Dile a los musulmanes que Jesús es el Hijo de Hombre

En una reciente visita a una mezquita, un guía espiritual musulmán preguntó: “¿En qué parte de tu Biblia Jesús dice claramente que Él es Dios?” Sé que hay muchas excelentes maneras de responder esta pregunta, pero siempre me ha resultado enigmática la forma de abordarla. Me gusta decirle a los musulmanes que la “prueba” de que Jesús afirmó ser Dios se encuentra en Su autodenominación favorita: Hijo de Hombre (Mt. 12:40; Mc. 10:45; Lc. 18:31; Jn. 9:35, etc.). Los musulmanes no quedan convencidos con esta respuesta. De hecho, me miran como si dijeran: “¿Este tipo me está hablando en serio? Este ejemplo les demuestra lo contrario: que Jesús no es más que un ser humano. Comprendo que tengan esa creencia errónea, pues “Hijo de Hombre” difícilmente suena como una afirmación en cuanto a la deidad. Parece hacer referencia al hecho de que todos hemos surgido de la humanidad, como producto de padres humanos. En ese sentido, yo soy un hijo de hombre, tú eres Hijo de Hombre y todos los habitantes del planeta también lo son. Se piensa que eso no demuestra nada. Aunque la frase “Hijo de Hombre” suena más como una afirmación en cuanto a la humanidad, tiene un segundo significado incuestionable: una referencia a la divinidad. Jesús tuvo un plan para revelar Su identidad completa, pero no al comienzo de Su ministerio. Él escogió el título favorito de “Hijo de Hombre porque, a simple vista, parece algo bastante inocuo. Él es un ser humano —no hay problema con eso. Los que prestan suma atención a lo que Jesús dijo reconocerían que la frase “Hijo de Hombre” era una referencia a un título que se le daba en el Antiguo Testamento. En Daniel 7:13–14, el Hijo de Hombre es una figura exaltada, que viene con las nubes en el cielo,” tiene autoridad y poder sobre toda la creación, que reina eternamente y es adorado por todas las gentes de la tierra. Eso es más que ser un simple mortal. Por tal razón, cuando Jesús se refirió a Sí mismo como el Hijo de Hombre, los que conocían las Escrituras entendían la afirmación que Él hacía en cuanto a Su divinidad. Cuando el sumo sacerdote le preguntó: “¿Eres tú el Mesías, el Hijo del bendito?”, Jesús respondió: “Yo Soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo sobre las nubes del cielo” (Mt. 26:64). Cuando el sumo sacerdote oyó la respuesta, rasgó sus vestiduras y declaró que Jesús había cometido blasfemia. Posteriormente, Jesús fue ejecutado porque, según Sus afirmaciones, se estaba haciendo igual a Dios (Juan 5:18). Me gusta esta manera de abordar este tema en parte porque esto invita a tener una conversación. También te permite tener la oportunidad de abrir las Escrituras a un musulmán y desempacar algo de teología. He descubierto que la mayoría de los musulmanes, jamás ha leído a Jesús. Aunque ellos creen que Él es un profeta en el Islam, rara vez me encontré con un musulmán que haya leído Mateo, Marcos, Lucas ni Juan. De hecho, incluso el guía espiritual con quien estuve hablando tampoco había leído los evangelios. Al utilizar esta forma de abordar, podrás hablarle a tu amigo musulmán mucho más sobre la persona de la que piensan que no es más que un profeta. Además, podrás responder una pregunta común que se hacen los musulmanes sobre nuestra afirmación de que Jesús es Dios. Cuando Jesús se refirió a Sí mismo como el Hijo de Hombre, solamente estaba diciendo que tenía una naturaleza humana, y también nos decía que Él es Dios.  

Alan Shlemon

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