Devocional de navidad: Una bendición para las naciones

La Segunda Guerra Mundial, el conflicto más grande y destructivo de la historia, tiene datos que realmente sorprenden. Desde los recursos movilizados, el alcance hasta países que no parecían tener injerencia en estos asuntos, a los tristes números de muertes que se registraron, cercano al 2,5% de la población mundial. Sin embargo, un conflicto mayor sucedió en el principio de la Creación que involucró al 100% de los habitantes del planeta, y que los afectó en su totalidad, trayendo sobre todos hasta el presente los efectos nocivos de muerte espiritual a causa de nuestra condición de pecado. Obviamente hablamos del Edén y las consecuencias de la caída. Hablamos de una condición irreparable desde nuestro punto de vista. La promesa de la bendición a las naciones En Gálatas 3:6, luego de hablar a estos hermanos que han dejado en la puerta de la iglesia el evangelio, para hacer sus mejores esfuerzos y obras a fin de avanzar sin las buenas nuevas de salvación, les da el ejemplo de Abraham, el padre de la fe…. Pero aquí, en el contexto de Gálatas, es presentado como el receptor de una promesa. Una promesa de bendición que abarcaría a todo tipo de personas, no solamente a judíos, sino también a los gentiles. Una promesa para aquellos que en su condición se ven incapaces de obedecer todos los mandamientos de Dios, y menos aún de amarlo con todo el corazón, mente y fuerzas (Mr12:28-31). De hecho, Abraham era incapaz de ello. Y, esa ley que vino después siendo dada a Moisés, evidenció y mostró la potencialidad de esa condición caída. Pero, dijimos, a Abraham fue dada una promesa. La Ley no era esa promesa. La Ley nos muestra la incapacidad y cómo el pecado nos afecta íntegramente desde el conflicto en el Edén. La promesa es Cristo, y en Él son benditas todas las naciones, en el sentido de que todo tipo de persona en el planeta que en algún momento será redimida, lo será por el poder del Señor, quién da arrepentimiento y fe para apropiarse de esa promesa, que es Cristo mismo. El cumplimiento de la promesa para bendecir a las naciones Las soluciones propuestas para el fin de la Segunda Guerra Mundial fueron una serie de tratados o acuerdos entre los países involucrados, firmados durante y posterior a la guerra. Acuerdos humanos que con el paso del tiempo serían invalidados de diferentes formas, en un ciclo sin fin de papeles sin real acuerdo. Sin duda, la paz propuesta por los hombres es una caricatura de mal gusto y un sin sentido considerando lo profundo y grave del conflicto cósmico iniciado en Edén. El cumplimiento de la promesa a Abraham que menciona Pablo en Gálatas 3, es sin duda la venida de la verdadera paz (Jn14:27), que no es la del mundo, que no genera miedo, que no inquieta nuestro corazón. Es la paz de Dios por medio de Cristo para todo aquel que cree en Él, en Su perfecta obra; para aquellos que nos vemos inútiles, incapaces de acercarnos a Dios, y, sin embargo, acercados por Cristo a Dios (1 P 3:18). ¿Acaso, Cristo no es la bendición mayúscula para las naciones? ¿Acaso, el evangelio no es el mensaje más importante jamás dado y que a ningún ser humano se le ha ocurrido dar? Es Dios mismo quién dio esa promesa a Abraham, y es Dios mismo quién se hizo hombre para colgar del madero, redimiéndonos así de la maldición que pesaba sobre nuestras cabezas. Escuchen naciones Cristo es la promesa de bendición a las naciones dada a Abraham. Es por Él que, aunque no descendemos genéticamente de Abraham, somos contados como hijos del Altísimo. Escuchen naciones, en cada rincón de este planeta, en Cristo podemos ser redimidos sin importar el pasaporte, el idioma, el color de piel u ojos. ¡Qué bendición! Oración Oh mi Señor, nuestro Redentor y el Salvador de muchos que en cada punto del planeta han sido atraídos por Ti a la fe, te pedimos perdón por el silencio que hacemos cuando no consideramos esta verdad: que Cristo es la bendición a las Naciones. Un día, muchos de todas las naciones alabaremos para siempre al Cordero, y eso es evidencia en Tu Palabra de que somos enviados a proclamar el evangelio. Que esta época de navidad, Tus hijos consideremos con seriedad la importancia de la formación de Tu pueblo en Cristo, y la responsabilidad de ser testigos Tuyos ahora. En Cristo, rogamos nos recuerdes que ahora somos ministros de reconciliación y rogamos al mundo acerca de Tu Paz. En el nombre de Jesús. Amén.

German Salcedo

Germán sirve al Señor en la Patagonia como pastor de la Iglesia Bíblica Junín de los Andes, bajo el consejo de iglesias de la zona de la Patagonia Argentina (Villa Regina y Bariloche). Está casado con Carolina desde 2004, tiene dos hijos, Elías y Matías. Colabora con Soldados de Jesucristo desde 2017 en diferentes áreas y realiza ministerio bivocacional, ya que se desempeña como empleado bancario en su ciudad. Puedes seguirlo en Instagram (@ger.salcedo) o Facebook (facebook.com/salcedo.german).

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