y debe actuar en juicio contra aquellos que lo profanan o destruyen a las personas.
¿Por qué Dios odia los malos pensamientos?
Dios odia los malos pensamientos porque residen dentro de las mentes malvadas que idean planes malos. Dios creó a los seres humanos para que fueran perfectos, para que tuvieran corazones perfectos y mentes perfectas, que expresaran deseos perfectos en acciones perfectas. Este era su sueño y deseo para la humanidad. Sin embargo, los primeros seres humanos permitieron que sus mentes se desviaran, que sus deseos se doblegaran. Ellos cayeron, y mientras cayeron “se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:21-23). Ellos rechazaron la soberanía de su creador y pronto negaron su propia existencia. “Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen” (Romanos 1:28) Ciertamente, los malos pensamientos, son una señal de corazones malos. En verdad, un corazón malvado es una señal de personas malvadas que han dado la espalda a su buen Creador.
El juicio de Dios sobre aquellos que tienen malos pensamientos
El juicio de Dios sobre aquellos que tienen malos pensamientos es rápida y segura. Su juicio cae inmediatamente como Él “los entregó” (Romanos 1:26) a su necio comportamiento. Incluso en esta vida, Dios afloja su mano de su restricción sobre la humanidad y le permite sufrir las consecuencias de su maldad. Él les permite expresar sus deseos malos a través de sus pensamientos, palabras y obras. La maldad que desean y persiguen es su castigo autoinfligido, pues, aunque promete vida, sólo entrega muerte. Pero hay un castigo futuro más terrible por venir: “Pero por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” (Romanos 2:5). Aquellos que pecan contra Dios deben sufrir la ira de Dios. Aquellos que niegan a Dios descubrirán, para su eterno peligro, que Él existe y que Él es el juez de los muertos y de los vivos.
Esperanza para aquellos que tienen malos pensamientos
Pero aún hay esperanza. Hay esperanza incluso para aquellos cuyos corazones son malos y rebeldes. “Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto” (Romanos 12:2). Habiendo discernido la voluntad de Dios, podemos hacer la voluntad de Dios. Dios se goza y deleita en transformarnos de adentro hacia afuera. Cuando nos volvemos a Cristo en arrepentimiento y fe, Él nos quita nuestro duro corazón de piedra y nos da un corazón de carne (Ezequiel 36:26). Él nos da un nuevo corazón con nuevos deseos. Ahora, anhelamos conocer a Dios, alabar a Dios, buscar a Dios y vivir para la gloria de Dios. Ahora, por fin, vivimos la vida para la que Él nos creó.
Versículos claves
Si quieres estudiar un poco más, aquí tienes versículos claves sobre el odio de Dios a los malos pensamientos.
- Los malos pensamientos son la condición natural de la humanidad pecadora (Génesis 6:5).
- Los seres humanos pecadores se vuelven inútiles en sus pensamientos (Romanos 1:21-23)
- Dios odia los pensamientos de los perversos (Proverbios 15:26)
- Dios odia los planes malos contra los vecinos (Zacarías 8:17)
- Dios odia los corazones que concibe imaginaciones perversas (Proverbios 6:18)
- Dios odia a quienes aman la violencia (Salmo 11:5)
- Dios ama renovar nuestras mentes para tener pensamientos buenos (Romanos 12:2)