¿Cuidamos a las ovejas o las utilizamos?

Dios llama a cada pastor a cuidar de las ovejas de Dios. Cualquier otra cosa que haga un pastor, nunca puede comprometer esa misión central.
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Algunas de mis descripciones favoritas y más desafiantes del ministerio pastoral, provienen del capítulo 20 del libro de Hechos y del discurso de despedida de Pablo a los ancianos de Éfeso. Aquí, Pablo, el plantador y pastor, se despide por última vez de los ancianos de la iglesia que ama. Y en el versículo 28, llega a lo que creo que es su descripción de la esencia del ministerio pastoral. «Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre». Pablo nos habla aquí sobre el llamado del pastor, y al hacerlo, recurre a la metáfora de las ovejas y los pastores. El pastor cuida de un rebaño. En la esencia del ministerio está esto: el pastor está llamado a cuidar ovejas. Pero es importante que el pastor recuerde —no sólo una vez, sino una y otra vez— que las ovejas no son suyas. Él es simplemente un bajo pastor que trabaja en nombre del Pastor Líder. Este rebaño —estas ovejas— no le pertenecen al pastor. No existen para el pastor. Pertenecen a Dios y existen para Dios. El pastor debe atenderlas y cuidarlas, de parte  de Dios. Sin importar cualquier manera en que un pastor se relacione con sus ovejas y cualquier otra cosa que haga por las ovejas, en primer lugar, debe cuidarlas. Pero esto es lo que he estado reflexionando en las últimas semanas o incluso meses: La tentación entre los pastores de utilizar a las ovejas en lugar de cuidarlas. Cuando viajo por todas partes, me encuentro con iglesias que parecen estar logrando cosas notables, o al menos que pretenden lograr cosas notables. Muchas de ellas se han fijado en algunos de esos infames BHAGs (por sus siglas en inglés)—grandiosas, descabelladas y audaces metas. Han decidido que quieren plantar 1.000 iglesias, que quieren llegar a tener 10.000 miembros, que quieren enviar un misionero a todos los países de la tierra. A menudo hay mucho que admirar aquí. Nuestras iglesias son propensas a volverse apáticas y esa apatía a menudo puede ser abordada por la ambición. Mientras tanto, sabemos que el tiempo es corto y la misión es urgente, por lo que hay buenas razones para presionar con fuerza. A veces he tenido que preguntarme: ¿Es realmente la iglesia la que es ambiciosa o es el pastor? Algunas personas tienen una tremenda ambición y para lograrla necesitan recursos. El recurso más a disposición del pastor son las personas—las personas que asisten a sus iglesias. Así que veo esta tentación del pastor de utilizar a las personas como el recurso o la materia prima a través de la cual puede lograr sus propias ambiciones. Las ambiciones del pastor pueden ser muy buenas y muy nobles. Estas ambiciones pueden movilizar a las personas para que formen parte de su rebaño y se unan a su misión. Pero me parece que la esencia del llamado del pastor, al menos tal como lo describe Pablo, no es movilizar a las personas o utilizarlas, sino cuidarlas. Mi amigo Peter señala que, en manos de pastores ambiciosos y motivados, las personas pueden llegar a ser vistas como bestias de carga que hay que conducir más que como ovejas que hay que cuidar. Cada persona añadida a una iglesia no es otra preciosa oveja que hay que cuidar, sino otro recurso que hay que utilizar. Conozco el corazón humano lo suficientemente bien como para saber que es posible que un pastor se engañe a sí mismo pensando que está cuidando a las ovejas al utilizarlas. Y sé muy bien que algunas ovejas están perfectamente bien cuidadas y deseosas de ser puestas a trabajar para lograr alguna gran meta. Pero aun así, creo que a todo pastor le incumbe preguntarse: ¿Es posible que estas grandes metas sean en realidad sólo un medio a través del cual me siento validado? ¿Estoy realmente cuidando de las ovejas de Dios o las estoy utilizando como un recurso en una especie de búsqueda de realización personal? ¿Estoy haciendo realmente lo que es correcto a los ojos de Dios o estoy haciendo lo que me hace quedar bien a los ojos de mis compañeros? Dios llama a cada pastor a cuidar de las ovejas de Dios. Cualquier otra cosa que haga un pastor, nunca puede comprometer esa misión central. Hay un lugar para las metas ambiciosas, estoy seguro, pero deben venir después de que las ovejas hayan sido cuidadas apropiadamente, no antes. Si una iglesia tiene grandiosas, metas para alcanzar a la comunidad o salvar al mundo, pero la gente de la iglesia no conoce a los pastores y no es conocida por ellos, esa iglesia puede estar haciendo algo muy mal. Si la pasión de la iglesia no se centra en el cuidado de las ovejas, sino que en ponerlas a trabajar, algo ha ido mal. Cualquier otra cosa que haga una iglesia, cualquier otra manera que dirija un pastor, nunca debe hacerse a expensas del llamado esencial de cuidar a las preciosas ovejas de Dios compradas a precio de sangre.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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