Como cristianos, reservamos el primer día de la semana como día de adoración. Nos reunimos como comunidades que adoran a Dios a través de lo que llamamos «servicios de la iglesia». Una de las luchas que podemos encontrar es terminar haciendo casi lo mismo semana tras semana. Podemos empezar a perder de vista la belleza de la adoración cristiana a través de la mera repetición semanal. Hoy quiero ofrecer algunas sugerencias humildes a los pastores u otras personas involucradas en la planificación de los servicios, que pueden servir para añadir un elemento de frescura a un servicio, pero sin añadir elementos que parecen desesperados, que distraen o que son claramente ridículos. Explica la liturgia. Los servicios protestantes generalmente han seguido ciertos patrones (es decir, liturgias) de modo que hay un flujo desde el principio del servicio hasta el final. Aunque esto varía según la tradición, un servicio normal puede ser algo así: Una convocatoria a la adoración lleva a un canto de apertura. El canto va seguido por una confesión de pecado que, a su vez, va seguida de una seguridad de perdón y un canto de agradecimiento. Se lee la Escritura, se ofrece una oración pastoral, y luego se sigue cantando. Luego viene el sermón que es seguido por una oración, un canto de respuesta y una bendición. De vez en cuando puede resultar útil explicar en unas pocas frases por qué los servicios de la iglesia están estructurados como lo están y, de esa manera, permitir a la gente «entrar» en la correcta disposición de una manera más consciente. Lo que puede ser muy obvio para el pastor puede ser desconocido para la congregación. ¡Déjenlos entrar! Explica un elemento de tu servicio. Cuando adoramos semana tras semana y seguimos más o menos el mismo orden en el servicio, algunas cosas que son profundamente significativas pueden convertirse en mera rutina. Por eso puede ser beneficioso tomarse el tiempo para explicarlas y dar gracias a Dios por ellas. Si una oración pastoral es parte del servicio de cada semana, tómate unos minutos para explicar por qué tu iglesia ofrece una oración pastoral, de qué se compone normalmente y en qué se diferencia de otras oraciones. Si una bendición forma parte de tu servicio cada semana, explica brevemente qué es una bendición, por qué siempre la incluyes y cómo debe recibirla la congregación. ¿Deberían inclinar sus cabezas y cerrar sus ojos para la bendición, o levantar sus cabezas y abrir sus ojos? ¡Pueden estar inseguros a menos que sepan para qué sirve y por qué es parte del servicio! Explica la predicación. Dedica unos minutos a explicar qué es la predicación y por qué ocupa una parte tan importante en el servicio. También explica por qué la predicación es diferente de cualquier otra forma de comunicación que pueda ser más familiar para la congregación: enseñanza, discursos, charlas motivacionales, disertaciones, etc. La predicación fue una vez una forma de comunicación conocida pero hoy en día no podemos asumir que las personas entienden su singularidad o entienden el regalo que es para nosotros. ¡Diles por qué es tan crucial que escuchen la predicación con las Biblias abiertas! Explica una canción. Es una gran bendición cantar las mismas canciones y, con el tiempo, encontrarlas grabadas en nuestra memoria. Esa base de datos de canciones que podemos invocar en un momento de alabanza o luto es un gran regalo. Pero en ocasiones es bueno volver a familiarizarse con nuestras canciones, y podemos hacerlo ya sea explicando por qué hemos elegido cantar esta canción en este momento del servicio o explicar la historia detrás de la canción. Muchos de los grandes himnos poseen historias inspiradoras detrás de su creación y puede ser una bendición conocer este trasfondo mientras los cantamos. Hay cinco sugerencias sencillas que pueden añadir un elemento de frescura a un servicio, pero sin convertirse en una distracción. En varias ocasiones hemos incluido cada una de ellas en nuestros servicios en la Iglesia Fraternidad de la Gracia y las hemos encontrado significativas y efectivas. Tal vez puedas considerar añadir estas, o cualquier otra parecida, a tus servicios. (Paternalmente, aquí hay una sugerencia ligeramente diferente: declarar un domingo de la amnistía de nombres. Hemos encontrado útil, de vez en cuando, declarar «el domingo de la amnistía de nombres». Cuando esto sucede, hacemos que cada persona lleve una etiqueta con su nombre y explicamos que este es un día en el que todos son absueltos de la culpa o la vergüenza de no conocer a los demás, incluso las personas que han sido parte de la misma iglesia durante mucho tiempo. En este día puedes llamar a cualquiera por su nombre sin tener la vergüenza de tener que admitir que lo has olvidado).