[dropcap]M[/dropcap]artín Lutero comparó una vez al cristiano con un hombre ebrio tratando de cabalgar un caballo. Es una comparación cómicamente apropiada. Este hombre monta al caballo desde un lado, y pronto cae por el otro lado. Así que trepa de nuevo por ese lado, y vuelve a caer por el otro lado. Lutero quería decir que, como cristianos, estamos propensos a los extremos. Cuando no nos inclinamos demasiado en una dirección, viramos bruscamente en la dirección contraria. Una de las áreas en la que somos dados a los extremos es el área de Satanás y sus demonios, y su trabajo en este mundo. Algunos cristianos están tan obsesionados con la actividad satánica que apenas pueden hablar de otra cosa. Otros cristianos están tan ajenos a ello que preferirían no hablar al respecto en absoluto. No obstante, como es muy a menudo el caso, la Biblia nos dirige a un terreno intermedio mucho mejor donde estamos conscientes pero no obsesionados, donde estamos atentos a la actividad de Satanás pero igualmente convencidos de la victoria de Cristo. La Biblia efectivamente nos asegura que Satanás está activo en este mundo. Aunque él es un enemigo derrotado —como Lutero dijo: «Su condenación es segura»— sigue siendo un enemigo peligroso. Es como una serpiente que, aunque ha sido aplastada, sigue embistiendo en su agonía. Su mordida todavía es mortal y gotea veneno. Satanás odia a Dios y a cualquiera creado a imagen de Dios. Él ha hecho un largo e intenso estudio de la humanidad. Conoce nuestras fortalezas y debilidades. Conoce nuestros deseos secretos. Satanás sabe cómo urdir tentaciones a la medida de cada uno de nosotros. En su libro Tempted and Tried, Russell Moore sugiere una forma de pensar en la manera en que Satanás puede estar tentándote: Imagina que pudieras hacer cualquier cosa, que pudieras hacer que suceda exactamente como deseas, y luego pudieras volver en el tiempo de modo que nunca hubiera sucedido: sin consecuencias para tu vida, tu trabajo, tu familia, o el Día del Juicio. ¿Qué sería lo que harías? Lo que sea que venga a la mente podría ser un muy buen indicio de dónde se están formando tus deseos. ¿Qué harías? Tu respuesta será distinta la mía. Somos seres únicos, con deseos únicos y tentaciones únicas. En cualquier cosa que pudieras pecar sin consecuencias y sin juicio, en cualquier cosa que pudieras cumplir un deseo maligno sin temor a las repercusiones, ese es precisamente el tipo de área donde Satanás te va a tentar. En tanto que te desvía hacia el pecado, finalmente te convencerá de que puedes pecar sin consecuencias. Te convencerá de que puedes salirte con la tuya. A fin de cuentas, esa es la mentira que en todo momento les dijo a Adán y Eva; a saber, que podían pecar impunemente. Y si bien los tiempos cambian, sus estrategias siguen siendo muy similares. Allí donde pecarías si pudieras pecar, ese bien puede ser el lugar donde efectivamente pecarás cuando seas tentado a pecar.
