“Es provechoso para los cristianos rememorar a menudo los comienzos de la gracia en sus almas”. Son palabras de John Bunyan en su obra Gracia Abundante. Si hay algo que el pecado ha afectado es nuestra mente. En consejería bíblica se le llama “los efectos noéticos del pecado”, lo cual ha distorsionado y limitado de forma considerable nuestros pensamientos. Tal es así que necesitamos, aun siendo creyentes y nacidos de nuevo, elementos prácticos que ayuden a nuestra mente a no olvidar, cosas que nos ayuden a pensar correctamente. Imagínate, si un creyente en quién Dios está obrando en santidad y formando la imagen de Cristo necesita esto, ¿cuánto más alguien que no es cristiano? Entonces, realmente Cristo es una bendición para el más vil pecador (1Ti 1:15). Así cantamos en aquel antiguo himno de George Bennard, “en el Monte Calvario”, obra que Dios hizo en el plan redentor en Cristo, “por salvar al más vil pecador”. Recordatorios de parte de Dios Dios ha dejado así ciertas ayudas memoria, y quizá la más clara sea la Cena del Señor, la institución pascual que nos redirige a la obra de la Cruz y a todo lo que representa el Sacrificio de Cristo. Hacemos todo esto “en memoria” de Cristo (Lc 22:19). Esto no era novedad para este pequeño grupo de judíos. Ellos arrastraban una larga historia de conmemoraciones para recordar, para trasmitir, para tratar con los efectos del pecado en sus mentes y pensamientos. Uno puede recorrer el Pentateuco, los permanente memoriales que tenían, los salmistas consideran esto (Sal 45:17; 102:12; 135:13) y los profetas (Is 26:8; Mal 3:16), y notar que esto es algo necesario. Algunos rechazan la navidad u otras festividades por su relación antigua con el paganismo, y cómo fue un intento de contrarrestar esto por los cristianos. Rechazan la navidad porque no lo manda la Biblia, o no es la fecha exacta el nacimiento de Cristo. Y si bien hay buenas razones en esto, siempre es bueno tener puntos en nuestro calendario en donde nos detengamos a pensar, considerar y ayudar a nuestra mente manchada por el pecado a hacer memoria. De este modo, esta época es un recordatorio de la sublime gracia del Señor derramada en la cruz. Cristo intercede por el pecador Entonces Cristo es una bendición para el pecador. Pero no solamente en el sentido de ayuda para la memoria. Sino principalmente en ser Él mismo quien se convierte en memorial delante de Dios, para que Dios olvide nuestros pecados, aplicando la justicia de Cristo a nuestro favor. El más vil pecador, entonces, es bendecido (literalmente, bendecir es hablar bien de alguien), porque que Cristo intercede por él. No podemos ni debemos pensar que Cristo intercede hablando bien a causa de nuestros méritos porque no los tenemos, sino que Cristo habla a nuestro favor porque es el único y perfecto mediador (1Ti 2:5; Heb 8:6). Oración Señor, ¿cómo no ser agradecido por esta gran salvación? Perdón por limitar mi memoria a ciertas fechas o eventos, cuando mi mente olvidadiza necesita diariamente ser recordada por tu Espíritu de las verdades del evangelio, de la persona de mi precioso mediador, quien es la bendición para un pecador como yo. En Tu misericordia, me permites tener ciertas fechas, ciertos memoriales, pero cuánto necesito a diario de Tu gracia y el recordatorio de que es Tu poder el que sostiene al creyente. Gracias por los recursos de Tu gracia que nos has dejado para crecer: Tu Palabra, orar a Ti, la comunión con Tu iglesia; todos estos son medios que recuerdan Tu gracia para el más vil pecador.